Capítulo 4

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La sintonía del programa de radio que Hitomi solía escuchar todas las tardes, con música en inglés de tres décadas atrás, hizo eco en el lugar y yo suspiré. La lírica de la canción decía algo acerca de cómo el sol brillaba de forma distinta en el otoño. Estábamos a solo unos días del verano, no podía identificarme en absoluto con los sentimientos del cantante si el sudo de mi frente decía otra cosa.

Probé un bocado del pastel que Hitomi me había dado, dejando que el sabor familiar de las cerezas y el chocolate blanco se fundieran en mi paladar.

—¿Te gusta? —Preguntó con entusiasmo en su voz. Asentí y sonreí un poco—. Es un nuevo sabor que quiero introducir, lo llamo "idea de verano".

Hitomi era mi antigua profesora de gimnasia y me había acompañado durante los momentos más difíciles, habíamos ganado y perdido campeonatos juntas; y cuando decidimos tomar caminos diferentes, ella abrió una cafetería cerca del centro de la ciudad y yo trabajé para ella algunos días a la semana, ahora solamente me presentaba unas cuantas veces al mes como cliente, pero siempre me trataba más como una amiga y le ayudaba cuando le faltaba personal, aunque la mayor parte del tiempo lo que hacía era probar sus nuevas creaciones. Como en ese momento.

Era como una hermana mayor para mí, muy distinta de Mingxia pero muy apreciada.

Continuó hablando acerca de todos los ingredientes que había usado para llegar a su resultado final, sin embargo, dejé de escucharla cuando sonó la campanilla de entrada y mis pensamiento se centraron en la persona que ingresó por la puerta.

No sabía cómo es que su rostro me perseguía. Tal vez eran alucinaciones mías pero no tenía tiempo de tallarme los ojos y mirar una segunda vez así que mejor fui a ocultarme a la cocina, apenas a dos metros de distancias y deje que Hitomi le atendiera. Justo ese día me lo había topado junto a las máquinas expendedoras y Shinsou casi armaba un escándalo por él, solo porque se había cansado de esperar su turno.

Todoroki Shouto tenía un efecto paralizante en mí desde la primera vez que lo vi. El recuerdo de cuando nos conocimos era vergonzoso, sobre todo porque había presenciado el lado vulnerable de mí que no dejaba ver a nadie. Mirarlo a la cara era un recordatorio constante de un día que me pasaba tratando de bloquear de mi cabeza.

Probablemente él me veía como una loca ante sus ojos porque no podía estar un segundo a su lado sin salir huyendo al siguiente.

Era una cobarde, una muy ridícula.

Escuché su pedido desde mi posición y mis manos comenzaron a trabajar en él automáticamente, sin esperar la orden de Hitomi. Cuando ella llegó a la cocina para dictarme el pedido, este ya estaba listo y me miró sorprendida por la velocidad con la que lo había realizado. Sin preguntar el motivo, regresó a entregar el café, un americano para llevar, tan amargo como el recuerdo que tenía de Todoroki. Cuando volví a escuchar la campanilla de entrada me destensé.

Quizás aún no estaba lista para volver a trabajar si iba a pasar por este tipo de momentos las veces que estuviera en el café de Hitomi.

Ella miró mi expresión, notando que algo no estaba bien.

—¿Pasa algo?

Salí de mi burbuja de pensamientos y negué, no quería preocuparla con mis tonterías.

—No, nada. Todo está bien.

Nada lo estaba, ni lo estaría pronto.

Esa noche lo comprobé cuando llegué a casa y los zapatos de Norie se hallaban en la entrada. Llevaba días sin verla; no es que la extrañara en absoluto, con ella haciendo turnos extra en su trabajo mis tardes eran más amenas y por las noches me iba a la cama, leía unas páginas de algún libro y conciliaba el sueño tranquila sin sus quejas usuales de fondo.

Ashes and Glass | Todoroki Shouto|[ BNHA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora