Capítulo 4: Amor escolar

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Después de Augusto nos saltamos a mi etapa en la preparatoria. Aprendí mi lección: si no es algo formal no aceptes los besos de un hombre. 

Durante la preparatoria me sentaba tras Hugo, aquel chico tímido y estudioso que cada que sonreía hacía que mi mente se imaginara un escenario de mi besando sus labios y revolviendo sus cabellos con mis manos.

Recuerdo que le escribía cartas, que yo le mandaba chocolates (que otros se comían), que cada san Valentín le enviaba anónimamente un  mensaje, una carta o un sticker.

Mis días siempre fueron de observarlo desde mi propio silencio y desde ese silencio amarlo, siempre que me hablaba, ya fuera para un trabajo o para preguntarme cómo resolver los problemas de álgebra...siempre lograba que sonriera, él hacía mi rutina más entretenida.

Incluso tuvimos la oportunidad de interactuar un poco más, gracias a los múltiples trabajos en los que nos vimos involucrados: el proyecto de ciencias, el trabajo de literatura, las sesiones de artes y el ridículo concurso de dibujo en el que nos vimos como rivales sin siquiera llegar a serlo.

Pero mayor esperanza llegó a mi cuando nos asignaron en equipos durante un viaje escolar. Una semana entera trabajando hombro con hombro con los compañeros para sacar el trabajo a flote. Hugo no estaba en mi equipo pero curiosamente hubo intercambios de cartas entre Dylan (de mi equipo) e Isela (del equipo de él) y sin pensarlo también le envié una carta a él.

Por lo regular mis cartas nunca tenían respuesta hasta que una tarde de agosto, iniciando un nuevo ciclo escolar, él me entregó una carta al final de la jornada escolar, y sin leerla me sentí la mujer más dichosa de mi pequeño mundo. El contenido de aquella carta no importa, para mí importaba la intención; y a partir de ahí nos hicimos más cercanos.

Pero así como suceden cosas buenas también suceden cosas malas. Me enteré de que le gustaba Arianna, y por mi mente pasaron muchas veces esas ideas de dejarlo todo, pero era imposible rendirme.

También pasé por esa faceta de lanzarle indirectas. Incluso hubo una vez en la que le pregunté si le podía dar un beso. Lo decía en sentido figurado pero logré sacarlo de onda. Ahora que lo recuerdo me pregunto ¿qué habrá pensado? ¿habré causado algo en él cuando le dije eso?

Una amiga que teníamos en común era mi confidente, ella era la única que sabía de mis sentimientos por él, y un día de relajo, durante una sesión de "verdad o reto" la chica me hizo decir quién me gustaba, cuando la respuesta obviamente era Hugo. Así que para no entrar en detalles solo decidí decir "la media verdad" y solo mencionar de qué color iba vestido. Nunca me imaginé que el responder de esa manera me iba a involucrar en más problemas pues eran cuatro chicos los que iban vestidos del mismo color, así que tuve que confesarlo, tuve que decirlo; cerré mis ojos y dije su nombre: ¡Hugo!

La reacción de todos en el grupo fue completamente diferente de lo que me imaginaba. Todos lo felicitaron y le dijeron que era muy afortunado, aunque no tengo ni la menor idea del por qué. 

Pero a partir de ahí todo entre nosotros se fue debilitando. Y es que tal vez me equivoqué al decirle lo que sentía, delante de todos y sabiendo que le gustaba Arianna, pero no me quedaba de otra, soy mujer de las "medias verdades" y no iba a quedar como cobarde ante todo el grupo. Pero el defender mi valentía me costó muy caro.

Para el siguiente curso escolar, el que fue nuestro último año de la prepa, entró Alexa a estudiar con nosotros. Aún no sé por qué motivo Alexa y yo intercambiábamos cartas, pero en ellas llegó el final de mi amor por Hugo.

Un día de agosto recibí una carta de Hugo con esperanzas para mi amor, y un año después, el mismo día de agosto Alexa me entregó una carta confesándome que comenzaba a gustarle Hugo... y el resto es historia, la última carta que recibí de Alexa decía que ya eran novios.

Es increíble cómo cambian las cosas con el tiempo. Hugo fue la persona de la que duré mas tiempo enamorada. Tres años de mi vida amándolo con todo el corazón. Tres años que me dejaron la mejor lección de amores: No te enfrasques demasiado tiempo en una persona que no te hace caso.

La Terrible Vida Amorosa de Ivanna RobinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora