Capítulo 7

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El resto del fin de semana me la pasé tirada en el sofá de la sala, sacándole provecho a la televisión por cable u observando cómo mi madre hacía su lucha por aparentar ser una madre normal y no una trabajadora del gobierno que regresaba hasta altas horas de la noche. La otra parte del tiempo estudiaba y terminaba tareas pendientes, mientras esperaba que mi celular sonará con un mensaje de Mingxia. Ahora la mayor parte del chat eran mensajes míos.

Por las noches me secaba las lágrimas antes de dormir para no despertar con los ojos hinchados. Me dolía que ni siquiera eso pudiera recuperar de mi antigua vida.

Tenía una cama decente y comida en mi plato todos los días pero me había costado una hermana. Bien dicen que no puedes tener todo lo que quieres.

Escuché la puerta de la que ahora era mi habitación abrirse lentamente, se suponía que ya debería estar durmiendo siendo casi media noche, pero mi mente seguía despierta y me era complicado conciliar el sueño. Cerré los ojos y fingí estar dormida, suplicando que mi cuerpo no hiciera ningún movimiento que me delatara.

Sentí el lado izquierdo de mi cama hundirse y una mano rozar mi mejilla suavemente, acomodando un mechón de cabello suelto detrás de mi oreja. De repente mis párpados se volvieron pesados, por último escuché un pequeño sollozo y un beso en la sien terminó por arrullarme.

Desperté con mi alarma la mañana siguiente, todavía con la sensación de la caricia en mi mejilla presente, pensé que había sido un sueño hasta que ví las llaves del auto de mi madre asentadas en la mesita de noche; decidí regresarlas a la sala sin que ella se diera cuenta para que no sospechara que la había escuchado llorando la noche anterior.

Era lunes de nuevo, y uno muy diferente al de la semana anterior. Por fin podía regresar a la escuela sin necesidad de escaparme, la horrible venda de mi cabeza ya no estaba,

mi madre -mi verdadera madre- preparaba el desayuno mientras se alistaba para ir al trabajo. Nunca me imaginé estar en dónde estaba. Me senté a la mesa con el uniforme ya puesto, sabiendo que tenía que llegar al menos una hora antes para unirme al entrenamiento con el profesor Aizawa, estaba consciente de que muy probablemente no tendría piedad conmigo teniendo en cuenta todos los días que me había perdido.

Comí solo lo que creía necesario para no desmayarme ni vomitar a la mitad de la práctica y mi madre se sobresaltó por eso.

—¿No tienes hambre?

—No mucha—. Mentí, tomando el resto de mi jugo. Me levanté y me colgué la mochila al hombro, arreglándome el cabello hice amago de retirarme—. Me voy, nos vemos luego.

—No, yo te llevo, ¿acaso no entras más tarde? —preguntó extrañada.

—Me gusta entrar una hora antes para repasar las materias del día.

Alzó una ceja, confundida. Siendo honesta yo tampoco me lo creería, no conocía a nadie en mi curso que ansiara entrar una hora antes a clases solo para estudiar.

—Okey... Espera un minuto mientras voy por mi bolso, te llevaré.

Le sonreí, rememorando el beso en la frente que me había dado. No era tan mala como mi imaginación la había pintado durante años, al fin y al cabo era humana y sentía y cometía errores como todos, como yo.

De camino a la escuela colocó una estación de radio para aminorar la tensión, no era música que yo escuchaba pero se parecía mucho al gusto musical de mi padre. Mi madre tamborileaba los dedos sobre el volante siguiendo el ritmo de vez en cuando. Sonrió un poco, nostálgica.

—Esa canción es parte de una película... —Se detuvo a ella misma, no estando segura de si continuar o no, sin cambiar su sonrisa triste— ... una película que a tu padre y a mí nos gustaba ver mucho, la vimos en el cine tantas veces que nos aprendimos los diálogos de memoria. Él realmente amaba esta canción.

Ashes and Glass | Todoroki Shouto|[ BNHA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora