𝟬𝟬𝟰 lord ben

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CAPÍTULO CUATRO:Lord Ben

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CAPÍTULO CUATRO:
Lord Ben.

      Una profunda ira creció dentro de Abigail al observar cómo un hombre golpeaba brutalmentr a otro que intentaba recuperar a su esposa

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      Una profunda ira creció dentro de Abigail al observar cómo un hombre golpeaba brutalmentr a otro que intentaba recuperar a su esposa. El hombre cayó al suelo de lo fuerte que fue el impacto y la niña se acercó a su padre.

    — ¡No te preocupes! ¡Te encontraré!—, prometió con un grito el hombre mientras la niña gritaba por su madre. La mujer les observó desde el carro que se la llevaba, probablemente intentando guardar en su memoria cada detalle del hombre al que ama y su fruto de amor.

    Abigail notó que Lucy hacía lo posible para aguantar las lágrimas, pero acabó viéndose obligada a limpiar sus ojos con la manga de su vestimenta. La morena intentó acercar su mano a ella, pero la cadena resonó en cuanto se vio forzada y no llegó ni a tocarla. El fauno a su lado le observó un momento antes de volver a bajar la mirada al suelo.

    Abigail siguió observando en silencio cómo obligaban a las personas a subir a una pequeña barca y, en cuanto ésta salió a flote, el cielo se oscureció y los truenos resonaron. Una neblina verde emanó del propio mar, apareciendo de la nada y rodeando las barcas. En cuanto la neblina se esfumó, también lo hicieron los pequeños botes junto con las personas.

    — ¿Dónde están?—, preguntó Abigail a nadie en particular —. ¿Qué les pasó a las personas?

    —Es un sacrificio—, contestó en un susurro el fauno a su lado, Abigail le miró y el narniano pareció sopesar la idea de contarles antes de continuar —. Nadie sabe a dónde fueron. La neblina apareció por primera vez en el este, pescadores y marinos desaparecían en el mar. Los lores habían prometido destruir la fuente de la neblina. Todos zarparon, pero ninguno regresó.

    — ¿Los lores?—, repitió Abigail —. ¿Los lores de Telmar?

    El fauno asintió —. Sí, pero no deberían preocuparse por ello. Si no son vendidas, serán otorgadas a la neblina... aunque dudo mucho que nadie las compré. Después de todo son mujeres y, con respeto, de buen aspecto.

    Abigail le dedicó una suave sonrisa al fauno. A pesar del horrible momento que estaban pasando, agradecía el respeto y amabilidad que le presentaba aquel narniano. Pero aquella sonrisa se esfumó cuando un hombre se acercó a ellos y tomó bruscamente a Lucy, soltándola y obligándola a caminar sobre un podio para que pudiera ser vendida.

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