Capítulo 2: El encuentro y salvando vidas

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Narrador Satine:

Después de desempacar nuestras cosas, en la noche fuimos a cenar con nuestra familia, la verdad es que no es nada agradable estar con mi futuro esposo, que la verdad, yo no puedo considerarlo esposo; más bien, es como mi nuevo dueño, que nada más me tiene por ser bonita y lo mismo pasa con mi hermanastra Padmé. Nuestra madre, decidió esta unión con estos hombres, para que saliéramos de la quiebra, pero eso no nos dejaría libres para siempre; cada cosa que hacemos, es criticada o por ella o por nuestros prometidos, la verdad es que adoraba a mi padre, pero desearía que hubiera confiado más en sus trabajadores iniciales, que en los patrocinadores que decían "ayudar a la empresa", lo cual, se terminó convirtiendo en un robo gigantesco. 

Padmé: - Ha, otro día en el barco de la tortura, hermana - dijo terminando de arreglarse para ahora en la comida, hoy nos presentaríamos ante los dueños y creadores del Titanic, la verdad es que no me caen mal los dos, el arquitecto es muy buena persona y el dueño de la idea y patrocinador, es bueno, pero luego se le sube la fama por encima de su cabeza - odio tener que convivir con mi prometido, ¿sabes lo que me dijo ayer en la noche, cuando llegamos a la recepción? "Ay querida, ya me estaba preguntando en ¿qué momento se dignarían en deleitarnos con su belleza?" - trataba de imitar la voz arrogante de su prometido. 

Satine: - Lo sé, mi marido casi no me jala a la fuerza, de no ser porque estaba enfrente de varios dignatarios importantes....y nuestra madre como siempre, "descuiden queridos, Satine y Padmé, no se tardarán la próxima vez" - dije terminando de ponerme mi maquillaje. 

Padmé: - Rush, es un arrogante, mediocre y engreído, no entiendo cómo es que a mi madre se le ocurrió ponerme con él y a ti, Pre-Vizla, casi parece un gorila que nada más controla su ira para quedar bien - dijo terminando de arreglar su tocado. 

Satine: - Ash, ni me lo recuerdes, creo que eso es lo único que saben hacer esos hombres.....la verdad, de no ser porque estamos en un barco, créeme que ya me hubiera escapado....te soy sincera, a pesar de estar comprometida, siempre me la paso soñando con encontrar a un hombre que me ame....con el que sea totalmente, capaz de escaparme de esta vida de ricos y ser libre finalmente, no me importa de qué clase sea, pero que sepa valorarme por lo que soy y no por lo que aparento ser, ni por ser un rostro lindo - ella, suspiró poniéndose de pie, de alguna forma sé que ella también quiere lo mismo; sin embargo, ella es la más realista y a mí, me consideran la soñadora. 

Padmé: - Lo sé, Satine, yo también he pensado en eso, desde que nuestra madre decidió comprometernos....pero, hay una realidad, ninguna de nosotras quiere vivir sin nuestros lujos o al menos, necesitamos algo para salir adelante y por más que odie decir esto, no quiero dejar a mi madre sola - dijo girando sus ojos - no lo considero correcto, por ahora - y en eso, regresé a la realidad de las cosas y me tuve que resignar a esta misión, luego, alguien tocó la puerta.  

Anne: - Señoritas, sus prometidos las esperan en la puerta - ambas suspiramos y nos encaminamos a la puerta. 

Satine: - Gracias, querida, puedes tomarte el día, nos vemos en la noche - ella, asintió y esperó a que nos fuéramos. Al llegar al restaurante y a nuestra mesa, vimos que estaba nuestra madre, los dueños y una mujer llamada, Dalia, que es muy conocida, por ser esposa de un hombre, que encontró oro en África. 

Sr. Andrews: - Sra. Amidala, un gusto en conocerla....la señora Dalia, nos ha hablado mucho sobre usted y sus hijas - dijo besando nuestras manos, a ellos eran a los únicos que les sonreíamos con gracia. 

Jobal: - Satine, no es mi hija en realidad, pero cuando murió su madre, me encariñé con ella - sólo pude fingir una sonrisa, porque sí si me quiere de verdad, pero cuando se trata de asuntos como este, ella sabe disfrazar bien su hambre de dinero. 

Amor en el TitanicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora