Capítulo 3

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El carruaje ya estaba listo y los caballos demostraban su impaciencia con constantes relinchos y golpeteos de sus pezuñas por el acementado suelo  del enorme jardín, que se encontraba enfrente del castillo. Dos guardias la resguardaban, esperando a que la dueña llegará, cual no duró mucho, ya que se encontraba bajando los últimos escalones que terminaban justo enfrente de su trasporte, uno de los guardias abrió la puerta y espero para que la reina entrara.
La mayor se había volteado para ver a su hija y besarla en la frente, la ajiazul correspondió con un abrazo a su madre.

—Bueno me tengo que ir, tardaré algunas semanas, tenemos que ponerlo todo en orden.

Lapis: Sí, madre.

—Mientras trata de no pensar mucho en eso, ¿esta bien hija?.

Lapis: Esta bien.

—Disculpame por lo de ayer, te quiero mucho mi pequeña. 

Lapis: No te preocupes madre yo comprendo, y también te quiero.

Veía como el carruaje se alejaba de su vista hasta desaparecer; volvió a entrar en su enorme hogar, estaba caminando dirigiéndose curiosa a la cocina ya que había olido un dulce aroma proveniente de aquel lugar, pensó que seguramente era zafiro que se encontraba ayudando al personal a preparar ese famoso postre que siempre hacía para levantar el animo de su princesa, definitivamente su dama de compañía la conocía mejor que ella misma, al pensar eso esbozo una sonrisa ladina, dejo de sentirse deprimida y aceleró el paso.

Se encontró con zafiro tal y como lo había imaginado, estaba en la mesa dándole los últimos detalles a lo que parecía ser un pequeño pastel de vainilla con naranja decorado con pequeñas fresas y dibujos de unas flores de color azul, su dama de compañía la miro con una sonrisa, corto un trozo del postre y se lo ofreció a su princesa esta se acercó y se sentó en una de las sillas, también su amiga la acompañó, charlaban muy emocionadas por cualquier cosa, logrando que olvidará por completo aquel asunto que tanto la angustiaba.

La guardaespaldas de la peli-negra se acercó a esta, ya que anteriormente la habían mandado llamar, para que se presentará ante su majestad

—¿Me mando llamar princesa?. "inclino la cabeza en señal de respeto"

Lapis: Así es Garnet, quiero salir un rato al pueblo, ¿o tal vez ir a la playa?. ¿Tu que dices Zafiro?.

Zafiro: Es un bonito día para ir a la playa princesa.

Garnet: Muy bien majestad, prepararé el carruaje. "inclina nuevamente la cabeza marchándose luego"










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Habían llegado ya a su tan anhelado destino después de aquel desastre, en el muelle divisaban otros tipos de embarcaciones y un montón de personas, no fue difícil mezclarse entre ellos. Desembarcaron y lo siguiente que debían hacer era buscar un lugar donde hospedarse, ya que estarían allí por un tiempo, bueno hasta que logren con su objetivo lo cual sería algo difícil.

Tomaron lo que necesitarían para los días que estarían allí y bajaron del navío, había una multitud caminando de aquí para allá, niños jugando y sus madres comprando, los hombres llevando redes de pesca, subiéndolos a los barcos. Habían mercados que vendían y compraban cantidades de cosas, los escandinavos se sorprendieron por tantos lugares de comercio en sólo aquel muelle, definitivamente este sería un lugar difícil para llevar acabo lo que tenían planeado, pero la decisión ya estaba tomada; siguieron recorriendo el lugar preguntando a los lugareños sobre hospedajes pero ninguno se detenía para decirles sobre alguno, esto hizo que la joven capitana le hirviera la sangre de coraje y deseara matar a cada uno incluyendo a los niños, pero eso no seria muy moral, hacer algo así solo por estar uno molesto para los que vivían allí claro, los nórdicos ya estaban acostumbrados a cometer semejante brutalidad.
Los otros vieron las ganas de matar en los ojos de su compañera, así que decidieron descartar la idea de buscar el albergue por el momento y calmar a su capitana, que ya solo estaba a un paso de sacar su gran espada y decapitar a los que más cerca estaban de ellos. Decidieron ir a la playa que se encontraba cerca del muelle, para despejarse un poco del tumulto de gente que los irritaban.

A sus espaldas se encontraba toda esa cantidad de personas haciendo un gran barullo y las gaviotas hacían más sofocante el lugar con sus constantes graznidos robándose los peces de algún desafortunado.
La regordeta y el chico se sentaron en la arena viendo ese hermoso paisaje que brindaba el mar, mientras que la más alta solo se disponía a quejarse de las tantas personas incompetentes que habían chocado con ella y ni siquiera ofrecían una disculpa a una hermosa mujer como ella, mientras que la rubia se unió a los otros en la arena y dejando todas sus cosas en el mismo lugar.

—Maldita gente, solo saben ser idiotas. "soltaba sus pensamientos con el ceño fruncido"

Amatista: Calma P-dot, sabes que las personas son así. "dijo con un tono relajado lo típico de ella"

Rubí: Sí Peridot, relájate nos ocuparemos de ellos a su tiempo.

Perla: Aha, de lo que nos tenemos que 'preocupar' ahora es donde nos quedaremos. "puso la mano en su cintura y aun con un poco de molestia por lo sucedido"

Peridot: Sí tienes razón, ahora andan...

Fue interrumpida por un montón de niños corriendo y riendo como si hubieran robado algo y el dueño de tal cosa fuera uno de los carniceros persiguiendo a esos pequeños con su gran cuchillo, pero eso no era el caso pues corrían tan alborotados por causa de haber escuchado que la princesa se encontraba en la ciudad y era hací.

Los nórdicos dirigieron su vista hacia el correteo de los niños para encontrarse con una hermosa joven que llevaba puesto un bello vestido negro azulado con detalles blanco y dorado y un listón azul puro que estaba bordado por las mangas y el cuello abierto, además que la vestimenta hacia relucir su remarcada figura.
Los antes nombrados miraron expectantes a la hermosa joven que recibía a los niños con cariño y una gran sonrisa en el rostro demostrando lo feliz que estaba con todos esos pequeños a su alrededor. Después también observaron que había dos personas más con ella, el primero contaba con gran altura y traía puesto una armadura de color plata con detalles dorados y azul y al parecer un diamante dibujado justo en el pecho con dos dragones a cada lado de este; al parecer un soldado, la siguiente persona fue una chica más baja que traía puesto un vestido blanco con también detalles azules en el centro del pecho y en las mangas, además un listón celeste alrededor de la cintura hermosa definitivamente.

Amatista: ¡Vaya!, deben ser importantes para tener tanto lujo.

Perla: Sí, deben ser de la realeza. "respondió con una de sus manos en su barbilla analizando como toda una especialista"

Amatista: ¿Creen que sean?.

Perla: Tal vez "miro a la capitana de reojo"

Peridot: Bien si ya terminaron, tenemos cosas pendientes que hacer, ¿recuerdan?. " dio la vuelta para adentrarse al tumulto nuevamente"

Perla: Sí, tenemos que irnos.











Bárbaros entre Reyes (CORRIGIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora