➸ Díez

760 74 11
                                    


Narra Jos:

— Me traes loco, pecoso — susurró y mordió suavemente su oído, logrando que el rubio mordiera su labio para evitar que escapara un gemido de su boca.

Lo tomó de la muñeca, lo atrajo hacía él y comenzó a besarlo con necesidad, deseo. Él correspondió mi beso con la misma intensidad, segundos después se alejó unos centímetros de mí.

— Te deseo... te deseo tanto Jos — susurró a su oído y rozó con sus labios el cuello del pelinegro Alonso

Lo tomé de la mano y salimos del parque.

(...)

Llegamos a su departamento, una vez ya adentro lo acorrale contra la puerta y empecé a besarlo con desesperación.

Mordí fuertemente su labio sacándole un gemido, comencé a bajar lentamente por su cuello y lo llene de besos y mordidas, gemidos comenzaron a escapar de su boca. Lo tome por la cintura, salto de un brinco y enrollo sus piernas sobre mis caderas y sus brazos sobre mi cuello.

Esquivando todo a nuestro paso logramos llegar hasta su cuarto, nos  dejamos caer sobre su cama, quedando sobre él.

Le fui quitando la chamarra y luego su playera, comencé a lamer cada centímetro de su pecho y después sus pezones; terminando con una mordida.

— ¡Ahhh! Uhmm... Jos — arqueo su espaldaAlonso

Inconscientemente mordi mi labio.

Alonso hizo un movimiento rápido e inesperado quedando sobre mí, y su trasero rozaba contra mi miembro.

Comenzó a quitarme la chamarra, luego la camiseta hasta quedar mi torso al descubierto, dejando húmedos y delicados besos sobre este. Segundos después Alonso se encontraba quitándome el pantalón.

Me giré quedando de nuevo sobre él y empecé a quitarle la ropa que faltaba; sus pantalones, podía ver a través de la tela de sus bóxers su miembro erecto. De un tirón se los quite.

— ¡Ahhh! — Alonso

Tenía los ojos ligeramente cerrados, una pequeñas gotas de sudor resbalando por su frente, su rubio cabello revuelto. Eso aún más prendía.

Tome su miembro entre mis manos y comencé a masturbarlo, lentamente y poco a poco fui subiendo la intensidad. Sin que se lo esperara metí rápidamente su miembro entre mi boca.

— ¡Aghhh! Jo... Jos ¡Uhmm! — Alonso

Comencé a chuparlo como si se tratara de una paleta, luego más intensamente, mientras sus manos se enredaban en mi pelinegro cabello. Estaba a nada de correrse.

— Date la vuelta, bebé — Jos

El rubio lo obedeció, quedando su pálido y bien formado trasero frente a mí. Le dí una nalgada y éste se quejo.

Puse una de mis manos sobre su trasero y comencé a sobarle su rojo glúteo. Roce con mi lengua su entrada.

— ¡Ahhh! ¡Jo.. Jos! Espera no... No hagas e... ¡Ahhhh! — Alonso

Metí mi lengua lo más profundo que pude, haciendo que las piernas de Alonso temblaran de placer. Ya que estaba bien lubricado metí mi dedo índice, provocando que soltara un fuerte gemido. Las ansias me comían así que metí dos dedos más.

— ¡Ahhh! ¡Uhmm... Jos! te... te quiero dentro... dentro de mí — Alonso

— Está bien, bebé — se quito el bóxerJos

Mientras Alonso se cambió de posición, quedando esos preciosos ojos color avellana del pelinegro mirándolo fijamente.

Jos es mi hombre y yo soy de él, quiero entregarme de nuevo a él de todas las formas existentes y posibles. Y las que no, quiero inventarlas... crearlas con él.

— Quiero que me mires mientras lo hacemos... A lo mejor aún te causará dolor bebé, así que si pasa solo dímelo — Jos

— Asintió con la cabeza — Alonso

Comencé a rozar su entrada con mi miembro, ambos gemimos y sin darle tiempo de recuperarse me adentre en él.

— ¡Ahhh! pe...pecoso — Jos

— ¡Ahhh! Haz... hazlo des...despacio Jo... Jos — con voz roncaAlonso

Comencé a penetrarlo lentamente hasta que fuimos tomando ritmo, luego comencé a aumentar la velocidad.

— Jo... Jos ¡Ahhh! Más... más rápido — arañando las sábanasAlonso

Lo obedecí y lo penetre con más fuerza, hasta que Alonso soltó un fuerte gemido que arqueo su espalda.

— ¡Uhmm...! ¡Jos! — Alonso

— ¡Oh... pecoso! — con la respiración agitada y gotas de sudor resbalando por su pecho — Ponte... ponte en cuatro, bebé — Jos

Alonso lo obedeció, comencé a adentrarme de nuevo en él y masturbando su miembro. Las embestidas eran cada vez más rápidas e intensas, provocando que ambos estallaramos en placer.

— ¡Jos! Cre... creo que... que me vendré ¡Ahhhh! — con las mejillas rojas y gotas de sudor resbalando por su frenteAlonso

— Aún no, bebé. Aguanta un poco más — Jos

Seguí penetrándolo hasta que ya no pude más y terminé corriendome dentro de él, Alonso al sentir mi semen dentro de él también terminó corriéndose sobre mi mano; acompañado de un gemido lleno de placer.

Ambos nos tiramos de espaldas en la cama, con la respiración sumamente agitada, ambos bañados en sudor, mis piernas flaqueaban, las mejillas de Alonso estaban tornadas de un rojo que parecía que eran de fuego.

— Te había echado tanto de menos Jos... Cada día que no estábamos juntos era terrible — Alonso

— Yo también, pecoso. No tienes la menor idea de las ganas que tenía de estar contigo, de hacerte mío de nuevo, de sentir tus suaves y rosados labios sobre los míos, de abrazarte... — lo tomé de la mejilla y lo beseJos

Separó unos centímetros sus labios y se le quedó viendo fijamente a los ojos — ¿Vas estar en mi cama todas la noches? — Alonso

— Dormir, hacer el amor, dormir, hacer el amor... Para siempre ¿Lo recuerdas? — susurró a su oídoJos

Rió y mordió su labio nerviosamente — Claro que lo recuerdo, jamás olvidaría ese día — unas pequeñas lágrima comenzaron a resbalar por su mejillaAlonso

Le seque las lágrimas con mis pulgares y lo atraje hacía mi con fuerza, para sentirlo en cada centímetro de mi piel.

— Nunca vuelvas a dejar solo, Jos

Quédate conmigo siempre — Alonso

Siempre lo estaré.

Tú nunca estarás solo, pecoso — sonrió Jos

— Y... ¿Le dirás a mis padres que vamos a vivir juntos? — Alonso

Mis ojos se abrieron como platos y mis mejillas se pusieron rojas.

— Tu papá querrá matarme — rei nerviosamente — pero por ti hago lo que sea ¿algo más? — Jos

— Sí — Alonso

— Te escucho — Jos

— ¿No te gustaría repetir? — con una sonrisa coqueta Alonso

— Jaja pero sí... — Jos

— Dicen que la segunda vez siempre es mejor... ¿lo recuerdas? — Alonso

Mis labios se curvaron en una sonrisa maliciosa.

— Como olvidarlo, esta bien tu ganas... — mordi mi labio y nos perdimos debajo de las sábanas Jos

never walk alone; jalonso villalnelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora