capítulo tres

100 22 17
                                    

advertencia: te vas a traumar ahre

— Creo que tengo la maldición de encontrarme a la gente siempre en medio de algo —comentó Alan mientras caminaba junto al ojiazul y ojioliva.

— ¿Por qué lo dices? —preguntó Andy.

— Porque, primero, encontré a mi hermano teniendo sexo con su novia puta —comenzó a contar—. Segundo, vi a Fronzak en un encuentro intenso con Fronzilla —soltó una risa, sin aguantarse—. Y, tercero, te encuentro a ti dándole una mamada a Oliver. En serio, ustedes me hacen sentir solo porque no tengo a nadie con quien follar.

— Eres un niño, no puedes estar pensando en esas cosas —murmuró Oliver a su otro lado, haciendo cara de trauma.

— Tengo diecisiete, Oliver. Y tú tienes diecinueve, así que no es mucha diferencia. Además, cuando comenzaste a salir con Andy tenías la misma edad que yo. Nadie es santo aquí.

— Eres un niño para mí, cállate —repuso el castaño, negando con la cabeza—. Por cierto, yo creí que tú y Fronzilla estaban en algo otra vez.

Alan soltó una carcajada al oírlo y negó con la cabeza, quedándose callado unos segundos para despertar la curiosidad del otro. Miró el cielo y después hacia el frente, notando que estaban llegando a la casa de Kellin.

— Lo intentamos, pero no resultó así que decidimos quedar como mejores amigos. Al principio follábamos de vez en cuando, pero ya superamos esa etapa... supongo.

Tocaron el timbre cuando se posaron frente a la puerta y esperaron unos segundos hasta que el adolescente abrió la puerta. Les sonrió y se hizo a un lado para que entraran, y así lo hicieron. Recorrieron el, más que conocido, camino hasta la habitación de Kellin y buscaron lugares disponibles entre los que ya estaban: Vic, Alex y Jack.

— ¿Y Fronzilla? —preguntó el dueño de la casa—. ¿Por qué no vino?

— Problemas técnicos —musitó Andy—. Pasa que Alan fue a visitarlo y lo encontró con... manola —agregó, haciendo que los demás soltaran una risa.

— No le digan que les dije o me mata porque luego va a venir y, por fi, no le digan —pidió el pelirrojo—. En fin, ¿qué estaban haciendo? ¿Una orgía? Yo quiero.

— Estábamos hablando sobre lo aburrido que es todo por aquí —dijo Alex—. Es que, no sé, siempre hacemos lo mismo y como que aburre. Si no nos encontramos en el parque, nos encontramos en la casa de uno, pero, joder, ya me comienzo a cansar y eso que no estamos ni a la mitad de las vacaciones.

— ¿Te aburre estar con tus amigos? —le preguntó Vic.

— Me dueles —habló Alan de forma dramática—. Igual como que tienes razón. Deberíamos hacer algo impactante en plan que se nos vaya las ganas de hacer algo fuera de lo común.

— Como drogarnos —comentó Chris Drew, apareciendo de la nada.

— ¿Dónde estabas? —preguntó Oliver, frunciendo el ceño.

— En el baño cagando flores.

— Interesante...

— Igual no sé si quiero intoxicarme —titubeó Alex, volviendo al tema y encogiéndose de hombros—. Deberíamos... ¿salir a fiestas? ¿Ir a bares?

— Aún soy menor de edad, genio —se quejó Alan, apoyando su espalda contra la pared—. Pero no es mala idea.

— Deberíamos decirles a todos cuando vengan —comentó el mexicano—. Hacer la previa aquí en la casa de Kellin y luego irnos a alguna fiesta.

— Ya les aviso —avisó Jack, quien se había quedado callado y observando todo.

— Genial —sonrió Kellin.

— Mala idea, mala idea, mala idea —negó Hannah a través de la música—. Apenas hemos llegado a la fiesta y ya están todos alocados. ¡Mira a Fronz! Ya se puso a rapear.

— Liquor in my cup, you know we don't give a fuck 'cause a party is a party and we came to turn it up, bitch! —gritaba el pelinegro arriba de una mesa.

— No seas amargada, mi amor —le dijo Grace, riendo mientras sostenía un porro entre sus dedos.

— ¡Grace! Agh, por qué yo tenía que ser la conductora responsable —se quejó la pelinegra, haciendo un puchero.

Alan soltó una risa al ver la rabieta de Hannah y luego caminó hacia el lugar donde había alcohol, sirviéndose más en su vaso rojo. Todos se había distribuido y, con tan solo unos minutos, se habían puesto ebrios hasta la médula. El pelirrojo ni siquiera sabía de quién era la fiesta, sólo pasaron y formaron parte de ella. Según había entendido momentos después, la fiesta era de un tipo llamado Justin Trotta, alguien del colegio, pero en ese momento ya nada importaba.

Siguió bebiendo de su vaso hasta que vio que unos tipos gritaban, retando a las personas presentes para que se atrevieran a jugar al juego en el cuál tenías que embocar pelotas de ping pon en los vasos llenos de bebida alcohólica del oponente contrario. En pocas palabras, el beer pong. Y, como Alan estaba lo suficientemente ebrio como para atreverse a cualquier cosa, aceptó el reto. La multitud volvió a gritar y él vio a su oponente, resultando ser Austin. ¿Qué mierda hacía él allí? No lo sabía, pero rodó los ojos y de todas formas jugó contra él, asombrando a los ebrios presentes allí a su alrededor. A pesar de que estaba pasado de alcohol, quizá ahora al nivel de Fronzilla, pudo embocar más pelotas de lo que su hermano hizo.

— Eres un perdedor —dijo y luego soltó una risa, sosteniéndose de la mesa al tambalearse por un momento.

— Y tú un jodido maricón —le respondió Austin, a lo que el pelirrojo amplió su sonrisa y elevó los brazos al aire.

— ¡Amén!

Finalmente, Alan ganó y la fiesta continuó, haciendo parecer que no terminaría hasta el siguiente día. Su visión era borrosa y todo le daba vueltas, pero eso no le impedía besarse con el desconocido que apareció frente a él, aunque en realidad fue al revés ya que lo tomaron del brazo y simplemente lo estamparon contra la pared, besándolo con intensidad.

No supo en qué momento pasó, pero ahora estaba recostado en la cama de quién sabe quién, siendo manoseado y besado en el cuello. Soltó varios jadeos cuando el otro le tomó por sorpresa dentro de su ropa interior, comenzando a mover la mano y haciendo que el placer se apodere poco a poco de su cuerpo. Apenas notó que el hombre estaba tatuado y tenía varias formas que eran similares a las de Austin, pero no le dio mucho caso cuando decidió cerrar sus ojos y dejar que el placer fluyera por su cuerpo. Se quitaron la ropa más rápido de lo pensado y, cuando Alan menos se dio cuenta, el tipo se había adentrado en su interior, provocando que soltara un gemido y aferrara sus uñas en la espalda del castaño. La música de la fiesta se oía amortiguada por las paredes, pero los jadeos, suspiros, gruñidos y gemidos que ambos lanzaban superaba cualquier otro ruido.

— Joder, no entiendo cómo es que eres estrecho si eres tan puto —dijo el desconocido con voz ronca, aunque le sonó algo familiar—. Tenías razón...

— ¿Eh? —musitó, confundido al no poder pensar tan bien en aquél estado—. Quién er... oh, mierda...

Enfocó su vista y deseó no hacerlo, aunque en el fondo no era así. Su jodido hermano estaba arriba suyo, follándolo como a ninguno, y no podía creerlo. Quería hacer algo al respecto, pero el alcohol ya había nublado su conciencia y simplemente se limitó a mover la cadera para sentir las embestidas aún más profundas. Sí, joder, le encantaba que le dieran.

— No sé qué mierda estoy haciendo —gruñó Austin, aunque ni siquiera se detuvo.

No hubo más charla que esa ya que ambos se concentraron en sentir el placer apoderarse completamente de sus cuerpos y el alcohol influyendo en eso, provocando que los dos adolescentes terminen corriéndose. Uno fuera, otro dentro. Y cuando aquella sensación finalizó y apareció ahora las consecuencias, ambos cerraron los ojos y se quedaron dormidos sin más, importándoles una mierda todo.

perdón por tardarme en actualizar tanto en i'll let you down como acá pero es que el colegio me consume las pocas ganas de vivir que tengo y y y perdón, soy una caca

xofrnz

fatal optimist [cashby ft. others shipps]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora