➸ Quince

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Alonso solo vestía unos bóxers cortos en color blanco y ajustados, además de una camiseta floja.

— Por cierto, tú y yo tenemos algo pendiente — Jos

— ¿Ah sí? — Alonso

— Sí — Jos

Me acerqué lentamente a él, sin apartar la mirada. Amaba tener esos rosados labios sobre los míos y esa sonrisa tan inocente que tiene cada vez que estoy cerca de él, es tan adorable.

Lo tome de la cintura para llevarlo al pequeño sofá, su cuerpo era tan delicado, su piel pálida y suave era mi delirio, mi perdición.

Su aliento olor a menta me llamaba a gritos, así que acerqué mis labios con los suyos en un beso; sus labios eran tan suavesitos y dulces, justo como los recordaba.

Deposite una pequeña mordida en su cuello, a lo que Alonso respondió también con una mordida a mi labio. Me separé un poco de él y le llené los brazos con suaves y delicados besos.

Alonso sintió como una corriente eléctrica comenzaba a recorrer su cuerpo al sentir las frías manos de Jos acariciar su abdomen debajo de su camiseta.

Volví a besarlo pero esta vez con más desesperación, nuestras lenguas se acariciaban una con la otra. En todo el departamento se podían escuchar los gemidos ahogados y las respiraciones entre cortadas, eran sonidos tan eróticos.

Llegaron al punto en que los besos ya no eran suficientes, así que comencé a acercarme más a él, al grado de que nuestros cuerpos estaban tan juntos que nuestros miembros se rozaban uno con el otro.

— ¡Ahh... Jos! — jadeo al sentir la mano de Jos subir por su entrepiernaAlonso

— A... Alon — logró decir Jos

Sus cuerpos se frotaban uno con el otro desenfrenadamente cada vez que se besaban. La ropa comenzaba a estorbarles.

— ¿Puedo... bebé? — con la mirada hacia su bóxerJos

Asintió con la cabeza — No necesitas pedirlo, amor — Alonso

Alce la mirada y Alonso tenía las mejillas rojas como tomates, sus labios hinchados, y su rubio cabello alborotado.

— Eres tan adorable, bebé — Jos

Bajé su bóxer hasta sus rodillas y luego le quite su camiseta. Sus pezones en tono rozado eran tan llamativos.

No pude evitarlo y comencé a dejarle húmedos besos sobre ellos, amaba el dulce sonido de sus gemidos, cada vez que hacía esto.

Me alejé de él un momento.

— ¿Por... Porqué te detienes? — Alonso

— ...¿Alguna vez lo has hecho en la cocina? — Jos

— Negó con la cabeza — Alonso

Enarque una ceja, lo tomé de la cintura y lo llevé hasta la cocina. Con miles de malabares logré quitar las cosas que estaban sobre la mesa y lo dejé sentado ahí.

Comencé a quitarme la corbata, la camisa y cuando me iba a quitar el pantalón Alonso me detuvo.

— ¿Puedo hacerlo yo? — Alonso

Hice una sonrisa maliciosa y me acerque él, dejando que me quitara el pantalón.

Alonso quitó mi cinturón, luego desabrocho el botón y bajó el cierre, segundos después fue bajando poco a poco mi pantalón. Sus mejillas se pusieron rojas al ver que debajo del bóxer tenía una gran erección.

never walk alone; jalonso villalnelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora