Pequeña Promesa

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Llevo viviendo con la hermosa y sensual Eva solo un par de días, y la verdad es muy divertido. El primer día que llegamos le pregunte que donde dormiría, su respuesta fue "Donde quieras" y eso para mi es un mundo abierto a las posibilidades, así que le dije que dormiría con ella... Su respuesta fue tan tierna. Si. Casi mi descalabro con su mochila al arrogarmela con odio. Termine durmiendo en el sofá.

Su casa era bonita, muy grande como para vivir ella sola. Cuando le dije si vivía alguien más me dijo que otra compañera, pero que se había ido por un año a Francia. Dos chicas en una misma casa... Belluz, eres un campeón. A lo siguiente que me contesto fue que si hacia algo raro me echaría sin pensarlo dos veces. Esa Eva no se andaba con rodeos. Me agrada la mujer, nunca me aburro o eso pensaba hasta que no me dejo salir de casa, Me dijo que era un peligro para la humanidad... Que cruel. Yo soy un amor de persona. Diario le hago el desayuno, limpio la casa y lavo su ropa interior a mano...  Bueno eso no. Me cortaría las manos si se entera...  Ok, esta bien, es mentira eso último, nunca he tocado su ropa interior, soy un hombre respetuoso con las damas y más con la señorita Eva. Creó aveces me tiene aquí solo como su mayordomo, pero bueno eso a tener que estar robándole la comida o sobras a los demás...  Prefiero esto.
Yo soy una persona más activa y estar encerrado me estaba estresando, asi que le diré que me saque a pasear, si es necesario que me ponga correa y luego me azote con ella; Lo se, soy un masoquista pervertido.

—¡Eva! ¡Salgamos a un lado!

—¿Por qué gritas si estoy enfrente de ti?—Dijo mientras desayunaba lo que le había preparado; Huevos y jugo de naranja.

—Es para que veas mi nivel de entusiasmo.— Esta solo enarcó una ceja mientras me veía con cara de poco amigos. Mastico un bocado y le dio un trago a su bebida. Lo estaba pensando... Lo se, le gusta hacerme sufrir.

— Bien... ¿A donde quieres ir?

—A tu colegio...— Su rostro se quedo helado. Creó no esperaba eso.

— ¿Esta bueno tu desayuno? Lo prepare con mucho amor y cariño.— le lance una mirada tierna, Nadie se resiste a mis miradas tiernas.

—Bueno...  Nadie te puede ver.  Supongo que no será problema.— ¡Si! ¡Punto para belluz!

Termino su desayuno y fue por sus cosas; luego salimos de casa.

El trayecto fue tranquilo. Pareciese que Eva no quiere interactuar mucho conmigo, se puso los audífonos y fue tarareando todo el rato las canciones. Yo por mi parte iba unos pasos atrás, observando siempre su... Espalda, claro. De ves en cuando volteaba a verme de reojo, y bueno, no la culpo, ir hablando sola por la calle no se vería bien.

—Oye.— Me dijo Eva por fin, despues de un buen rato.— Quiero que te comportes ¿Ok? Y uno uses tus mascaras, no quiero que una de esas cosas aparezca en la escuela y cause un problemas.

—De acuerdo, estaré tranquilo.— No prometo nada mi queríada Eva.

Caminamos una calle más y llegamos. El lugar era grande, había edificios colocados por todas partes y justo en  medio un área verde. No era la gran cosa a mi parecer.

—Mira, al fondo es a donde yo iré.— Me señaló un gran edificio con varias puertas.— A la derecha hay un lugar que se llama biblioteca, puedes ir allí y leer todo lo que quieras. Deberías ir y esperarme hasta que termine mis clases.

—¿Y dónde está lo divertido?— A eso venia... A desaburrirme.

—En ningún lado. Solo espera.— Se dio la vuelta y se fue a su edifico.

Bien. Estaba solo y era hora de hacer travesuras...

—No, No.—Eva regreso con el seño fruncido, como si me hubiera leído la mente.— Sabes que.  Te llevare a la biblioteca. No confío en tí.

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