capítulo cinco

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Los cabellos desordenados de color castaño claro —casi rubio— se movían gracias al viento suave que aparecía de vez en cuando, pero a él le daba igual. Se balanceaba en el columpio, viendo el césped verde y los arboles enormes y llenos de hojas, apreciando el cielo despejado y los pájaros que volaban por allí de vez en cuando. Él siempre estaba tranquilo, en paz, como si pasara las veinticuatro horas del día con el efecto de la droga encima (aunque a veces era así).

— Hey, Chris —le llamó el pelinegro de ojos verdes que recién había llegado y sentado a su lado—, ¿qué onda?

— Normal ¿y tú, Kellin?

— Pues... no lo sé. Desde ayer que estoy medio jodido.

— ¿Jodido? Ah, con razón caminas tan raro —comentó, haciendo que el otro se sintiera avergonzado—. Es culpa de Vic, ¿no? Las cosas se descontrolaron en la fiesta.

— P-pero... mierda, no sé qué hacer. Lo peor es que... siento que Vic no recuerda nada y no sé si ponerme feliz por eso o no —suspiró Kellin, balanceándose en el columpio—. ¿Qué hice yo para terminar gustando de un chico que tiene novia?

— Mira, Kellin —dijo Chris, viéndolo—, creo que deberías hablar de eso con él. Si algo pasó en la fiesta, estando ambos ebrios, creo que no es casualidad ya que dicen que las acciones hechas en ese estado son verdaderas. A lo mejor Vic sí quiso que eso sucediera.

— Lo intentaré —murmuró él.

La conversación se dio por finalizada ya que comenzaron a venir uno por uno al parque, como casi todos los días. Hannah y Grace fueron las primeras en llegar, la primera con su ternura y amor de siempre y la segunda contrario a ésta; eran opuestas, pero se veían bien juntas. Al rato también llegaron Jack y Alex, luego Vic con Fronzilla y los últimos fueron Andy, Oliver, Alan y Hayley. El grupo entero estaba presente.

— Nunca más iremos a una jodida fiesta, ¿bien? —dijo el pelirrojo.

— Que tú hayas hecho una cagada no significa que nosotros también —respondió Vic, mirándolo con diversión.

— Yo creo que estuvo genial —comentó Grace, encogiéndose de hombros.

— Igual yo —dijo Fronz—, aunque la forma en la que me despertaron no fue nada genial.

— Agh, no sé de qué se quejan si yo fui la que tuvo que quedarse observando y ayudando a todos, malditos ebrios —se quejó Hannah, haciendo un puchero.

— Pobrecita —dijo Andy—. Discúlpanos por ser tan desconsiderados.

Y luego de discutir sobre ese tema un buen rato, todos decidieron que sería buena idea ir a la playa por el terrible calor que comenzaba a hacer. Allí, en California, las playas eran enormes, con arena suave y aguas cristalinas; lo único malo era el sol que amenazaba con hacer sufrir a Alan y Andy, que eran los que tenían la piel más sensible. Al resto le importaba una mierda.

Cuando todos prepararon mochilas con las cosas necesarias para ir a la playa, incluyendo la comida, se repartieron en dos autos. En el de Andy y Oliver iban estos dos y en los asientos traseros estaban Hayley, Chris, Alan y Fronz. En el de Kellin iban Vic, Hannah, Grace, Alex y Jack. Para cuando llegaron, todos salieron corriendo de los autos como si fueran una manada de animales y se metieron sin más al agua, mientras que Andy y Alan se quedaron quietos en sus lugares, observando los desastres que comenzaban a hacer sus amigos.

— Claro, y que los esclavos saquen las mochilas —se quejó el pelirrojo. Andy rió.

Ambos tomaron las cosas, cerraron los autos con seguro y buscaron un buen lugar en aquella gran playa para así poner algunas de las reposeras, toallas y sombrillas. Se acomodaron a su gusto y se sentaron, todavía viendo a sus amigos empujarse entre ellos o haciendo competencias. Se veía divertido, pero ellos no tenían muchas ganas de que el sol les diera con todo. Habían llevado un parlante a bluetooth también, por lo que Alan conectó su móvil y colocó música. Blink-182 sonaba a todo volumen, atrayendo las miradas de las personas que se encontraban allí.

— ¿Qué te pasa? —le preguntó Andy, mirándole con aquellos ojos azules tan penetrantes—. Has estado muy amargado desde la fiesta. ¿Algo que deba enterarme?

Alan acomodó sus lentes de sol sobre la cabeza y volteó a ver a su amigo, sin saber por dónde empezar. A los únicos que le había contado lo que había sucedido con su hermano había sido a Hayley y a Fronz, ya que ellos son los que más cerca de su casa viven y siempre se metían en su habitación. Finalmente soltó un suspiro, volvió su mirada hacia el frente y habló:

— Ha pasado algo muy... turbio en la fiesta. Ni siquiera sé si sentirme feliz o no porque, para ser sinceros, me gustó y... y... mierda, es mi hermano. Follé con mi jodido hermano, ¿entiendes? ¡Fue incesto! —exclamó, atrayendo nuevamente la mirada atenta de los que estaban en la playa. Alan los fulminó con la mirada y todos volvieron a lo suyo—. Y lo peor es que ni siquiera sé si Austin lo recuerda porque lo he evitado estos últimos dos días.

— Pero, cariño, tú siempre has sentido una atracción por Austin desde que prácticamente has entrado en la pubertad y todo eso.

— No es normal —murmuró el pelirrojo, frunciendo el ceño—. Todo este maldito año he tenido encuentros raros con él, muchas veces su rostro estuvo a milímetros del mío y, joder, siento que lo hace a propósito. Además... acaba de engañar a su asquerosa novia conmigo. ¡Conmigo! ¡Su maldito hermano! Mira si la perra se entera y le cuenta a todo el mundo. ¿Qué dirían mis padres? Los arruinaríamos y ellos terminarían echándonos o algo as-

— Alan, calma. Respira —lo interrumpió el pelinegro—. ¿Te estás escuchando siquiera? Estás armando un terrible lío en tu cabeza cuando no ha sido nada más que... algo de una noche de borrachera. Estaban ebrios, Alan, y cuando uno está en ese estado siempre comete estupideces. Tú tranquilo, ¿sí? Nada malo ocurrirá.

Andy se acercó a abrazarlo y, para cuando ya estaban rodeándose con sus brazos, Oliver, Alex y Jack se acercaron a ellos con gesto de confusión. Cuando ambos se separaron y notaron la presencia de estos tres, arquearon una ceja.

— Me voy por un momento y ya me reemplazan —se quejó el castaño de ojos olivas, provocando que el pelinegro rodara los ojos y riera.

— ¿De qué nos perdimos? —preguntaron Alex y Jack a la vez.

— De un momento gay a los cuales ustedes ya están acostumbrados —respondió Alan, sacando la lengua.

A los minutos se acercaron los demás, pues de tanto joder en el mar les dio hambre y se devoraron todo en un segundo como personas normales que son. Pasaron las horas, pero los chicos no tenían ganas de volver a sus casas ya que el clima seguía siendo perfecto y poco a poco el sol comenzaba a ocultarse. Fue entonces cuando Andy y Alan corrieron hacia el agua, siendo seguidos poco después por el resto; sabían que podían dejar sus cosas allí y nadie las robaría, por lo que no se preocuparon por eso. Fronz fue corriendo y cargó a Hayley en sus hombros para después tirarse con ella al agua, luego recibiendo golpes a cambio. Todos empezaron a hacer caos otra vez, pero se divertían de ese modo.

— Algún día Alan debería hacer una fiesta en su piscina —comentó Chris con una sonrisa—, pero sólo para nosotros. No creo que soporte otra vez sus quejas.

— Si es que mi hermano se va con la puta y mis padres de viaje, entonces sí —asintió el pelirrojo, haciendo que todos vitorearan.

fatal optimist [cashby ft. others shipps]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora