QUÉ. ERA. ESO.
Releo una y otra vez el mensaje, creo que hasta lo llego a memorizar. Después del día que he pasado deseo descansar y no comerme la cabeza así que dejo el móvil de nuevo en la mesita de cristal.
Enfoco mis ojos en la serie y me entretengo a verla , sin embargo no logro que capte mi atención porque cierta voz grave y sensual acude a mi mente y me pregunto quién es y qué quiere, por qué me busca .Más preguntas se forman en mi cabeza. Preguntas que no tienen respuesta. Como por ejemplo : ¿ cómo sabe mi piso? ¿ Me conoce? ¿ Cómo sabe mi nombre? ¿ Lo conozco? De ser así debería reconocer su voz pero... Es tan diferente , grave, seductora. Nunca la había escuchado y de ser así, no presté la suficiente atención para encandilarme como lo hace.
Pero Dios mío ¿ qué hago? La verdad es que me asusté la primera vez y ahora su mensaje me ha dejado paranoica.
Pongo toda mi valentía en mis manos y le devuelvo el mensaje
¿ Quién eres y qué quieres?
Sí, eso estaba bien . Dura. Borde. Fría.
Sin embargo, la boca se me acaba desencajando en cuanto veo su respuesta.¿ Tan rápido?
Sí que es tecnológico el hombre.
"Descúbrelo por ti misma"
Será caradura... ¿ esto qué es un juego? Porque a mí nadie me gana y si en este caso él quiere la victoria, no la va a conseguir.
" ¿Qué no tienes vida social o qué?"
Sigo con la misma actitud, aún sabiendo que yo no soy así. Sin embargo, este hombre tan solo por mensaje hace que mi carácter hacia él sea de otra forma, que me transforme en algo que nunca fuí.
Tal vez puedo serlo , pero solo con él. También porque es un completo desconocido que parece saber hasta mi horario de trabajo y cuando pongo un pie en casa.El móvil no tarda en vibrar y llegarme un mensaje suyo que, una vez más me deja sin habla.
" Cuando se trata de ti no, preciosa"
Resoplo... Este hombre no sé cómo lo hace pero pronto me veo fuera de mis casillas, bufando y resoplando como los burros. Parece que siempre consigue lo que quiere y también consigue callar a aquellas que las enfrenta.
Miro la pantalla con el mismo mensaje , una y otra vez.
Deseo contestarle con todas mis fuerzas, dejarle con la boca abierta, como él a mí, sin embargo las horas pasan y mi dolor en el pie , también.Ha empeorado, así que con las muletas me voy hasta la habitación y me pongo cómoda. Unos pantalones de chándal cortos y una camiseta de tirantes vieja.
Ni siquiera he cenado y mis tripas empiezan a sonar. Observo mi barriga como si dentro de mi estómago hubiera un animal que me exige darle de comer.
Agarro lo primero que pillo de la nevera, una sartén y antes de ello pelo unas cuantas patatas y dos cebollas para freirlas y hacer una de las famosas tortillas de patatas españolas, la que aprendí a hacer cuando viajé allí.
En cuanto está hecha, friego todo y me dirijo a la mesita de cristal que tengo frente al sofá y me dispongo a cenar tranquila.Las horas pasan y el sueño poco a poco va haciendo mella en mí. Me yergo en mi lugar y del dolor repentino que acude a mi pie me vuelvo a sentar. No me acordaba del esguince - que posiblemente ha pasado a fractura - . Barro el piso con la mirada en busca de mis muletas y una vez las veo tiradas al lado de la mesa, cojeando voy hasta ellas, las cojo y me dirijo a mi cuarto a descansar, no sin antes acordarme de que tengo que volver a ir al médico y que a partir de mañana tengo un nuevo chófer asignado por mi mejor amigo.

ESTÁS LEYENDO
El número
Lãng mạnQuién diría que mi historia empezaría con un número pegado en la puerta de mi casa. ¿ Quieres vivirla conmigo? ¿ Quieres saber cómo empezó todo? Adéntrate conmigo.