Capítulo 2

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¿ Cómo sabe mi nombre?

¿ Por qué esperaba mi llamada?

¿ Qué coño he hecho?

El terror corre por mis venas y la idea ya no me parece tan buena . Empiezo a pensar que lo Karl tenía razón , pero como siempre no hago caso y el batacazo me lo acabo pegando yo misma.

Tan solo decir mi nombre en esa misma frase, cuelgo.
Miles de cosas pasan por mi cabeza pensando en quien coño será.

Lo único que sabía es que era un hombre.

Con un timbre de voz bastante grave y seductora.

- ¿Qué dices, Phoebbe?

Me recrimino a mí misma y me obligo a olvidar su voz , su timbre , cómo sonaba mi nombre en él.

Miro el reloj de mesa puesto en medio de la mesa de cristal.

Las ocho menos cuarto . A las nueve viene a buscarme Geo.
Me deshago de la ropa del trabajo y me meto bajo la ducha.

Tras haberme duchado , me estrujo el cabello , dejando correr el agua de él y me lo desenredo.

Me pongo mi sujetador y bragad de encaje negro y a continuación un vestido rojo ajustado que realza mis curvas.
Me calzo unos tacones de aguja negros y finalmente me maquillo.
Después , me seco el pelo y me lo rizo. Cuando ya estoy lista busco un bolso más pequeño para poner lo necesario , guardo las llaves y el móvil .

Y en menos de lo esperado ya son las nueve y Geo pica al timbre. Le digo que ya bajo y que me espere .

Desciendo en el ascensor y cuando ya estoy, salgo y abro la puerta.

- Guau... Estás deslumbrante, Baer.

- No puedo decir lo mismo de ti.

Se lleva una mano al pecho dramático y forma una O con sus labios.

- Acabas de herir mis sentimientos.

- ¿ O mejor dicho tu ego?

Ahoga un grito fingiendo estar ofendido y yo suelto una carcajada a lo que él se une.
Estar con Geoffrey es divertido, siempre te anima la moral.

La verdad es que se veía más atractivo de lo normal. Unos tejanos ajustados con unos zapatos de vestir negros y una camisa blanca también ajustada que relazaba sus músculos . Tampoco estaba súper fuerte, pero marcaba lo que tenía.

Lo saludo y mos montamos en su coche.

- ¿ Y bien , adónde me llevas, caballero?

- Adónde tú quieras, princesa.

Tuerzo los labios pero me acabo riendo.

- Mejor cambio de mote. Eso de princesa queda muy pegajoso.

- Sí, tampoco va mucho conmigo.

Lo miro por un momento. Me devuelve la mirada y de nuevo posa sus ojos en la carretera.

- ¿ Estás seguro que has hecho bien en decirme de salir?

Geoffrey frunce el ceño y me mira por un instante.

- ¿ Y por qué no?

- Bueno... lo digo por el lío que te traes con Nath y eso.

- Está bien que yo tenga relaciones con ella , pero es solo eso, sexo.

Me revuelvo incómoda en el asiento. Y no, no es porque me guste ni porque me incomode hablar de sexo, pero hablar de sexo con él hace que automáticamente recuerde la escena de él y Nath y como que es un poco bastante desagradable.

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