Capítulo 11: Aires Nuevos, Oportunidades Nuevas

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El primer día en la universidad suele ser memorable, para mi fue caótico.
Después de mis vacaciones frustradas y de mi triste regreso inesperado, obviamente entré (de malas) a la facultad de Educación en San Sebastián; no podía dejar de pensar mis vacaciones en Caorle, tratando de evadir completamente los recuerdos de Albert o Felipe.

Sin los chicos rondando mi cabeza intenté aprovechar mi cerebro para aplicarme en la universidad; comencé a pensar con la cabeza y dejé un poco de lado al corazón. Estaba funcionando... Hasta que llegó él. Sí, un chico más a mi lista de amores frustrados.

Conocí a Igor, un chico que estudiaba educación. Un chico que por vocación había decidido entregar su vida al maravilloso mundo de la enseñanza. Un chico que a pesar de las dificultades era bastante resiliente como para seguir adelante. Pero claro, había una diferencia marcada en el carácter, la ideología, la experiencia y la dedicación con la que hacíamos las cosas.

Como siempre, yo era la chica tímida, y bueno, Igor era lo que yo describiría como el "chico malo". Le gustaba fastidiarme con comentarios fuera de lugar o chistes subidos de tono con sus amigos. Quizá el exceso de confianza tuvo que ver en que nuestra relación terminara así.
El colmo fue cuando Marisol, una nueva amiga que había conocido, hizo una apuesta con él.

Marisol aseguraba que Igor no podía gustarle a ninguna mujer heterosexual con pleno uso de sus facultades mentales, no era candidato a ello, y que al menos ella conocía a alguien que no caería ante sus "encantos"; y, por otro lado, Igor aseguraba que yo estaba enamorada de él. Lo que yo no sabía era que Marisol hablaba y apostaba por mí.
Y aunque no quise asegurar nada ni darle una respuesta a ninguno de los dos, tengo que aceptar que Marisol perdió.
Sí, ya me había enamorado de Igor. 
Y lo peor es que de esa ocasión no sé qué hizo para que yo me enamorara, ni en qué momento sucedió... Quizá fue en aquel momento en el que nos ligamos por malos entendidos y confusiones de las palabras: gustos, afinidades y una pequeña pero mala conjugación del verbo "cazar".
Al día siguiente de la liada me trataba como su novia, decía que era su novia... Parte de un juego muy a su manera, juego en el que tomo caí ingenuamente. Y del que no sabía cómo íbamos a terminar ambos...

La Terrible Vida Amorosa de Ivanna RobinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora