______ se miró en el espejo del baño. Aunque había parecido imposible, el vestido de dama de honor le sentaba bien. El color rosa le iba fenomenal con la palidez de su piel y el tono oscuro del cabello, y el escote bajo le realzaba el pecho. Por supuesto, tampoco molestaba lo de que hubiera perdido unos nueve kilos en seis meses. A lo mejor debería plantearse escribir un libro sobrecómo adelgazar mediante una estrategia basada en disfrutar de sesiones diarias de sexo fantástico.
Habían sido unos meses maravillosos. Había testificado ante el jurado de acusación que debía decidir si presentaba cargos de secuestro contra Abruzzi y la habían escogido como testigo principal para el juicio cuando se celebrara.
Aunque había asistido a un par de sesiones de terapia después de todo lo ocurrido, se había recuperado antes de lo que nadie esperaba. Harry la había cuidado como si fuera una gallina con su polluelo y la ternura de sus atenciones habían sido de gran ayuda para que se repusiera.
La puerta del baño se abrió y entró Daiana barriendo el suelo con la cola de su vestido de novia que llevaba por delante de ella.
—¡Ah! Estás aquí —exclamó al entrar—, mamá está buscándote.
—Genial, ¿y qué quiere ahora?
—No se lo he preguntado —su hermana sonrió—. Estaba demasiado emocionada ante la idea de que no estuviera centrada en mí en ese momento. Uno de los efectos secundarios de casarme es que está siendo encantadora conmigo, para variar.
—¡Qué suerte tienes! —suspiró ______—. Supongo que tendré que ir a ver qué quiere.
Se inclinó hacia el espejo y, después de sujetarse uno de los rizos, cogió su bolso y se volvió para marcharse.
—Espera, ______ —pidió Daiana mientras detenía a su hermana con la mano en alto.
Ella miró a su hermana pequeña.
—¿Qué pasa?
—Nunca hemos hablado de lo de Aidan y yo. Quiero decir que he querido hacerlo, pero tú nunca querías... —dudó un momento, claramente incómoda—. No planeé enamorarme de él, pero...
—Pero lo hiciste, y juntos hacen una pareja estupenda. —______ abrazó a Daiana—. Aidan te quiere a ti, no a mí. Y no pasa nada.
—Y tú quieres a Harry, ¿no? —Daiana preguntó ansiosa mientras se apartaba para mirar a su hermana a los ojos.
______ asintió.
—Y él me quiere a mí. Así que todo ha salido como tenía que salir.
—Gracias, hermanita. Es el mejor regalo de boda que podrías hacerme —a Daiana se le llenaron los ojos de lágrimas—. Me alegro tanto por ti.
—Y yo por ti —______ sonrió—. Venga, vamos a buscar a mamá para que disfrute de su dosis mínima diaria de dar la lata.
Agarradas del brazo, las dos hermanas salieron del baño y regresaron al salón de baile, donde la celebración de la boda estaba en su mejor momento. No habían caminado mucho cuando Victoria Austen —impresionante en un vestido de corte imperio y color azul claro— las detuvo.
—Aquí estan. Todo el mundo está buscándote, Daiana. La fotógrafa está esperando.
—Pues entonces mejor me voy a buscar a mi marido —dijo Daiana resplandeciente de orgullo al pronunciar aquella palabra—. Ahora os veo —le dio unos golpecitos a ______ en el brazo y desapareció para cruzar la pista de baile.
Victoria se dirigió entonces a su hija mayor.
—__________, no sé por qué te ha dado por llevar el cabello recogido con todos esos rizos colgando. Eres ya mayor para ir con ese peinado.
______ le dedicó a su madre una sonrisa.
—A mí me gusta, y a Harry también.
—Y eso es otra cosa —Victoria entrecerró los ojos—. ¿Cuándo piensan casarse? Alguien que se dedica al trabajo social como tú no debería vivir en pecado con un hombre. ¿No puedes hacer que te lo pida? —se encogió de hombros—. Aunque no sé por qué iba a hacerlo. Ya tiene la leche, así que para qué quedarse con la vaca —dejó de mirar a ______, dirigió la mirada por encima del hombro izquierdo de ésta y frunció el ceño.
______ empezó a perder la sonrisa. Antes de que pudiera pronunciar palabra, notó dos manos cálidas que la cogían de los brazos.—Hola, cielo —era Harry.
______ se volvió, aliviada, para mirarlo de soslayo.
—Mamá estaba preguntándome que cuándo nos casamos.
—¡Ah! —le acarició la oreja izquierda—. Ya le he pedido a ______ que se case conmigo, y me ha dicho que sí.
______ se volvió para mirar a su madre de frente.—No quería robarle a Daiana la primicia. Harry y yo pensamos casarnos pronto. En cuanto decidamos la fecha, te la haremos saber —su voz sonaba tranquila y natural.
—Bueno, yo creo que... —Victoria empezó a hablar y Harry la interrumpió.
—Con todos mis respetos, Victoria, no importa lo que usted crea. Lo importante es lo que piense ______. Venga, estoy listo para empezar con el bufet. ¿Vamos, cielo?
—Vamos —respondió ______ mientras le acariciaba la mejilla—. Luego te vemos, mamá.
Cogidos de la mano, se alejaron de la madre de ______, que se quedó mirándolos atónita.
—Gracias —murmuró ______—, estaba a punto de perder los nervios justo cuando has aparecido.
—No, no ibas a hacerlo —la confortó—. Acuérdate de que ella es una arpía de mediana edad y tú, una joven preciosa. No hace falta que te enfrentes a ella. Ya la ganas.
______ se detuvo en medio de la sala y se volvió para mirar a Harry.
—¿Te he dicho ya hoy que te amo?
—Sí —sonrió Harry —, pero aún no has hecho nada para demostrármelo.
—¿Y en qué estabas pensando? —preguntó ______ con una sonrisa.
Harry se inclinó para susurrarle al oído:
—Mientras estabas en el baño, he estado estudiando este lugar. Hay una escalera que lleva a las habitaciones de invitados. ¿Te apetece uno rápido?
______ se quedó mirándolo.
—¡Estás de broma!
—No — Harry negó con la cabeza—. He estado repasando. Lo hemos hecho en un coche, en un avión, en el despacho de mi jefe, en tu despacho y en el jardín de casa de tu madre, pero en una escalera todavía no.
A ella le entró la risa.—Seguro que nos pillan.
—Eso es lo que dijiste sobre las estanterías de la biblioteca —respondió con una amplia sonrisa—, y no nos pilló nadie.
______ notó enseguida aquella sensación familiar de calor entre los muslos.
—Esta bien, pero deprisa. No quiero faltar cuando corten la tarta.
Harry la cogió de la mano y la sacó de la sala de baile por una estancia que llevaba hasta una pesada puerta de incendios.
Al otro lado, había un rellano de escalera de color gris. ______ miró la escalera que llevaba hacia los pisos más altos. También había un tramo que bajaba hasta el sótano del hotel.
—No sé. Puede entrar alguien por la puerta, o bajar de arriba o subir de abajo. Me parece un poco arriesgado.
Él sacó la navaja multiusos que llevaba encima, seleccionó el destornillador y trucó la barra de hierro de la puerta.—Ya está. He cerrado la puerta. Por ahí ya no vendrá nadie —luego se volvió hacia ______ y preguntó—: ¿Qué llevas debajo del vestido?
______ se rió al escuchar la pregunta, ya tan familiar.
—Un liguero y unas medias. Nada más.
—Dios, nena

ESTÁS LEYENDO
Una chica mala (Harry Styles)
RomanceSinopsis Ser una chica mala puede ser tan bueno. Lo único que se precisa es al hombre adecuado. Durante el día, _____ Austen es una entregada trabajadora social. Por la noche sólo tiene un vicio: al oscurecer, espiaba a sus vecinos durante sus mome...