Esclava

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Yui les quedó mirando con una cara de confusión y pánico, sabía bien lo que Chinatsu era capaz de hacer pero desconocía la realidad de Akari para unírseles. No estaba entendiendo nada, solo disponía de sus propias conclusiones y esas le decían que las cosas no saldrían bien para ella.

─ ¿Por qué Akari? ─ si quería respuestas debía conseguirlas por cuenta propia ─ ¿Por qué eres aliada de ella? ¡¿Acaso se te ha olvidado lo que ellas nos hicieron?!

─ Lo siento mucho Yui-chan ─ la pelirroja se desvanecía en su propia mentira ─ las cosas no son como crees

─ ¿Cómo yo lo creo? ─ ella era su amiga, su única amiga que le quedaba, la única en quien podía confiar ─ es cierto que necesito respuestas, pero ¡nadie me las quiere dar! Solo se dedican a atormentarme y jugar conmigo y con lo que amo

─ Yui-chan ─ Akari quiso correr hacia ella para demostrarle que se equivocaba y que jamás dejara de quererla, pero antes de hacerlo Chinatsu la detuvo tomando de la mano

─ Yui-senpai ─ dijo Chinatsu ─ somos solo peones en este estúpido juego, yo jamás... jamás quise que a ustedes dos le pasara algo malo ─ Chinatsu soltó la mano de la pelirroja quien enseguida corrió y abrazo a su amiga

─ Akari ─ Yui rodeo a la chica en un fuerte abrazo pues nada aun de lo que había pensado sobre ella era suficiente como para lograr que dejara de sentir esa conexión especial.

─ no podemos darte las respuestas ─ dijo Chinatsu acercándose a ella con los brazos abiertos para que Yui no se alterara ─ no todas ellas

Yui miró a la pelirroja que intercambiaba mirada con Chinatsu, es eso Akari se separó de Yui y le dio la espalda luego se arrodilló y agachó la cabeza mostrando su nuca que fue fácilmente visible gracias al corto cabello de Akari.

─ Akari eso es... ─ Yui vio en la nuca de la pelirroja una marca, como una cicatriz echa por una quemadura, pero más que eso mostraba un símbolo que aunque algo difícil se apreciaba que era nada más que dos grilletes unidos por una cadena ─ el símbolo de la esclavitud

─ ¿recuerdas cómo fue que fuiste a parar a Seitokai? ─ preguntó Chinatsu a una desubicada Yui ─ es la forma como trabaja Nanamori

─ no recuerdo ─ dijo Yui moviendo la cabeza como si eso le ayudara a que los recuerdos surjan ─ Akari ¿Nanamori te hiso eso?

─ fui marcada al igual que tu Yui-chan ─ Yui llevo una mano hasta su nuca sintiendo áspera aquella parte mientras Akari se ponía de pie ─ nadie muere en Nanamori, pues ellas consideran la muerte como un regalo divino. Las almas deben ser castigadas aquí en la tierra y en ella se quebrara hasta que la piel sea arrancada de los huesos ─ Yui siempre había creído que aquella marca no era más que una simple cicatriz

─ eso quiere decir...

─ ustedes dos fueron marcadas como esclavos ─ dijo Chinatsu ─ nadie se apiadaría de ustedes y nadie sentiría lastima por sus lamentos. Serian solo objetos que alguien compraría y luego usaría hasta el cansancio, luego simplemente serian vendidas a un nuevo reino u olvidadas en una sucia mazmorra hasta que por su mente surja la idea de morir

─ tú fuiste vendida a Seitokai ─ dijo la pelirroja Akari ─ mientras, gracias a que Akane-onee-chan estaba en Nanamori, pudo liberarme sin problemas... pero cuando quise ir por ti ella me lo prohibió, pues estaba muy asustada y no la culpo

─ Pero al menos no caíste en las manos equivocadas Yui-senpai, incluso encontraste el amor aunque no haya resultado como querías ─ dijo Chinatsu

Amor Entre Dos MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora