Capítulo 9.

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ARIA

Los días pasan tan rápido, gracias a Dios él no ha vuelto, al menos no a mi habitación. Mi pasatiempo ha sido estár frente al ventanal observando el bosque, los autos que vienen y van, también le he visto subir a sus autos y luego regresar en la noche, me causa náuseas el verlo. Siempre tan imponente y con esa imperturbable tranquilidad. He llorado, gritado y hasta golpeado cosas, pero llega el momento en que sólo me quedo en silencio, pensando en lo patética que es mi vida. Ben me trae la comida y se retira en silencio, estoy enloqueciendo por éste encierro. Mi aspecto es tan deprimente, que evito mirarme al espejo. Incluso estoy más delgada. Y cuando llega la hora de darme un baño, estoy horas bajo el agua fría.

Ya no duele, mi cuerpo ha ido sanando de los golpes que recibí y de lo de esa noche. Sin embargo, el dolor externo no se compara con el interno.

Mi mente me juega sucio imaginando como hubiese sido esa primera vez, con alguien que me amara, la ternura y el deseo que debe sentirse cuando por fin te entregas a esa persona especial. ¿Por qué yo no pude tener eso? ¡Él me violó! Utilizó mi cuerpo y fue tan brusco...lo aborrezco. 

No me inmuto cuando la puerta se abre, es Ben. Lo sé porque hace menos de media hora que vi a Anton dejar la mansión junto a aquel hombre que vi hace un tiempo.

- He traído el almuerzo, señorita.- Me avisa y yo sólo observo los árboles del bosque.- No tocó su desayuno, ¿Acaso quiere morir de hambre?

Giro mi rostro lentamente y observo la bandeja en sus manos, él mantiene su ceño fruncido y entonces mis ojos caen en su rostro. Contengo el aliento al ver un gran golpe en su mejilla. ¿Qué demonios le sucedió?

Baja la mirada.

Intenta irse, pero mi voz ronca le detiene.

- Espera...- Pido.- ¿Qué te pasó?

Se gira y con voz dura, responde.

- Eso no importa, come.- Se limita a decir.

Vuelvo a detenerlo.

- Ben...- Me mira sobre su hombro esperando a que hable.- ¿Puedes decirme...cuánto tiempo he pasado en éste lugar?

Lo piensa unos segundos y soltando un cansado suspiro, se gira mirandome a los ojos.

- Dos semanas.- Abro los ojos como platos y aprieto mis labios con fuerza aterrada.- Ahora por favor, coma algo. Me retiro.

No espera respuesta de mi parte y sólo se va.

Dos semanas....

He pasado aquí dos semanas y ni señales de papá. ¿Acaso se olvidó de mí? No, él me ama y no me dejaría en manos de alguien como Anton Márkov.

Por mi mente han pasado distintas formas de huír, incluso intenté abriendo la puerta una vez que Ben olvidó poner seguro, pero para mi sorpresa me encontré con dos grandulones custodiando la puerta. Me tomaron de los hombros y me lanzaron nuevamente al interior de la habitación. Fue frustrante.

Mi estómago ruge pidiendo comida. Creo que llevo más de un día sin ingerir alimento alguno.

Observo la bandeja que yace en la mesita de noche y mi apetito aumenta.

Tendré que comer. Me pongo de pie y camino hasta llegar a mi cama, me siento y tomo la bandeja. Sonrío al ver el gran plato de pasta que hay en el interior, también me dejó un zumo de frutas. Comienzo a comer lentamente.

(...)

ANTON

Sonrío satisfecho acariciando la cabellera de la rubia que me hace un oral. Ashley es toda una experta. Lo mejor es que siempre está disponible. Me tenso y ella lo intensifica más, mierda. Gruño y termino en su boca, ella ríe y recibe con gusto los residuos de mi reciente orgasmo. Regulo mi respiración.

Anton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora