7. Pensaba que tú también.

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Aquella mañana de sábado estaba particularmente molesta. Harry, Ron y Ginny, que finalmente había decidido acompañarles aún estaban en Londres viendo el partido y volverían esa noche; Ella había dicho que no porque sinceramente odiaba el quiddicht y una cosa era aguantar los partidos del colegio y otra era pasarse un fin de semana entero escuchando como sus amigos solo hablaban de lo mismo. 

Ron y ella no habían vuelto a discutir, al menos no de manera fuerte, bien es verdad que alguna noche Hermione se había ido llorando a la cama porque era evidente que Ron no la prestaba toda la atención que podía e incluso un día le había pillado bromeando en el sofá con Lavender y Parvati y no sabía si había sentido celos o era simplemente rabia de ver como siendo su amiga o su novia, Hermione siempre era un buen repuesto. 

No había vuelto a hablar con Malfoy desde el día de su tropiezo, mas allá de las bromas que gastaban en clase a Harry y Ron o de sus comentarios sobre todo lo que decían los profesores y sin embargo no había podido librarse de su olor en la bufanda. Él casi no la había nombrado en ninguna clase, a excepción de un día en el que el nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras la había echo una pregunta sobre la pluma de Fenix y Malfoy no se pudo estar callado.

-Eso lo tienes que saber Granger, tu novio tiene el pelo exactamente igual y creo que llorar también se le dá de maravilla. - Zabini le había chocado la mano y Ron había saltado de su mesa enfurecido.

-¡SUCIA RATA COBARDE! - Después de aquello el profesor, Caradoc Deanborn, antiguo miembro de la primera orden de fenix no había tenido mas remedio que mandar a Ron fuera de la clase hasta que se tranquilizara.

Deanborn era un buen profesor, tenía mas o menos la edad del Señor Weasley y según les habían contado fueron juntos a Hogwarts y eran inseparables Después de Lupin era el mejor profesor que habían tenido.

 Hermione tampoco había vuelto al arbol junto al lago desde aquel día sin embargo sabía que Malfoy si lo había echo, no había podido evitar verle a lo lejos, sentado contra el tronco con un brazo sobre la rodilla y la cabeza hundida dentro de su bufanda. Estaba empezando el invierno, de eso no cabía duda y sin embargo el parecía no tener frió. absorto absolutamente en sus pensamientos. 

Pero aquel sabado Hermione decidió bajar a los terrenos, si el mundo estaba en su contra, ella se pondría en contra del mundo.

- Vaya vaya no esperaba encontrarte aquí hurón 

- No me llames así .... y no disimules anda, has bajado solo para verme .- Draco levantó sus ojos y la vió de pie frente a el con dos grandes libros que parecían pesar más que ella entre sus brazos.

Cuando se sentó junto a él las hojas del suelo crujieron sonoramente.

-Más quisieras. - Por supuesto no lo había hecho por eso ¿Verdad? - Por cierto ....gra....gracias por los guantes.....supongo - Se levantó la manga de la túnico y los dejó entrever.

Ese detalle no se le había escapado a Hermione que los había encontrado en su mesilla una semana atrás y aun no sabía porque los había reducido al tamaño de sus manos pero los había dejado con su color original ''verde slyntherin'' , la serpiente no había corrido la misma suerte, su bordado seguía allí también, inexplicablemente, pero Hermione la había cambiado el color a exactamente el mismo que el de los guantes y ya no se distinguía. 

- No ha sido nada - se lo dijo enseñandole la manos donde lucía unos nuevos guantes verdes iguales a los de ella. Su madre se los había mandado aquel mismo día recordandole lo despistado que era. - No creo que ese color le guste demasiado a tu novio... - Hermione rió recordando la expresión de Ron cuando los vió.

CUANDO TUS OJOS SE ENCUENTRAN CON LOS MÍOS (Draco & Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora