CAPÍTULO 28: VIENTOS DE ESPERANZA

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EDWARD POV

En el momento en el que abrí los ojos me sorprendí ver a mi padre. Intenté incorporarme pero me encuentro con respirador, sonda y catéter. Y un fuerte dolor en el pecho que me deja literalmente siN aire. ¿Dónde estoy? ¿Qué me sucedió?

—Tranquilo hijo. Paciencia— me sonríe. –Neumonía fulminante— vuelve a susurrar. –Lo tenemos controlado, estás fuera de peligro. Sólo necesitas tiempo para recuperarte— me dice. ¿Tiempo? Vuelvo a cerrar los ojos pero los abro de golpe al recordar. ¡Liz! ¿Dónde está Elizabeth? Mi padre se da cuenta que algo pasa e intenta tranquilizarme. Tengo que saber, necesito verla.

Las horas pasan por suerte me han cambiado a una habitación, Renata me comenta lo que necesito saber. Mi hija está fuera de peligro y con su madre. Es todo lo que necesitaba, puedo descansar sin preocupaciones. Ahora lo importante es que gane peso y crezca, lo demás, incluso la forma y el lugar donde le diré a mi familia, que tengo una hija, es secundario.

Dormir y desperté varias veces, en muchas ocasiones, Alice estaba a mi lado, en mi mente ya había planeado empezar con la charla familiar a la que estoy obligado apenas me recupere. Sin embargo en mis sueños  he visto aquella escena con Tanya llorando desconsoladamente y mi padre recriminando mis acciones.

Las trasfusiones me devolvieron parte de la fuerza que perdí, papá y Alice se turnaban junto a mi cama mientras mis movimientos se hacían más ágiles. Pronto pude sentarme por mí mismo

—Gracias— le dije a Carlisle cuando acomodaba mi almohada.

—De nada hijo. Sé que no es el momento y que quizás quieras compartirnos algo en breve pero solo quiero decirte que la hija de Bella está muy bien atendida.

En sus ojos vi que me estaba ocultando algo, un poco de calor llenó mi rostro. ¿Lo sabía? ¿Pero cómo?

Por la tarde, mientras me daban de comer algo de pudin, Alice entró hecha una furia. Algo no andaba bien, usualmente mi hermana siempre está sonriendo.

—Intentaron echar a Bella del hospital pero papá detuvo a TU novia. La acomodó en otra habitación para que pueda seguir cuidando de su hija— me dijo respirando largamente.

—Necesito hablar con Tanya— le pido.

—Pues se fue luego de que Carlisle la des autorizara. Ya déjala seguro más tarde regresa a buscarte. Por cierto, esta noche te cuido yo, no dejaré que te enfermes... otra vez— me dice cruzándose de brazos. Quizás está pensando lo mismo que yo ¿Cómo es que contraje neumonía tan rápido?

Al día siguiente voy a visitar a mi hija, está tan hermosa que me quedo sin palabras al verla. Su desarrollo es bueno, su piel tiene el tono natural y se le ha quitado esa tonalidad amarilla. Puedo verme cuando me mira, sus ojos son muy parecidos a los míos y me atrevería a decir que su cabello será más claro que mis hebras cobrizas.

Intenté buscar a Tanya para la tan temida conversación que debíamos tener pero me fue difícil hallarla. Podría asegurar que me estaba evitando. Cuando intenté dialogar rompió la calma que aparentaba.

— ¡Me habría gustado que tuvieras los pantalones para decirme que me engañaste!— sollozó. –Tuve que enterarme por esa, con su hija en brazos me contó que tuya— rompió a llorar.

—Las cosas no fueron así, déjame explicar.

—No importa cómo fueron, Edward. ¿En qué cambia? ¿Tienes idea como me siento? Rota. Hace unos días mamá murió y ahora esto, no sabes... ¡Me quiero morir! Quiero dejar de sentir tanto dolor...— sus piernas flaquearon y la tomé en brazos a pesar de estar en una silla de ruedas y no tener la suficiente fuerza. Me dolía verla así y ser el causante de su sufrimiento. Solo pude acariciar su cabello y esperar que se calme.

¿Quién llamó a la cigüeña?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora