Someday he's gone love me?

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¿Algún día él me amará?




Después de ese extraño beso, Castiel se separó con miles de pensamientos y emociones. No dijo ni una palabra, Lucifer tampoco, ambos siguieron trabajando. Castiel le miraba por momentos, aún con dudas en su cabeza.

Ese beso fue muy diferente a los anteriores. No sabía ni como etiquetarlo. Fue lento, cariñoso, casi como fue el primer beso que tuvo con Dean. Por lo normal pensaría en Dean en ese momento, pero no lo hizo, en cambio siguió pensando en el ángel caído que tenía enfrente.

—Estoy cansado de esa mirada que me das, Castiel —abrió los ojos un poco cuando notó como Lucifer le habló serio. —Si tienes algo que decir, dilo—

Castiel quería decir y preguntar muchas cosas al mismo tiempo, sólo que no sabía el modo o como reaccionaría el otro ángel. Al final bajo la cabeza de lado, callando sus dudas.

—Bien —respondió secó —¿Es por miedo o estupidez por lo que no hablas cuando te​ estoy dando la oportunidad? —

—No es por eso, no sé cómo expresarlo —frunció el ceño

Lucifer imitó su gesto y se relajó en el asiento viendo fijamente a Castiel.

—Solo di lo que pasa por tu cabeza —

¿Lo que pasaba por su cabeza? ¿Cuál de todos los miles de pensamientos y dudas?

—Antes dijiste que sabías lo que era caer por amor, ¿por quién fue que caíste? —

—Te hubiera desintegrado en este momento si no fuera porque no tengo otra perra ahora —contestó con fingida diversión —Somos muy iguales Castiel, aunque tenemos algunas diferencias. Ambos sabemos lo que es amar con todo tu ser al alguien, querer dar todo por esa persona...pero al parecer el amor no fue echo para nosotros—

Castiel se quedó mudo al ver con qué sentimiento y tranquilidad confesaba Lucifer lo que pensaba.

—El amor solo nos destruyó, amamos tanto y nos fallaron, dimos todo y mira dónde terminamos —jamás pensó que en su vida vería al diablo en persona liberando lo que sentía.—Tal vez tu amaste a Dean como nunca, pero yo ame a nuestro padre más que nadie. Di todo por él. Obedecía todo lo que ordenaba, pero no pude cumplir con eso que me ordenó. Jamás podría amar a esos simios sin pelo, creaturas violentas y absurdas, sobre mi padre —escupió con ira.

—Los humanos tienen más cualidades que no has visto, hermano. Pueden ser violentos pero también pueden perdonar y volver a empezar cuando las cosas están mal —defendió.

Lucifer se levantó molesto y se plantó de frente al rostro de Castiel.

—Dime, contéstame, ¿de qué te sirvió amar a esos simios si por uno de ellos terminaste aquí? —Castiel no bajo mirada, él siempre creería en la humanidad —Tu llevas aquí lo que serían años en la Tierra, yo llevo toda la existencia, pagando por amar a nuestro padre. ¡Dime, ¿donde está él ahora?! ¡Dime si está escuchando lo que yo digo, lo que tú dices! ¡Dime si algún día me amará del mismo modo en que yo lo hago!—

Castiel abrió la boca con asombro y miedo a no saber que decir. Es cierto que por su humano estaba ahí, pero no tanto tiempo como Lucifer. Pensó en ese instante en tantas cosas, en como no fue el primero en querer dar todo de si por alguien, en como se debió sentir Lucifer cuando llegó ahí. Por ese momento tuvo compasión de él. Se lo imagino solo y pensando lo que le acabo de gritar. Se lo imagino rezando a su padre por perdón y ayuda. Tal vez aún lo hacía justo como él cuando llegó ahí, y su padre jamás dio indicios de responder.

Tantas emociones de empatía y querer hacer sentir bien a su hermano lo llevaron a lanzarse a sus labios por un beso, tratando de hacerlo sentir bien. Tal vez queriendo demostrar que no era el único, que ahí estaba otro ángel con él. Su hermano.

Lo tomó de las mejillas mientras lo besaba con ansias y algo de deseo, deseando hacer sentir bien al Rey del infierno. Lucifer lo tomó de las caderas y lo acercó de golpe sacado un jadeo al ángel entre sus brazos. De un momento a otro sintió como cayó en una suave cama, no se detuvo a ver dónde era si no que siguió besando a Lucifer. Bajo sus besos por su cuello mientras jadeaba bajito entre besos y caricias. El diablo comenzó a sacar su ropa entre gemidos.

Cuándo la ropa ya no estaba, Castiel envolvió las piernas en las caderas del diablo mientras se restregaba con algo de ritmo. Lucifer seguí el movimiento apoyándose en sus brazos, lo cuales estaban a los lados de la cabeza de Castiel.

—Lucifer —gimió el ángel en sus labios antes de volver a besarlo.

Lucifer bajó a besar su cuello, está vez más tranquilo y casi con cariño. Después de un rato de tocarse y sentirse como nunca en las veces anteriores, Lucifer entró en Castiel. Este arqueó la espalda y hecho la cabeza atrás, sus emociones estaban más altas que las veces anteriores.

Las embestidas empezaron algo lentas, sacando jadeos y pequeños gemidos a ambos. Todo se sentía correcto y genial que no había palabras para describirlo. Castiel se sentía flotar y era tanto el placer que añaraba la espalda del ángel caído encima de él.

—Ah, Lucifer —se quejaba en voz baja y ronca.

Los movimientos eran lentos pero fluidos y fuertes al mismo tiempo. Todo era demasiado que terminaron unos minutos después. Ambos gimieron en la boca del otro, Castiel por primera vez el nombre del diablo en sus labios. Lucifer dejó su frente pegada en la de Castiel mientras suspiraba y trataba de deducir que estaba pasando.

—¿Lucifer? —

No contestó cuando Castiel preguntó, sólo se levantó y salió del ángel. Se sentó en la cama mirando a un rincón mientras pensaba. Castiel lo miraba con incertidumbre, entonces vió a su alrededor. Estaban en un cuarto decorado con gusto fino pero también algo sombrío. Era el cuarto de Lucifer, él los había enviado a su habitación a hacer...¿el amor?

Lo que habían hecho no se comparaba con las otras veces, esas eran solo sexo, algo salvaje. Pero esto no. Esto tenía muchos sentimientos que estaba sintiendo por primera vez.

¿Se estaba enamorando del diablo?

¿Esto es amor?

Viviendo con el diablo ✡ LustielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora