◀Revelación▶

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⭐Responde las preguntas del final, puede que me ayude a actualizar más rápido⭐

El clima andaba malísimo ese día. Las calles parecían desoladas a pesar de encontrarse en plena tarde, y no se escuchaba más sonido que los carros arrasando en las carreteras, con un sonido crudo pero a la vez limpio.

Solo dos personas podían divisarse en plena niebla.

—¿Hiciste lo que te pedí? —Graham estaba recostado sobre una pared sucia, mohosa y falta de pintura que se encontraba en el callejón.

La persona con la que hablaba sacó un sobre café de su abrigo y lo mostró al castaño quien, con suma lentitud, estiró su mano para tratar de conseguirlo.

Pero antes de que consiguiera tenerlo en sus manos, la otra persona alejó el paquete de él y sonrió levemente.

—Primero mi dinero —alargó su mano vacía esperando el pago prometido anteriormente.

Graham gruñó, en una mezcla de pereza y fastidio, buscó en sus bolsillos aquellos billetes que cuidadosamente había guardado para esta ocasión.

¿Valdría la pena soltar esta cantidad de dinero para fastidiar ese par de inútiles?

Si, para Graham lo valía.

Minutos más tarde, Graham se encontraba solo en aquella pared. Abrió con cuidado la bolsa y lo que vio era incluso mejor de lo que se había esperado. No pudo evitar sonreír pensando en la cara de Carlos y Blas al darse cuenta que la vida de sus amigos se iría desmoronando a grandes trazos.

Su teléfono empezó a sonar.

—¿Pedazo de mierda? —Cameron, tan cariñoso como él solo— ¿Ya conseguiste el paquete?

—Esto te va a encantar, inútil -Se guardó el sobre en el bolsillo de su chaqueta y continuó hablando—, esto está mucho mejor de lo que creí. Va arruinarles la vida.

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David se sentía como una mierda y Blas se sentía igual, o incluso peor, de ver a su amigo en aquel estado. Siempre habían podido mantenerse fuertes, pero esta vez, mientras veía al de ojos cafés sentado en la cama, con la pijama puesta a las tres de la tarde y las sabanas cubriéndole el cuerpo hasta las orejas.

—¿No tienes algo mejor que hacer?

—¿Algo mejor que ver llorar a mi amigo por amor justo antes de una semana de exámenes? —Blas fingió que pensaba—. No, no lo creo.

A pesar de haber sido un comentario sarcástico, David se rió. Le parecía admirable que él estuviese ahí apoyándolo, los demás habían llamado, incluso Hari fue a pasar un rato con él, pero Blas se había quedado toda una noche y gran parte del día siguiente.

—¿Puedes comprarme una aspirina?

David estaba exagerando, o eso fue lo que pensó Blas cuando estiró su brazo en busca de una mano amiga que lo salvara de aquel (real o no) dolor de cabeza que decía estarlo matando.

—Creo que tengo uno en la maleta, pero no te prometo nada —Blas buscó presuroso entre sus cosas, no tuvo tiempo ni a terminar de buscar cuando se dio cuenta que algo faltaba.

Algo muy importante faltaba.

—Tranquilo, no es necesario que te desesperes por un pastilla —David se sorprendió cuando vio que su amigo daba vuelta a su maleta, tirando al piso su contenido. Todo cayó al piso, incluida la aspirina.

Atentamente B [Blarlos/Blarlie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora