Paul iba enfurecido, conduciendo su coche a toda prisa para botar a John en su casa y después irse a la suya para poder ir a destrozar todo lo que se le pusiera enfrente, aunque lo único que quería destrozar era la cara de la nueva novia de John.
—Se llama Yoko, Paul. Y estamos saliendo— le dijo John en cuanto lo encontró besándose con esa... esa... perra japonesa. Después de una acalorada discusión, Yokito decidió irse a su casa para dejar a Paul y a John discutiendo a gusto, y se deshizo con las sombras. Ambos continuaron gritándose algunas cosas en medio de la calle, sin importarles que algunas personas los reconocieran, hasta que comenzó a llover a cántaros.
—Vete al infierno— le dijo Paul a John, abriendo la puerta de su coche y subiendo a este, dejando a John afuera, en medio de la tormenta.
—¿Puedes llevarme a mi casa?— le preguntó este, abriendo la puerta del copiloto y asomando la cabeza mojada. Paul soltó un gruñido. Estuvo a punto de decirle que se fuera al demonio, pero no podía dejarlo en medio de ese diluvio sin medio de transporte, por lo que solo chasqueó la lengua y accionó el coche. John entendió lo que eso quería decir y subió al coche de Paul.
Ambos iban temblando y en silencio, con Paul manejando como loco y la tormenta afuera. Al tomar la carretera que debía de llevar hacia la casa de John, el coche hizo un crujido de lo más extraño y casi de inmediato se detuvo.
—¡Me lleva el...!— chilló Paul, dándole un golpe al volante del coche, como si eso fuera a solucionar algo. —¿No vas a bajar?— preguntó John a este, que soltó una carcajada —Incluso si no estuviera lloviendo, no sé nada de coches, John— se quejó este, resignándose a tener que esperar a que la tormenta cesara para ir en busca de ayuda.
Ambos se quedaron en silencio de nuevo.
John estiró la mano para intentar accionar el calefactor, pero este no funcionó. —Vamos a morir congelados— titubeó John, temblando de frío —Abrázame— pidió este más directamente a Paul, que no había logrado entender la indirecta del frío. Paul negó con la cabeza.
—Estoy enfadado contigo— repuso, recordando la forma en la que John sujetaba a Yokito, y sintió que la sangre volvía a hervirle.
Sintió las manos heladas de John en sus mejillas y posteriormente sus labios contra los de él, que estaban perfectamente calientes. Por instinto, Paul colocó sus manos en la nuca de John, pegándolo un poco más a él. Cuando se separaron, John estaba sonriendo.
—Ahora ya no estás enfadado— repuso este. Paul lo soltó de la nuca y giró los ojos —Estoy mucho más enfadado ahora— contestó, cruzándose de brazos. Afuera, la tormenta parecía estar a punto de derrumbar el techo del auto.
—Ven aquí, Paul. Johnny tiene frío— John se palmeó un poco las piernas, en espera de que Paul se subiera en ellas —Dile eso a Yoko— contestó Paul, subiendo las piernas al asiento en un vano intento de darse un poco más de calor.
John de nuevo se inclinó para besarlo, pero esta vez Paul logró esquivarlo, lo que solo logró que John besara la oreja de Paul. Sin desanimarse por el triste resultado, John comenzó a besar el lóbulo de su amigo lentamente, para posteriormente bajar hasta su cuello, donde comenzó a succionar la piel sin que Paul pusiera resistencia. Cuando John se separó, había logrado hacerle una enorme marca a Paul de un feo color morado.
John dirigió sus manos heladas hacia el pantalón de Paul, más concretamente hacia la entrepierna, y comenzó a pasear su mano como si tal cosa, completamente tranquilo, mientras que Paul comenzaba a agitarse.
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Treinta noches con John. [McLennon]
FanfictionTreinta noches, treinta relatos sexuales. No apto para menores de 18 años. Sé que igual lo van a leer, pero yo ya hice mi trabajo.