Capítulo 1

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Era la una de la mañana y seguía dando vueltas por toda la cama.

¿ Quién narices sería?

Ese maldito número plasmado en mi mente no paraba de pulular por mi cabeza instándome a llamar.

En mi vida me había pasado algo similar. Vamos, y creo que a nadie.
Si esa es la manera peculiar que tiene alguien de ligar, más bien parece un asesino buscando a su víctima.

Cansada de revolverme entre las sábanas enciendo la lámpara de la mesita de noche y me quedo tumbada mirando al techo, pensando en nada en concreto, aunque en el fondo sabía que él o ella era el o la culpable de mi repentino insomnio.

A pesar del mal despertar que tiene y que tal vez me lance uno o dos improperios, me atrevo a llamar a mi mejor amigo a estas horas de la madrugada.
Cojo el teléfono móvil situado al lado de la lámpara de noche y lo llamo. Me da señal, al menos sé que no lo ha apagado.

Porque sí, una de sus manías es apagar el teléfono cuando se va a dormir porque sabe que desquiciadas como yo se atreven a llamarle a altas horas de la noche - como estoy haciendo yo en estos momentos - y como quiere evitar esas situaciones , prefiere apagarlo.

Un pitido...

Dos pitidos...

- Qué coño quieres , Phoebbe.

Suelto una pequeña risa por su contestación.

- Qué buen recibimiento le das a tu mejor amiga.

- Dios , Ebbe es la una de la mañana y mañana es martes ¿ sabes? Las personas trabajan.

Es borde, amargado , irritante y miles de cosas más recién despierto , pero aún así lo adoro.

- Ay ... Qué amargado , Karl , a ver si te buscas a alguien ya . Tu abstinencia está afectando a tu comportamiento.

Lanzo una pequeña risita burlona que le hace chasquear la lengua y gruñir. Seguro que habrá estampado su cara en la almohada para no decirme cuatro cositas.

- Mejor no hablemos, preciosa. No eres la más indicada para decirme eso.

Ahogo un grito fingiendo estar ofendida.

- Al menos eso no afecta a mi comportamiento.

- Dios... A veces me pregunto de dónde narices sacas tanta alegría.

Río abiertamente. Estas conversaciones con él son las que me alegran la vida.

- Muchos me lo han dicho ya.

- Pues ves pensando la respuesta.

La línea se queda en silencio y escucho una respiración acompasada al otro lado. Frunzo el ceño, espero que no se  haya quedado dormido.

- ¿ Karl?

Nada.

- ¿ Kaaaaaarl, te has dormido?

Nada, de nuevo.

- ¡ SANDS, DESPIERTA MALDITA SEA!

- ¡ QUÉ, QUIERO DORMIR!

- ¿ Eres consciente de que me acabas de dejar colgada?

- ¿ Eres consciente de que quiero dormir?

Resoplo y ruedo los ojos.

- Qué aburrido eres, cualquiera mantiene una conversación contigo. Y yo que quería contarte.

- Pues hazlo...

- Bien , ¿pues sabes qué me ha pasado hoy? Esta noche cuando he llegado a la puerta de mi apartam...

- ... pero a una hora decente donde esté en mis cinco sentidos, no a estas horas.
Mañana a las dos en el restaurante enfrente de tu oficina. Adiós, Baer.

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