No te resistas

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Aquel día en la oficina, había sido más estresante que nunca. Supongo que llevaba ya varias semanas así. No sabía si eran las hormonas o simplemente había llegado al punto en que todo me afectaba. Quizás llevaba demasiado tiempo sin sexo y mi cuerpo me estaba dando una alerta, la cuestión era, ¿Con quién? No es que sea una belleza, ni tampoco era fea, había hombres que me deseaban, el problema era que mentalmente estaba bloqueada, ningún hombre podía despertar en mí ese sentimiento de deseo, al menos ninguno que fuese fácil tener. Lo que tenía, más bien era un sentimiento pasajero que se iba en cuanto los besaba o en cuanto habla con ellos. Supongo que todos esos libros estaban convirtiéndome en una persona demasiado exigente. O quizás sea asexual, aunque sería absurdo puesto que el sexo siempre ha formado parte de mi vida, solo que no con la frecuencia que me gustaría. Ni con la persona que te gustaría. Murmuro una molesta voz en mi cabeza. Ignore el pensamiento.

Miro la hora en la Pc y suspiro pesadamente. Se supone que era hora de salir de aquello, pero debía acabar un trabajo que me habían solicitado. Intente tomar con calma el transcurso del día y liberar mi cerebro de toda la carga, al menos ya no quedaba nadie en la oficina a aquella hora de la noche y podía trabajar más tranquila. Tranquila de todo el estrés que se acumulaba en el día.

Para cuando levante la cabeza del computador ya eran pasadas las diez de la noche. Suspiro, bien. Ya era hora de irse. Me levanto y estiro para liberar un poco de la pereza. Apago el computador y recojo todas mis pertenencias. Mañana dormiría un poco más de la cuenta. Ser Gerente de Compras hacia estragos.

Justo cuando iba a llamar el ascensor, recordé que mi jefe, el Sr. Dalton, me había solicitado un informe para mañana temprano sin falta. Coloque la cabeza sobre las puertas de hierro del ascensor y sopese que tanto necesita aquel trabajo. Por suerte, la mayor parte de las informaciones las tenía ya listas, gracias a mi sentido de adelantarme a cualquier solicitud.

No me tomo más de quince minutos completar todo el informe. Genial. Ahora podía dormir hasta tarde. Camine, más bien corrí hacia el ascensor y apreté el botón de la planta siete, donde se encontraba el despacho. Mirian, su asistente se encargaría de entregarlo en cuanto llegara. Camine a través de la espaciosa sala de recepción y coloque la carpeta sobre el escritorio colocando un post it rojo. Era una forma de mensaje entre ella y yo para saber la urgencia de las informaciones.

Camine devuelta al ascensor para apresurarme y poder encontrar mi lugar de comida favorito abierto. Justo cuando se abrían las puertas mis ojos se toparon con los de color gris de mi jefe. Y como había hecho en los cuatro últimos meses que los había visto, mi pecho se contrajo con nerviosismo y mi piel ardió de deseo. Me esforcé por no parecer una gatita en celo, aunque no estaba lejos de la realidad.

- Buenas noches Lía- dijo con su voz gruesa. Esa voz que hacia estragos en todo mi cuerpo.

- Buenas noches Sr. Dalton- dije devolviéndole el saludo. Mi voz salió más ronca de lo que pretendía. Aclare mi garganta para continuar.- Que sorpresa verle por aquí a esta hora.

La verdad es que lo era. Nunca me había chocado con él. Casi siempre me quedaba hasta tarde a terminar trabajos que necesitaban un grado de concentración muy alto, cosa que no tenía en el día. Me parecía bastante extraño que estuviera aquí. Sabía muy poco de su vida, solo que era soltero, no les daba mucha información a las personas de la empresa con relación a su vida privada.

- Olvide unos documentos que debía revisar esta noche- explico. Su mirada nunca abandono la mía. Una mirada intensa y dudaba mucho de que hubiese olvidado algo. Aquella mirada era de algo más oscuro y sensual. Tenía que salir de allí, o no respondería a sus actos.

Atracción EróticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora