Ashes and Glass | Todoroki Shouto｜[ BNHA ]

Capítulo 2

Pegué un brinco cuando me encontré con la soledad de la sala de profesores, pensando que me había confundido de habitación, había muchos espacios similares dentro de la academia, sin embargo, el letrero junto a la puerta decía lo contrario. Vi a una figura resurgir de uno de los sofás como un muerto viviente y me tapé la boca lo suficientemente pronto para evitar que un grito saliera de ella. Hacía unos segundos había jurado estar sola.

El profesor Aizawa tenía fama de quedarse dormido en cualquier lugar y el hecho de que estuviera ahí suponía que él debía ser el encargado de la reunión, muy para su disgusto aparentemente.

—Aizawa-sensei, ¿llegué demasiado temprano?

El hombre profirió algo semejante a un gruñido mientras se frotaba los ojos con ojeras demasiado visibles debajo de ellos, casi me arrepentía de haber interrumpido su momento de paz. La puerta se abrió de nuevo y en vez de un estudiante el director Nezu entró con pasos ligeramente audibles.

—¡Yo también estoy aquí! —Su voz era atronadora en comparación con su tamaño, y aún si no le miraba como a una autoridad escolar, no dejaba de parecerme aterrador. Me hizo señas hacia el sofá donde se hallaba el profesor Aizawa—. Sadame-kun, ven, toma asiento. Hay algo de lo que debemos hablar.

Le miré confundida. De repente, el hombre que continuaba tratando de espabilar suspiró, esperando lo que venía.

—Pero los demás no han llegado. —Sentí un silencio pesado caer sobre el aula e intenté explicarme—. ¿No es una reunión de representantes de clase...?

El director le lanzó una mirada irritada al profesor y vi una vena marcarse en su entrecejo. El último evadió cualquier pregunta sacudiéndose el hecho de que había mentido de encima.

—El objetivo era no llamar la atención.

—Claro. —El director hizo una pausa, mostrándose pensativo y después animado nuevamente—. Como sea, Sadame-kun, ¿no quieres una taza de té?

Sinceramente, estaba perdida. La escena me parecía de lo más hilarante pero también me sacudía por dentro, como un volcán que estaba a punto de explotar, con dudas. La tetera humeante colocada cuidadosamente sobre la mesa me incitó a sentarme como me habían indicado. Dejé salir todo el aire que tenía contenido, sin embargo, el nudo en mi estómago continuaba enredándose con los segundos que pasaba en intriga.

Mis nervios eran tales que había obligado al hombre de cabello negro a pronunciar algo que él consideraba tranquilizante:

—No es nada malo, deja de arrancarte las uñas.

Aposté mis manos a mis costados mientras asentaban una taza donde pudiera verla, aunque era casi imposible con mi cabeza mirando al suelo y contando las baldosas hasta la puerta.

—Como el Señor Aizawa dice, no hay nada de qué preocuparse. Al contrario, son buenas noticias.

Alcé la cabeza y agudicé mis oídos, esperando más palabras.

—Hemos llevado una alta vigilancia sobre tus calificaciones y el rol que has tomado dentro de tu clase, además de la participación que realizaste dentro del Festival Deportivo, para llegar a la conclusión de que queremos darte la oportunidad de ingresar al curso de Héroes el semestre entrante.

Si era posible que el tiempo pudiera detenerse por unas cuantas frases, esas serían las que el director Nezu acababa de pronunciarme. Sentía que el piso debajo de mí había desaparecido y me faltaba la respiración, la poca tranquilidad que había reunido se había esfumado y me sentía impaciente por saber cuál sería el costo de tal cambio en mi vida.

Tragué duro y miré el paisaje fuera de la ventana. Realmente tenía miedo de estar soñando.

—¿Y qué debo hacer? —Estaba segura de que la voz me temblaba, no sabía si de la emoción o de algún sentimiento similar al temor.