Mas vale malo conocido que bueno por conocer

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Antes de poder abrir la puerta alguien llamo a ella con tres fuertes golpes. Eny y yo intercambiamos miradas.

—Yo me encargo.— Le dije en voz baja mientras le indicaba con la mano que se escondiera.

Abrí la puerta lentamente, pero para mí sorpresa no había nadie. Que raro. Voltee para informarle a Eny.

— No es...

Algo me había sujetado de la cintura con fuerza y me arrastraba por los pasillos del edificio. Trate de girarme para ver, pero no podía apreciar que era. Seguramente era una de esas cosas que salen cuando uso las máscaras. Podía escuchar a Eny gritar mi nombre a lo lejos por los pasillos. Intenté sujetarme a algo, pero era difícil por lo rápido que íbamos. Solo tenía una opción. Sujete a la cosa y me doble hacia arriba con los pies al aire, luego los dejé la caer con fuerza como si fuesen un ancla. El suelo soltó un crujido junto a cientos de astillas, deteniendo su avance. Sus garras me soltaron de inmediato y pude girar para atacar a mi captor. Me sorprendí al ver a mi viajo amigo el boca de tiburón volteando para ver qué había pasado.

—Hola compadre.— lo saludé con una sonrisa, pero no sabia si este ya tenía esa blanca sonrisa de nacimiento o era forzada.

—Esta vez si te mataré.—Refunfuño muy amargamente.

—¿Ya conoces a los hermanos?—Este parecía confundido por lo que dije de repente.— Mira este es PU.— le golpe en el estómago con la izquierda.— y este es ÑOS.— le golpe justo dentro de esa cabeza de mandíbula de tiburón con la derecha. Como si se tratara de un juegue, salió disparado hacia fuera del edificio rompiendo la pared y dejando entrar una bocanada de fresca luz solar.— Estos gemelos son muy efectivos.

Cruce el pasillo y me asome desde el agujero. Mi viejo amigo estaba en el pavimento tratando de ponerse de pie y como buen ser humano y como no, buen amigo baje para ayudar.

—¿Te rompiste algo? ¿Están todos tus dientes?— le dije estirando mi brazo para ayudarlo a levantarse, pero este me tiró un navajazo.— vamos no seas tímido.— lo sujete de la orilla de su mandíbula y lo arroje por los aires, justo antes de tocar suelo le propine otro puñetazo en el estómago haciendo que volará al ras del concreto y terminará dando vueltas hasta chocar con un auto estacionado.— Eras más interesante.

Sin decir nada se levantó y empezó a arrojar sus navajas como en aquella ocasión que lo herí. Pero ahora tenía la fuerza de Namasu y podía desviar esas cuchillas sin problema las cuales salían volando hacia los lados con tan solo tocarlas.

—¡¿Cómo es que puedes hacer eso sin usar una máscara?!— Gruño molesto.

—¿Te sorprende? Es genial.

Este dejó de lanzar y comenzó a reír.

—¿Conté algún chiste?— dije confundido por su actitud.

—Así que te eligió.— dijo después de un rato.

—¿Cómo que me eligió? ¿Quién?— Cada vez entiendo menos.

— La máscara. Cuando ella piensa que alguien es digno se rompe y se une con su portador. Te contaré un secreto Belluz.— dijo caminando hacia mi.

—Me gustan las secretos.

Sin decir nada empezó a mutar en otra cosa mucho más grande y fea. Sus brazos de cuchilla se unieron con la boca formando unos colmillos, comenzó a crecer, los brazos que tenía en la espalda se hicieron en dos colas muy largas con púas, los dedos de las manos que tenía como pies se convirtieron en cuchillas del tamaño de las que tenía originalmente rodeando todo su cuerpo en forma salchicha que había tomado.

BelluzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora