La Horca

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Casi no recordaba lo que sucedió después de la tragedia, solo imágenes insistentes de una Ayano aterrada y que huía cada vez que intentaba acercársele; aquello fue el golpe definitivo, aquel del cual había hablado Kyōko antes de morir, aquel que sin duda logró quebrarla completamente.
En aquella sucia celda en lo oscuridad de la noche, sus ojos no eran capaces de distinguir algo de las sombras pero aun si no podía ver bien, sabía que en sus manos aún estaban manchadas con la sangre de la rubia. Sentía tal vez en su pecho algo de rencor consigo misma pero más que lamentarse la muerte de Kyōko ella carecía de sentido en ese momento. No sabía que sentir; tristeza, ira, dolor, impotencia… soledad.
Sus ojos jamás se cerraron como recuerdo de ello se irritaron y parpadear dolía mucho, sus moretones se hicieron más visibles como prueba de su pelea y posterior golpiza hecha por la guardia real al encontrarla en la habitación de Ayano. Su garganta estaba seca y posterior a veces tosía un poco de sangre, respirar se había vuelto un tormento pero al menos recordar que le esperaba al amanecer servía de momento como consuelo de todo su dolor.
Las horas pasaron y a medida que la luz fue apareciendo dentro de su celda, con cada segundo más y más murmullos que afuera parecían aglomerarse en un solo punto. Podía sentir el momento próximo a llegar, y con ello el destino el cual había dictaminado la reina Himawari para castigar su pecado… la muerte frente a una multitud indignada.
Frente a ella se colocaron dos chicas con armaduras anunciando el momento, una abrió las rejas mientras la otra se adentraba en ella y tomaba las cadenas que mantenían las piernas de Yui atada a la pared. Yui le no volteo a ver lo que hacía, pues una tercera chica apareció en la puerta ganado la atención de Yui debido al parecido casi idéntico con Chitose, pero esta era diferente en carácter y color de ojos.
─ Chizuru-san, no era necesario que viniera a verla ─ dijo la chica que esperaba en la entrada de la celda
Chizuru por su parte tomó las cadenas que ataban las manos de Yui levantándola como si nada para mirarla directamente a los ojos. Un mal presentimiento se apoderó de Yui al ver esos ojos que estaban inundados en ira y al recibir por parte de Chizuru un fuerte golpe que la derribó.
─ no demoren ─ dijo Chizuru ─ la reina espera su ejecución ─ dicho eso se marchó por donde había venido
Las chicas recogieron a una adormecida Yui que se había cansado de seguir, y la empujaron fuera de la celda hacia el exterior de las mazmorras.
─ oye, ¿Qué acaba de pasar?
─ supongo que aún no lo sabes
─ ¿Qué cosa?
─ hace una hora encontraron el cuerpo de Chitose-san flotando sin vida en el lago
─ ¿hablas en serio?
─ Ya vez, la capitana Chizuru está muy dolida por la pérdida de su hermana
─ Pero entonces… ¿Por qué golpeo a esta chica?
─ Un local dijo ver a esta chica arrojando el cuerpo al lago a media noche
─ ¡no! ¡Eres una maldita!  ─ Yui sintió el fuerte golpe que le propinó aquella chica al enterarse de esas verdades a medias ─ ¡primero entras al palacio a robar, mataste a la señorita Kyoko y a Chitose e intentaste matar a nuestra princesa!
─ ¡Hiro cálmate! ─ dijo la otra deteniéndole ya que estaba a punto de aventarse sobre Yui ─ recuerda que debemos llevarla a que la preparen para su ejecución ─ con algo de esfuerzo logró calmar a esa fiera aunque a Yui no le importaba ─ yo también quiero hacerla pagar pero tenemos ordenes
La levantaron del suelo y la arrastraron hasta otra habitación donde la lanzaron adentro y cerrando la puerta. Dentro estaba Chizuru quien le daba la espalda. Yui trató de ponerse de pie hasta que lo logró con gran esfuerzo, Chizuru se le acercó y la jaló de las cadenas de sus manos hasta donde había una mesa con muchos instrumentos raros
─ Yo… lo siento ─ dijo Yui en un murmullo
Chizuru le ignoró y moviéndose dentro de la habitación donde empezó tomando una soga de una esquina y una especie de armadura de otra. Colocó los objetos sobre la mesa y se retiró un momento fuera de la habitación, en ese momento Yui quedó sola pero sin opciones de escapar ya que fuera la vigilaban las dos chicas que la llevaron ahí además de que carecía de la fuerza necesaria incluso caminar era extremadamente difícil.
Chizuru regreso a la habitación minutos más tarde y traía consigo un vaso con un líquido amarillento dentro ─ bebe ─ ordenó acercándole a los labios el vaso
Yui no quería nada aun si lo necesitara para seguir con vida pues de que servía si afuera le estaba esperando una cuerda que acabaría con su existencia ─ no… será igual ─ dijo apartando el rostro
Chizuru alejo el vaso de Yui para propinarle un fuerte golpe que la tiró sobre la mesa, Yui ya no quiso levantarse de ahí y dejo que la zarandearan a su antojo. Chizuru giró a la chica y usando su mano izquierda presiono sobre los labios hinchados de Yui haciendo que esta abriera la boca para luego verter dentro el líquido amarillento. Yui tosió un poco y tragó cierta parte de él, el resto corrió de su boca mojando sus mejillas.
Intentó recuperar un poco de aire girando su cuerpo para sacar el liquidó de su boca, pero el que había tragado le drenó la fuerza casi por completo. Sus ojos cerraba de vez en cuando mientras era zarandeada de un lado a otro, podía sentir aquella manos que la tocaban si ninguna consideración. Trataba de levantar sus brazos pero ya no tenía control de ellos, su estómago ardía y su respiración era cada vez más lenta e irregular.
Luego comenzó a sentir fuego por todo su cuerpo como si fuese ido al infierno sin abandonar la tierra, pero después su cuerpo se enfrió hasta el punto en el que comenzó a temblar por aquella temperatura.
Sus manos estaban atadas en su espalda, sus pies juntos amarrados por los tobillos y las rodillas. Y así fue arrastrada fuera de esa habitación hasta el exterior, donde la elevaron por una pequeña escalera de madera donde le esperaban cuatro personas.
Entrecerrando los ojos Yui vio bajo sus pies a un montón de gente que parecía rodearle, y como entre aquellas cabeza una sombra con la forma de un ovalo se balanceaba. La guiaron dos pasos más donde la soltaron, pero ella cayó sobre sus rodillas al ya no tener soporte para su cuerpo débil. Dos chicas la tomaron y elevaron y una le colocó una soga de collar.
─ Sus majestades han desistido de ver tal espectáculo pero ordenaron la pronta ejecución de esta criminal ─ a un costado una de ellas desenrolló un papel y comenzó a leer ─ Mihoko Takeda, criminal buscada por los reinos Nanamori y Gorakubu, actualmente acusada por nuestro reino Seitokai de múltiples crímenes entre ellos intento de robo de “la reliquia de Reia” nuestro tesoro más preciado; intento de asesinato de nuestra princesa; asesinato de una ciudadana; y por último, asesinato de Miss Toshinō Kyōko prometida de la princesa Ayano ─ toda la gente comenzó a abuchear y a reclamar justicia ─ y es así que como lo dictan la ley de Seitokai para múltiples crímenes, la acusada es sentenciada… a morir en la horca.
Su cuerpo se adormeció mientras en su mente llegaba la imagen de toda esa gente que la insultaba y la acusaba de un crimen que no cometió, pues la culpable había muerto y con ella la verdad que la podía liberar. Ya solo viendo entre esa gente Yui por un momento creyó ver a una chica pelirrosa de mirada turquesa pero solo eran alucinaciones. Había otra alucinación que a lo lejos ondeando su cabello morado, Ayano desvió la mirada y salió montada en un caballo alejándose de la ciudad.
Una trampilla se abrió bajo sus pies y su cuerpo cayó por ahí hasta que la cuerda que la sostenía del cuello se tensó dejándola balanceándose por sobre el suelo. Una necesidad le invadió y se dejó llevar por esta adentrándose en una profunda oscuridad, mientras los gritos y mormullos se iban apagando hasta que ya no oyó nada.
Saludos a Osiris valensky/Santy151999 y a DaenBrs16 quienes fueron los primeros en comentar, bueno no hubo más comentarios, en fin, gracias a ellos es que aquí esta otro capítulo de este fancic.
No olviden dejarme su opinión y/o critica en los comentarios, así me ayudan a seguir mejorando, o empeorando, eso ya depende de sus palabras,
Bueno yo me despido y nos leemos otro día.




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