Recuerdos de la prepa tengo muchos, y podría mencionarlos: recuerdos con Hugo, con Dylan e Isela, risas con Keysi, que aunque es más pequeña que nosotros y que iba grados antes que nosotras siempre nos hacía pasar momentos divertidos; esos momentos de comprensión por parte de Angélica o esos consejos que solía darme Vivian... cómo no recordar esa noche en la que me dijeron que yo era la inalcanzable. Pero de todos esos hay un recuerdo que sobresale de entre todos, porque llegó a la par de que la felicidad llegara a la vida de Hugo: los graciosos momentos con Pablo.
Pablo ingresó a la prepa al mismo tiempo que Alexa. Y no puedo negar que era muy gracioso, tenía un carisma con el que lograba caerle bien a todos o al menos a la mayoría. Y yo también caí.
Recuerdo que era muy bueno con la computación y la programación, pero no le iba muy bien con la contabilidad y las matemáticas. Así que yo le ayudaba en lo que podía. Recuerdo que en la prepa yo era muy tremenda y le pasaba las respuestas en los exámenes a mis compañeros, incluso a Lalo le enviaba por teléfono las respuestas en pleno examen; pero con Pablo era diferente, él quería una calificación por sus propios méritos, fuera buena o fuera mala quería esforzarse. Así que me pedía ayuda y yo accedía sin chistar. Eso fue sumando puntos a su persona, y a las cualidades con las que poco a poco me fue gustando.
Pero que quede claro algo: Pablo y yo no éramos amigos. Al menos no en esos entonces.
Recuerdo que en ese entonces mi tío Macedonio me regaló un juego que consistía en desentrelazar clavos, y yo lo llevaba a la escuela en un intento de llamar la atención y hacerme popular. Y nadie podía descubrir el secreto. Solo yo. Y sí, conseguí mi "popularidad" por al menos dos días.
Hasta que un día, en su afán de acrecentar su ego (No es cierto, no puedo decir eso de él. Mas bien en su intento de esmerarse por un logro más) me pidió prestados mis clavos. Me pidió que le enseñara y que se los prestara para practicar. Al final lo logró, y el día de su cumpleaños le regalé mis clavos. Fue algo que en ese entonces era "muy mío" y que quería darle a esa persona que consideraba "especial", aún sin darme cuenta o aún sin aceptarlo.
Y después de eso vinieron pláticas, ayudas con nuestras tareas, y un comentario que marcó las conversaciones siguientes y que encaminó el curso de las cosas que pasaron después entre nosotros.
Resulta que en una clase sobre ideales y planes de vida Pablo comentó que quería ser papá de cuatro niños para hacer su mini equipo de futbol junto con sus hijos y la madre de sus hijos. Sí, él tenía el ideal de vida de casarse, con esa persona que lo amara y a la que él amara por el resto de sus vidas, formar una familia juntos y cumplir sus metas, sin lujos o bienes materiales, pero felices.
Y sí, con esas declaraciones movió mis pensamientos y mis ¿sentimientos?
Y al día siguiente salió con su comentario de que le gustaría ser papa.... por un momento me puse a pensar si quería decir papá pero al pronunciarlo se comió la tilde o si en realidad estaba diciendo que quería llegar a ser el sumo pontífice de la iglesia católica.
Pero yo, Ivanna la curiosa, no me iba a quedar conforme con ambas declaraciones y tampoco me iba a quedar con la duda. Así que me armé de valor y le mandé un mensaje.
Lo que obtuve de esa conversación fue que me confesara que le gustaba... nah, mentira. Pablo me dijo que había pensado en ambas cosas como planes de vida, pero que aún no había decidido nada. Cosa con la cual me hizo reir y descubrir su lado divertido (y confuso). Y se lo dije, dije algo como "eres divertido y me caes muy bien. Seamos amigos. Quisiera ser tu amiga pero no se que pienses, que tal y no te caigo bien" o algo así; el punto es que con todo y mi inseguridad se lo dije. Y me dijo que sí. A partir de ahí hablamos más y hasta cierto punto la confianza fue comenzando.
A tal grado de que me confesó que le gustaba Arianna, y me pidió consejos sobre cómo conquistar a una chica.
Y yo le ayudé. Creo firmemente en eso de seré feliz si la persona a la que amo es feliz, y con él y con los que siguieron apliqué la frase a la perfección, al grado de sobreponer su felicidad antes que la mía. Cosa de la que quizá hoy me estoy arrepintiendo. Más por Pablo. Porque de haberle dicho en ese momento que estaban apareciendo sentimientos en mi a causa de él hubiera evitado que se fuera. Hubiera sido feliz mucho antes. Pero no puedo regresar el tiempo y tampoco puedo cambiar el "ahora" con lo que estoy diciendo en este momento.
ESTÁS LEYENDO
La Terrible Vida Amorosa de Ivanna Robinson
Teen FictionIvanna Robinson tiene una terrible experiencia del amor, y a través de un pequeño cuaderno recuerda lo vivido con cada chico para finalmente decidir no enamorarse nunca más ¿Lo logrará?