Capítulo 8.

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(CONTENIDO SEXUAL, SI NO OS GUSTA, NO LO LEA POR FAVOR)☺💜

Esto no puede estár pasandome.
No quiero que me toque.

Siento una de sus manos tocar mis pechos y casi por instinto logro golpear su rostro y alejarme. Me percato de mi error cuando sus ojos grises se fijan en mi. Ahora está furioso. ¿Ups?

- Oh, no debiste hacer eso.- Me toma con fuerza de los hombros y me lanza a la cama con brusquedad.

Intento escapar, pero en cuestión de segundos lo tengo sobre mi. Ésta vez los sollozos se hacen audibles y juro que puedo escuchar el golpeteo de mi corazón. Doy varias bocanadas de aire tratando de entrar en sí.

Inmoviliza mis piernas colocandose entre éstas, la desesperación se apodera de todo mi cuerpo. Entonces hago lo único que me queda por hacer, grito. Sé que es inútil, pero la esperanza de que alguien entre y me ayude, no desaparece.

- ¡AUXILIO! - Grito a todo pulmón. - ¡Por favor...ayudenme!

Recibo una bofetada por parte de Anton, sujeta con fuerza mi rostro haciendo que le mire.

- Cállate. - Gruñe.- Nadie vendrá por ti.

Mis ojos se llenan de lágrimas, siento sus manos ir al dobladillo de mi camisa y sin más, la arranca de mi cuerpo, chillo e intento cubrirme. Sus ojos evitan por alguna razón mirar mis ojos, sólo se concentra en desnudarme y mirar mi cuerpo. Sollozo asustada. Continúa quitando mi shorts y al quedar en ropa interior, comienza a besar mi cuerpo, me remuevo incómoda y grito. No me detengo, mi garganta duele. Cuando lo vuelvo a mirar ya se ha deshecho de su camisa de vestir, abro mis ojos como platos, su abdomen cubierto de tatuajes y esas abdominales podrían dejarme embobada en otro momento, ahora sólo aumentan la desesperación. Forcejeo nuevamente golpeando su pecho con mis pequeños puños.

- Por favor....no me hagas esto...te lo suplico.- Le ruego cuando se para y termina de quitarse sus pantalones quedando en boxer, retiro la mirada avergonzada.

Vuelve a mi y ésta vez si me mira a los ojos, lo que veo en los suyos me deja aterrada. Me doy cuenta de que no le doy la más mínima lástima, sólo disfruta haciendo esto, le odio. Es un monstruo.

Sólo pasan unos minutos más en los que me besa y hasta muerde mi piel, me asusta la sensación que deja en mi. Aclaro, si estoy asustada y no quiero esto, pero él hace que sienta algo más.  Eso está mal. Yo de verdad no quiero que me use de ésta forma. Abro los ojos como platos y grito cuando me quita el sostén, sus ojos ven con deseo mis pechos, entonces comienza a tocarlos y yo, yo no me rindo aún. Golpeo su rostro y hasta le pateo, gruñe y me sujeta de las manos por sobre la cabeza y mis piernas entre las suyas. La vulnerabilidad me hace caer en pedazos. Baja sus besos por mi vientre y mi piel se pone de gallina cuando comienza a quitar la última prenda que queda. Oh, no. ¡No maldita sea!

Pronto ya ambos estamos libres de ropa, él hace con mi cuerpo lo que desea, yo lloro a mares y pido a gritos que por favor se detenga.

- Shh....deja de lloriquear, italiana.- Me gruñe.

Niego.

Ya, no hay nada qué hacer...es inevitable.

Se acomoda entonces entre mis piernas, mi llanto se hace tan fuerte, me remuevo como loca, lo intento todo para librarme, pero entonces lo siento. Él lo hace, entra en mi de una estocada causando un dolor punzante. Grito desgarradoramente sintiendo la humillación. Literalmente siento que algo se rompe en mi interior. El dolor es tan grande a causa de la brusquedad, que arqueo mi espalda y aprieto mis dientes con fuerza. Arde y duele demasiado. Insoportable.

Anton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora