*Capitulo 39*

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Capitulo 39:

- Kellin...-traté de decirlo.
- Vez no puedes -dijo. Claro que si podía decirlo, pero sería una total mentira. 
- Puedo odiarte mucho más... te odio mucho más -declaré- pero no te puedo amar menos.
Sonrió, odiaba su estúpida sonrisa, ese hoyuelo en su mejilla, odiaba cómo me veía, odiaba cómo acomodaba su cabello, lo odiaba completito. Pero lo amaba más.
- ¿Y eso es bueno? -preguntó.
- Si lo quieres tomar así si, en cierta parte -dije y llegó el autobus.
- Las damas primero -movió su brazo dandome el paso.
- Bueno, lo caballeroso aún lo tienes -dije y entré.
Subí y el tipo del autobus de nuevo sonrió.
- Creí que habían terminado, Dios... que bueno que no -dijo enamorado de la relación que teníamos Kellin y yo. Solo me sonrojé y caminé hacia el fondo.
- ¿Me puedo sentar contigo? -preguntó el chico de rulos.
- ¿Me queda de otra? -pregunté al ver que todo el bus iba lleno.
- Suenas como si fuera el demonio o algo así -dijo sentandose.
- Lo eres -dije riendo, esperen... ¿por qué reía? Acomodé mi garganta y miré por la ventana. 
-Eres mala -dijo y yo sólo respondí con un ''Ja''.- Aún así te amo -dijo y beso mi mejilla, me quedé perpleja y seguí mirando la ventana. Un suspiro salió de entre mis labios, ¿qué me estaba pasando? Me abracé a mí y pegué mi cara a la ventana, no quería pensar más en él. Pero estaba detrás de mí. Lo peor de todo, es que no podía hacer nada, su perfume que tanto me encantaba impregnaba mis fosas nasales, su dulce y ronca voz cruzaba por mis oidos y su bello rostro pasaba por mis ojos. Simplemente lo extrañaba y demasiado pero también tenía que pensar mucho, yo no le doy una segunda oportunidad a cualquiera. Pero al mismo tiempo, él no era cualquiera, él era Kellin, MI Kellin. Frustrada agaché la cabeza y sentí cómo él me rodeaba con su brazo atrayéndome a su pecho. Me undí en él, como si no fuera más doloroso. Siendo masoquista impregnándome más de su aroma y de la suavidad de su cuello en la piel de mi cara. No quería hablar y si él rompìa este silencio lo arruinaría. Discretamente asomé mis ojos un poco y él sonreía victorioso, sus hoyuelos se le marcaban, eso me hacía sentir muchas cosas en mi estomago, y por alguna razón cuando el sonreía de esa manera, me lograba poner roja. Seguí así por un rato más, lo necesitaba y él también. El autobus paró y sin decir nada, me levanté y salí. Kellin era listo, no me detuvo, simplemente disfrutó de ese pequeño regalo que nos dimos ambos. Caminé hacia mi casillero y al abrir la puerta me encontré con un papelito con la torre eiffel dibujada. No decía nada, solo me pareció bonita y la dejé en la puertecilla. Por mi cabeza pasó ¿quién la habrá dejado allí? pero quizas mi memoria esta empezando a fallar y yo la dejé. Tomé mis libros y entré a mi aula. 

- ¿No te enseñaron los colores gorritos? -dijo Marie una plastica más. Creo que se refería a mi forma de vestir ya que el gorro que traía no combinaba.
- No, así como a ti no te enseñaron las letras -dije mientras me sentaba y veía al frente.
- Uy, creo que el hecho de que te haya dejado tu perro guardian, te afecto un poco -comentó Trisha a lo lejos, como me enojaba que le dijera así a Kellin.
- Kellin no es ningun perro guardian -dije entre dientes.
- Pero te cuidaba como tal, es una pena que tú misma lo hayas espantado -dijo cuando se sentó a unas bancas de distancia.
- No es mi culpa que tu hayas estado en celo y te le hayas encimado a mi novio -dije firme y se escucho por todo el salón un ''uhh''.
- Ah -respondió con una sonrisa- si tanto lo amas no lo hubieras dejado ir tan fácilmente -dijo ella también muy segura- al contrario, hubieras luchado. Pero huiste cual gallina, solo a lloriquear en vez de luchar y dejarme claro que es tuyo. No, hiciste exactamente lo opuesto -dijo altanera- lo dejaste solo e indefenso... conmigo. 
Me pusé de pie y la miré.- Que te quede claro Baker que no sabes ni siquiera lo minimo sobre mi vida. Ah y por si no lo sabías Kellin me ama, a ti nunca te amara -dije defendiendome.
Eso le dolió, lo pude ver en su rostro, pero solo tragó saliva y recuperó su simple mueca-. Bien... eso ya lo sabía -dijo y yo sonreí-. ¿Qué importa? 
- Se que lo haces, por qué no soportas verlo con otra que no seas tu, ni mucho menos con una nerd y rara que siempre usa gorritos y ropa barata -en cierta parte era cierto lo de la ropa.
- Tu que vas a saber -dijo ella.
- Se te nota -sonreí y me volví a sentar.
- Creo que ha sido suficiente señorita Maslow , ha sido lo suficientemente clara, salga del salón -pidió el profesor. 
- ¿Yo? -pregunté incrédula.
- Sí, usted fue quien se levantó de su lugar, aquí tiene su nota rosa -dijo entregándome la de detención. Tomé el papel y salí del salón, siempre dije que detención era mucho mejor que estar ahí dentro. Toqué la puerta y le entregé el papel al prefecto Jones.

- ¿De nuevo Maslow ? -dijo firmandolo.
- Sí -respondí mientras me sentaba a unas sillas de distancia- sentí que me extrañaba por eso vine a visitarlo -sonreí y él también.
- Tienes detención hasta el almuerso -dijo y yo asentí. Genial estaría 3 horas aquí, saqué mi celular y no me dí cuenta que había un mensaje de Kelin, lo abrí.- ''Pret à voyager? Je t'aime Kellin.'' (Trad: Lista para viajar? te ama Kellin) 
Okey eso fué muy raro, ¿acaso le cambió de idioma a su celular o que quiere decir con eso?
-¿Qué rayos quieres decir con esto? –envié mientras suspiraba. No entendía nada de lo que él últimamente me estaba diciendo. Supuse que era frances por el Je t'aime. No sabía que Kellin hablaba frances, aunque lo más probable es que haya usado el traductor, reí.
- Es frances cariño, no te vendría mal comprar un diccionario o aprender un poco c; -recibí. ¿Para que quiero aprender? no planeo ir a Francia ahora.
-Ya déjate de tus sorpresitas Quinn –envié y me recosté en la banca, lo cual el prefecto no dijo ni una palabra, ya me conocía, así que no se oponía a mi comportamiento
- Sólo fue una sugerencia cariño, algun día me agradeceras -recibí, y todo esto era tan confuso, decidí ignorarlo y ya no contestarle. Quedé dormida en la butaca, cuando sentí que alguien trataba de quitar mi gorro, en ese momento desperté.
- Tranquila -dijo él con media sonrisa- sabía que era la forma más rápida de despertarte, en lugar de despertarte con besos -dijo mientras se sentaba frente a mí-. ¿Estás bien? 
- ¿Que haces aqui? -pregunte mientras tallaba mis ojos.
- Digamos que no hice mi proyecto de fisica -rió por lo bajo.
- Tu muy mal Quinn -dije.
- Bueno, mi tutora no me ha dado clases, así que me declaro culpable -dijo mientras sonreía a medias.
- ¿Resulta que ahora sabes frances eh? -dije levantando la ceja.
- Si, claro ¿tu no? -preguntó.
- ¿Por qué de repente me encuentro con Francia en todos lados? -pregunté confundida.
- Casualidad -dijo él. Yo lo miré extrañada y el sonrió.
- Bien, pensaré eso -dije.
- ¿Espera si eres tu? -dijo tocando mi cara.
- ¿Porque no sería yo? 
- Es que han pasado -revisó su relog de mano-. 2 minutos y no he recibido ningun insulto de tu parte -dijo riendo.
- Callate, no lo arruines -pedí y él solo sonrió a medias aún con sus manos en mi cara. 
- ¿Lo arruinaría si te besara? -preguntó.

Nuestro Pacto (Kellin Quinn y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora