Francamente, no podía esperar para subir este capitulo. Es que lo amo, y tenía muchas ganas de escribirlo y además no se si el lunes/martes podré subir, así que lo subo hoy como sorpresa y asdfghjkl cuando lo leais... COMENTADME HE QUE SI NO YO lloro.
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Entré al edificio, después de despedirme de Tris que se iba a hacer un par de cosas, y como no. Primera hora. Matemáticas. Brad.
Esas tres cosas no dejaban de darme vueltas en la cabeza.
Durante las últimas clases Brad y yo nos hemos sentado juntos, aunque ahora no se que va a pasar.
Como no. Entro al aula y le veo ahí. En su esquina. Ya no se a puesto delante, a mi lado, si no en su sitio de antes.
Le miré triste y el me devolvió la mirada seria, sin expresión. No esperaba otra cosa.
Me senté en el pupitre, sola, y esperé a que la profesora entrara.
Unos minutos después apareció. Tarde, como siempre.
- Buenos días clase.- dejó sus cosas y se paró un momento. Observó atentamente la clase durante un instante.- señor Simpson, ¿como es que no se sienta con la señorita Brown?
Me tensé. Tenía miedo de su respuesta.
- Digamos que... Algunas veces te sorprende lo que pueden llegar a hacer algunas personas.- dijo.
Sentía como su mirada estaba clavada en mi espalda. Eso me había dolido, y el silencio absoluto del resto de la clase no ayudaba, eso demostraba que por primera vez es su vida estaban escuchando en clase de matemáticas.
- Digamos que... Algunas veces te sorprendes con la poca comprensión que tienen algunas personas.- me defendí.
- Digamos, que yo no voy por ahí besando a otros delante de mi novio.- atacó de nuevo. Golpe bajo.
Pude oír un "ooohhh" de alguien.
- Digamos, que si veo que mi novia esta borracha y sin pleno poder de decisión, no dejo que haga ciertas cosas.- volví a contra atacar.
- Chicos ya vale..- decía la profesora, pero hicimos caso omiso. Brad se levantó de su silla.
- Digamos que no sería capaz de herir a la persona que mas me importa jamás, ni borracho.- dijo el, me levanté y me puse en frente de el.
- Chicos, sentaos, ya, o iréis al despacho del director.- advertía la profesora.
- Digamos que si esa persona me quiere tanto, y arriesga tanto por mi como dice, sería capaz de perdonar.
- Puta.- soltó.
- Imbécil.- comencé a insultar con los ojos llorosos.- capullo, te odio, te odio, de odio...- decía mientras le golpeaba el pecho y le miraba a la cara. Su expresión era seria. Intentaba que las lagrimas no cayeran de mis ojos. No iba a poder resistir mas.
- ¡Los dos! ¡Al despacho! ¡Ya!- decía la profesora.
Nos alejamos de la clase con las miradas de todos los alumnos clavadas en nuestras espaldas.
*
Y fue así como comenzó. Las citas al despacho eran mas frecuentes por culpa de Brad durante las 2 semanas siguientes. Como hoy, jueves.
Ambos estábamos sentados en dos sillas juntas en frente del enorme escritorio del director Peters.
Su silla se giró dramáticamente en plan película y nos observó con esos grandes y aterradores ojos azules. Que miedo.