- Bájame, bájame
Susurro a Kasser sin dejar de observar a mi jefa. Este hace caso y lentamente me desciende hasta el suelo, descalza y con los tacones en la mano. El dolor que atraviesa mi pie no es nada agradable pero tampoco puedo hacer nada ni pedir la baja porque no me la dará.
- Esto no es ningún hotel para pasar la luna de miel.
- Lo sé, solo que...
- Que no vuelva a ocurrir, Baer.
Se da media vuelta y se va a su despacho a seguir con lo que hacía. Frunzo el ceño extrañada y miro hacia los lados en busca de algún chico nuevo guapo, repartidor o ramo de rosas que le haya puesto de buen humor.
Luego me acuerdo de lo que le dije a Geoffrey y poso mis ojos en los suyos, me mira y sonríe subiéndome los pulgares, yo le devuelvo una pequeña sonrisa aun conmocionada porque Nath ni siquiera me haya gritado ni amenazado con el despido.
Giro mi rostro hacia Kasser que se sitúa detrás de mí y ante mi rostro se encoje de hombros, mira su reloj, se arregla el traje y se acerca una pasos susurrándome al oído:
- Preciosa, de aquí una hora entro. Paso a buscarte a la tarde.
Un escalofrío me escala desde la punta de los pies. Él se ha dado cuenta, Geoffrey también y hasta diría que mi jefa .
Lo observo estupefacta , sonríe triunfante y se va dejando parte de su suave voz conmigo.Cojeando voy a mi sitio habitual y ateniendo a nuevos clientes, concretando horas , diseñando nuevos interiores y consultando materiales las horas vuelan hasta que una voz me desconcentra.
- Te ha puesto a mil , pelirroja.
De golpe alzo la cabeza en su dirección. Lo veo por encima de la pantalla del ordenador sonriéndome de manera picarona y subiéndome las cejas consecutivamente.
- No, mentira.
- Anda mujer, no me mientas . Se ha visto desde aquí. Creo que hasta el conserje se ha dado cuenta.
Insisto tercamente.
- Que no. Qué me va a poner si ni siquiera lo conozco.
- Tranquila , sé que no te pone tanto como yo.
Habla con prepotencia y con una sonrisa satisfactoria en sus labios. Inconscientemente me vuelvo un tomate recordando la noche. Estábamos borrachos, sí, pero ambos nos acordamos perfectamente de las sensaciones que sentimos en aquél momento y lo que disfrutamos.
- No te creas el centro del mundo, tampoco fue para tanto.
Hago un ademán quitándole importancia y provocando que su ego se esfume para ocupar una de molestia , que pronto es cambiada por una totalmente perversa. Mira de reojo hacia el despacho de Nath y se levanta rodeando su mesa para llegar hasta a mí.
- Pues a mí no me importaría repetir.
Masculla en mi oído , se aleja lo suficiente para quedar frente a frente y quedarnos estancados el uno en los ojos del otro. En seguida siento una especie de adrenalina , que no sé como describirlo pero simplemente noto aquella chispa entre nosotros que me gusta. Parece un juego indecente al que no me voy a negar a participar y él tampoco.
Separa su cuerpo y pasa de largo perdiéndose por los pasillos. Sigo su figura hasta que desaparece, me quedo un buen rato mirando en esa misma dirección, con la mente en blanco, embobada. Después de unos minutos sacudo la cabeza sintiéndome ridícula , como una tonta enamorada - cosa que no lo estoy , en absoluto - admirando al chico de sus sueños. Me río sola por unos segundos y seguidamente sigo con mi trabajo.
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El número
Любовные романыQuién diría que mi historia empezaría con un número pegado en la puerta de mi casa. ¿ Quieres vivirla conmigo? ¿ Quieres saber cómo empezó todo? Adéntrate conmigo.