Amantes

21.9K 182 0
                                    


Arrojo el celular sobre la mesa con más fuerza de la que pretendía. Siempre era lo mismo, siempre había algo que hacer. Siempre un reunión con los amigos. Me canse de ser plantada cada día. No recuerdo la última vez que me sentí bien como mujer. Mis amigas siempre dicen que necesito un buen polvo. Yo me reía por sus locuras. Pero muy en el fondo sabía que estaba frustrada. Que a mí ya ex novio no le importaban las necesidades que tenía. Solo le importaba él. Suspiro frustrada. Necesitaba en ese momento sentirme sexy, atrevida. Quería sentirme deseada. Mirada por un par de ojos. Ser devorada intensamente por la mirada de un hombre que me deseara realmente.

Tomo la copa de vino tinto que he estado tomando toda la noche y me deshago del vestido rojo carmesí con el que pretendía sorprender a mi novio o ya actual ex novio. El vestido cae a mis pies con un susurro y solo quedo con mis diminutas bragas y sostén de encaje color rojo y medias y liguero a juego. Me dirijo al espejo y me coloco frente a él. Miro mi reflejo observando cada detalle de mi cuerpo. No era flaca pero tampoco gorda. Mi cuerpo estaba dentro de las medidas que yo consideraba exactas. La lencería me hacía ver sexy. Caliente. Entonces no entiendo ¿Por qué no me sentía así? ¿Por qué no me deseaba?

Acaricio lentamente el camino de mis pechos hasta el abdomen. Sintiendo como mi piel se sensibilizaba ante ese toque. Mi cuerpo completo reacciona. Reproduzco la escena en las que unas manos me acarician lentamente la espalda. Trazando pequeños círculos mientras siguen el camino de mis caderas y se desvían hacia mi abdomen. Anhelaba el rose de unas caricias en mi sexo. Introduzco lentamente las manos dentro de mis braguitas y puedo sentir el calor que desprenden. Justo cuando intento llegar al punto que tanto anhelaba, la energía eléctrica se va. Más frustrada y excitada que antes, camino a la sala y tomo una lámpara de gas antigua que tengo para estos casos. Enciendo la mecha en el mismo momento que llamaban a la puerta. No esperaba a nadie, me dirijo hacia ella y al abrirla mis ojos se topan con una visita inesperada.

De todas las personas que me habría imaginado, jamás pensé encontrar a mi caliente y sexy vecino parado tras mi puerta. Lo devoro con la mirada, y de repente la temperatura aumenta varios grados. Lo que antes era solo una chispa se había convertido en el inicio de un incendio. Llevaba deseando desesperadamente a mi vecino desde que me había mudado.

En varias ocasiones había fantaseado con él tocándome y acariciando mi cuerpo y aquí estaba, frente a mi puerta mirando mi cuerpo con tanto deseo que pensé que me derretiría con solo un minuto más de mirada. Lame sus labios mientras mira de arriba abajo. La luz de la lámpara reflejaba su cuerpo haciendo lucir más sexy. De repente, no sé qué paso, solo quería sentir sus labios contra los míos. Antes de que lograra articular alguna palabra me acerco a él, como si de una pantera se trata, y tomo lo que deseo. Mi pulso se dispara mientras intento sujetar la lámpara para que no se cayera de mis manos pero es en vano, resbala como si se tratara de una mantequilla.

Cae al suelo con un sonido metálico apagando la mecha y sumiéndonos en una oscuridad. Mis manos encuentran su pelo sintiendo la suavidad con la que se hunden en él. Sus labios saben a menta y me deleito con la combinación de sus gemidos. Mi cuerpo está en llamas. Lo arrastro hasta el interior de mi departamento y cierro la puerta mientras disfruto las envestidas salvajes de su legua en mi boca. Me aparto de él, el suficiente tiempo para quitarme el camisón de seda justo en el momento en el que la energía volvió. Delante de él con mi lencería color rojo miro como sus ojos admiran mi cuerpo.

- Te ves...- no le salen las palabras- caliente.

Mis piernas se cierran automáticamente al escuchar el tono ronco de su voz y al ver el bulto que se formaba en sus pantalones. Se acerca lentamente a mí y me rodea como si intentara descubrir el secreto de mi cuerpo. Toma un mechón de mi pelo en sus manos y se lo lleva a la nariz.

Atracción EróticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora