Annie y Bekka 1

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Para quién diga que leer no es bueno

El verano en este pueblo se hace malditamente largo, bueno, en esta pequeña ciudad... seamos geográficamente correctos.

El último curso de instituto es más corto de lo normal debido a los exámenes de acceso a la universidad, así que desde mayo estoy en mi casa, tal vez sea que estudio poco pero me da la sensación de que tengo demasiado tiempo libre. ¿Y qué hago para ocuparlo? Generalmente leer, pero por desgracia ya me he leído todo lo que me interesa que esté en mi casa, por lo que me veo obligada a acudir  a la biblioteca... será maravilloso, era mi lugar preferido de pequeña.

Con la pereza que me daba el levantarme y moverme con este calor del demonio, abrí el armario buscando algo  fresco pero que no me dejara semi desnuda, como parecía que se llevaba últimamente de moda. Las camisas ajustadas de tirantes estaban descartada, con una 100 de pecho era una molestia estar comprobando que todo se quedara en su sitio, los pantalones muy cortos también, pues estas caderas estarían demasiado ajustadas, mi culo muy apretado y los malditos muslos acabarían dañados por el roce entre ellos. Conclusión: mi cuerpo es una putada. Finalmente tomé una camiseta ancha de manga corta y unos pantalones por las rodillas, pasaría algo de calor pero una vez que llegara tenía aire acondicionado, del pelo y la cara no me preocupé demasiado, dos trenzas me quitarían el calor del cuello, y las gafas de sol taparían mis ojeras por haber estado toda la noche despierta con "un capítulo más y ya".

-Mamá, voy a la biblioteca

-Está bien, Ana

*****

La vida es maravillosa, ojalá me pudiera quedar así para siempre, con el instituto terminado en mayo tengo más tiempo libre que nunca, todo el día de fiesta ciertamente es mi pasión, pero hay una terrible pega... tengo que estudiar, es así, si no paso los exámenes no podré ir a la universidad, y allí es donde está lo mejor. Me quité de encima el brazo de Nat, todas estábamos durmiendo por los suelos como si fuera el apocalipsis, tomé un trozo de pizza que sobró anoche y salí de su casa sin despertar a sus padres, tenía pensado ir a la biblioteca y coger algún libro de arte, ya que era mi asignatura favorita, intentaría sacar la mayor nota con ella.

Me miré en el escaparate de una tienda, me daban iguales las normas, pero hasta yo pensaba que iba algo indecente para una biblioteca. Mi camiseta de tirantes blanca dejaba ver el bikini, que se encontraba algo húmedo, los pantalones eran claramente de piscina, y las chanclas comenzaban a arder por el sol; sacudí mi pelo para intentar cubrirme con él, entonces recordé que lo llevaba corto por el hombro y que no serviría demasiado, genial, pelazo negro al aire para atraer más al sol, los ojos comenzaron a picarme entonces, tenerlos verdes claros sin unas gafas de sol era una putada.

-¿Por qué tienes que tenerlo todo de manera que el sol sea una putada, eh, Rebeca?

Ignoré mi imagen y continué andando, la biblioteca estaba cerca pero me daría tiempo a comer la pizza.

*****

El frescor es gratificante, sonreí al ver a Sandra en la entrada, aún seguía allí, me hizo el favor de actualizar el carnet mientras yo comenzaba a volverme loca. Aquel era un lugar maravilloso, todo de mármol blanco y muros altos, un gran techo de cristal que dejaba entrar el sol y ver las estrellas en la noche, estanterías de madera enormes oscura y brillantes que sostenían telas blancas entre ellas, reduciendo el sol en los pasillos, y una brisa fresca agradable del aire. Comencé a pasear por todos lados sin saber qué coger, algo de filosofía, o ciencia ficción, aventuras, o historias de miedo, puede que brujería o arte... de lo que estaba segura es NADA DE ROMANCE. Finalmente decidí ser útil, podía sacar un libro que me ayudara en las asignaturas, por lo que fui a la mitología latina, eso era un plus para arte, para latín y hasta para literatura. Caminé prestando atención a los carteles de las estanterías, pronto localicé "antigüedad", y desde ahí bastaba con mirar hasta Roma, andaba sin prestar atención a mi alrededor pero no pude quitar la vista de aquello, era abominable, ¿son esas formas de acudir a una biblioteca? Se veía claramente que la chica venía de dormir en el suelo tras una fiesta en el piscina, y el desayuno había sido pizza, tenía tomate por toda la boca, suspiré apartando la mirada, yo no iba a juzgar (no demasiado) a nadie cuando era la loca número uno al vestir. En serio, he llevado falda larga de pana en agosto.

One DayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora