𝟬𝟬𝟴 the allure of darkness

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CAPÍTULO OCHO:la atracción de la oscuridad

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CAPÍTULO OCHO:
la atracción de la oscuridad.

      —Yo dudo que los lores pasaran por aquí—, negó Reepicheep, parado en la punta de la barca —

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      —Yo dudo que los lores pasaran por aquí—, negó Reepicheep, parado en la punta de la barca —. No hay seña de seres vivientes. 

    —Cierto—, asintió Caspian mientras remaba —. Cuando desembarquemos, busquen agua y comida. Nosotros cuatro buscaremos pistas.

    —Será nosotros cinco—, corrigió Eustace y todos se giraron a verlo —. Por favor, no me vuelvan a mandar con la rata.

    — ¡Te oí!—, canturreó Reepicheep.

    —Orejotas—, murmuró Eustace.

    —También oí eso—, repitió Reepicheep, causando la risa de los demás.

    —Oye, Reep, si oyes todo, tal vez Eustace tiene razón—, sugirió Abigail, provocando que Reepicheep le viera y soltara una carcajada mientras negaba levemente con la cabeza.

    —Vamos, descarguen todo—, pidió Caspian una vez que llegaron a desembarcar. Se ayudaban los unos a los otros para bajar las cosas y, así, hacerlo más rápido.

    Una vez que terminaron, Caspian, Edmund, Lucy y Abigail se dedicaron a investigar los alrededores —. ¡Miren! No somos los primeros en llegar aquí—, exclamó Caspian, señalando las sogas que estaban atadas y llegaban hasta el fondo.

    — ¿Los lores?

    —Podrían ser—, asintió Caspian antes de tirar una piedra por el agujero. La pequeña roca tardó un largo rato hasta que se escuchó que golpeara el fondo —. ¿Qué creen que habrá allí?

    —Vamos a averiguarlo—, animó Edmund.

    A pesar de las quejas de Abigail, Edmund fue el primero en bajar al agujero. No importaba cuántas veces la chica exclamara lo peligroso que podía ser, el azabache no parecía prestarle atención a sus reclamos con tal de impresionarla.

    Una vez que el chico tocó fondo, el resto le observó antes que él se adentrará a la cueva. Entonces, Caspian sostuvo la cuerda mientras Abigail bajaba y, en cuestión de minutos, los cuatro se encontraban ahí abajo.

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