Una triste despedida

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Desperté con un nudo en la garganta y una leve punzada en el pecho. Sabía yo que Margaret se iría hoy a Francia. Pero no lograba asimilarlo. Tenía tantas ganas de preguntarle que podía hacer en la situación que estaba pasando. Pero no quería que se marchará con una preocupación más. Me levanté dispuesta a alistarme y bajar a tomar mi desayuno cómo de costumbre. Salí de mi habitación cruzándome con Christopher quién se venía levantando igual.
-Buenos días.- murmure sin esperar una contestación de su parte.
-Buenos días.- contestó.-¿Margaret se va hoy no es así?- me miró con angustia.
-Así es.- contesté desanimada.
A todos mis hermanos nos dolía saber que Margaret se tenía que marchar, ella siempre ha estado con nosotros y ha sido cómo nuestra segunda mamá.
-Pero ¿sabes algo?.- me detuve en seco.
Christopher me miró extrañado.
-Margaret espera que estemos orgullosos de ella, por eso...- lo miré fijamente.-demos lo mejor de nosotros hoy para que Margaret se marche tranquila y feliz.- sonreí.
Christopher se inclinó un poco dejando escapar una leve sonrisa.
-Tienes razón.- se acercó a mi y palmo mi cabeza levemente.-Discúlpame por lo de ayer.- concluyó dejándome atrás.
Lo miré bajar las escaleras. Había pasado ya un tiempo desde la última vez que Christopher y yo hablamos solos, el nudo que sentía en la garganta hizo una vez más presencia. Esto era tan melancólico. Siempre se comporta de una manera diferente. A pesar de que me odie estoy feliz de que sea mi hermano.
Baje rápidamente las escaleras y ahí estaban todos. Cómo era de costumbre ni mamá ni papá estaban en la mesa.
-Buenos días.- saludé en lo que tomaba lugar. -Gracias Clarissa.- levante la vista a Clarissa quién estaba en la esquina del comedor colocando el pan.
-Oh de nada señorita.- sonrió.
Me dispuse a desayunar rápido. Tome mi mochila y salí de casa. En el patio estaba Terry esperándome como de costumbre.
-Buenos días Terry.- le saludé.
-Buen día señorita Annette.- me regreso el saludo.-Esta animada el día de hoy.- me miro sonriente.
-Si.- afirmé.
-Anne espera.- la voz de Margaret me hizo girarme.
Bajo las escaleras de la entrada principal y se acercó a mi con una sonrisa.
-Te acompañare hoy.- me miró.
Mi rostro se iluminó. No podía ser mejor. Margaret me acompañaría al colegio.
-¡¿En serio?!- la miré asombrada.
-Sí.- sonrió.
Ambas subimos al auto. Todo el camino veníamos abrazadas. Recordé por un momento la vez que nos mudamos por primera vez, tenía miedo el hacer una nueva vida. Dejaría atrás mi antigua casa y mis amigos.
"-Hermana tengo miedo.- dije con voz lastimosa.
-No te preocupes Anne, todo estará bien.- sonrió Margaret.
-¡La habitación más grande será mía!- exclamo Christopher.
-¡Anne!¡Mira la nueva casa tiene un patio grande!- me sonrió William.
Miré por la ventana detenidamente la inmensidad de casa que se asomaba entre los árboles.
-Mamá ¿está es la nueva casa?- pregunté.
-Si, Anne.- respondió mi mamá.
En aquel entonces yo tenía 6 años. Siempre nos mudábamos de casa por lo que era normal para mi. Pero en esa ocasión viví en aquella casa por 10 años por lo que se me hizo difícil decirle adiós. Estaba acostumbrada a tantos cambios pero realmente pensaba que mi antigua casa sería la definitiva. Pero lo que más me dolió fue que mis hermanos tuvieron que dejar sus vidas atrás por mi culpa. Christopher dejo a su novia meses después de que nos mudáramos. William dejo pendiente varios conciertos. Margaret dejo su trabajo y Katherine perdió su examen de ingreso al concurso de ballet. Sinceramente estaba de acuerdo a lo que decía Christopher por mi culpa por ser una maldita mal agradecida ahora estamos infelices todos.
El auto dio vuelta y quedamos de frente a mi nuevo colegio. Terry detuvo el auto.
-Margaret.- exclame con un tono de angustia.-Te tengo que pedir un consejo.- la miré sería.
Margaret me miró sería y acto seguido dibujo una sonrisa en su rostro.
-Dime.- me miró con seguridad.
-Creo que me gusta un chico.- junte mis manos entre mis piernas y agache la mirada al piso.-Pero...-dejé escapar un suspiro.-El tiene novia.- miré a Margaret directamente.-¿Qué debo hacer?-
Su sonrisa se desvaneció lentamente estaba claro que cosas así no funcionan nunca. Sabía la respuesta. Yo la sabía. Pero muy en mi interior quería que fuera diferente.
Margaret me rodeó con su brazo y beso mi frente con dulzura.
-Cuando el amor llega...- murmuró.-Nos aferramos a esa persona sin importar qué, pero hay veces que esas personas ya tienen a alguien.- me miró.
Esas últimas palabras me torcieron el corazón. Sí Nathan tenía a Deborah y parecían felices juntos.
-Lo mejor que puedes hacer Anne es... ser su amiga.- me tomó la mano.-No puedes interferir en la felicidad de alguien que ya es feliz. Pero sí esa persona te permite avanzar no merece la pena.- me miró sería.-Está lastimando a su novia y te estará lastimando a ti. No dejes que te use. Y tu no te rebajas a su nivel.- me abrazó una vez más.
Ambas bajamos del auto caminamos hasta la entrada y me abrazo nuevamente.
-Anne.- me sujetó de los hombros.-Sí su novia te pide que no te acerques a él. Hazlo.- me miró fijamente a los ojos.-No interfieras.- concluyó.
-Gracias Margaret.- le sonreí
Dolía. Realmente dolía. Quería desaparecer esos sentimientos de mi pecho.
-Bien. Nos vemos al rato Anne.- se despidió.
-¡Margaret!-grite.-Recuerda que llegaré tarde a casa.- le guiñe él ojo.-Iré con mis amigos al cine- sonreí.
Desde lo lejos hizo una seña y subió sonriente al auto. Miré como se iba. Me di media vuelta y caminé. Pase por los pasillos y llegué a mi casillero. Esperaba encontrar otra nota de amenaza o algo pero esta vez no fue el caso. Tomé mis libros y camine con tranquilidad. Rogaba no toparme en todo el día con Nathan. Cómo llamado a escena ahí venía . Sonriendole a sus compañeros. Parecía toda una celebridad. Ese cabello bien acomodado y esa hermosa sonrisa. Tan perfecto.
-Buenos días Ana.- me saludo desde la distancia.
Sentí como mi corazón se paralizó por unos segundos. Esa voz. ¡¿Porque me tiene que pasar esto?!
-¡Qué no soy Ana!- le grité desde el otro extremo.
Lo miré soltar una carcajada y continuó caminando con sus amigos. Sacudí mi cabeza y camine en dirección a mi aula. Las horas pasaron como gotas de lluvia.
-¡Anne!- exclamó Rachel.-¿Estás lista?- me miró.
-Si.- la miré decidida.
-Vamos-
Caminamos juntos a la salida y tomamos un autobús para ir a la ciudad. Por el camino contamos historias y cosas íntimas que sólo entre amigos quedan.
Finalmente tenía "amigos" por así decirlo.
-Gracias por invitarme.- sonreí. satisfecha.-La pase genial.- agregué.
-Gracias a ti por aceptar.- se acercó Raquel.
Melissa y los demás me sonreían.
-El primer día que llegaste sabía que había hecho una elección correcta.- cruzó los brazos Dylan.
Soltamos una carcajada. El tiempo pasó rápido y llegó Terry a recogerme.
-Bueno chicos.- me giré.-Muchas gracias. Me quedaría más tiempo pero tengo que despedir a mi hermana mayor al aeropuerto.- me encogí de hombros.
Raquel y Melissa se acercaron a abrazarme.
-Todo estará bien.- murmuraron ambas.
-Ánimo.- agregaron Liam y Dylan.
-Gracias chicos.- sonreí.
Subí al auto y partimos rumbo al aeropuerto. Por primera vez estábamos todos juntos. Mi madre, mi padre y mis hermanos. Todos juntos. Pasando los últimos momentos con mi hermana.
-Recuerda lo que acordamos.- me murmuró Christopher.
-Lo se.- sonreí.
Christopher caminó en dirección a Margaret con una expresión de seguridad.
-Margo, Anne y yo nos propusimos a hacer las pases.- la miró atento.
Margaret puso un rostro de asombro y abrazó a Christopher.
-Gracias.-
El vuelo de Margaret fue anunciado y pasamos uno por uno a despedirla. Realmente era una escena bastante triste y nostálgica. Mi madre no dejaba de abrazarla y besarla. Sentía nuevamente el nudo en el pecho. Finalmente llegó mi turno. Corrí y la abracé. No quería que se fuera. Necesitaba de ella.
-Anne.- me miró Margaret.-Prometí no llorar.-
Poco a poco sus ojos se llenaron de lágrimas. Nos fundimos en un abrazo y solté en llanto.
Por última vez se anunció el vuelo de Margaret y caminó firmemente dejándonos atrás. Estando lo suficiente lejos se giró y nos dio su último adiós.
La observamos marchar hasta que la perdíamos de vista.
El camino de regreso a casa fue un silencio profundo. Nadie decía nada. Una vez en casa corrí en dirección a mi habitación y me tumbe en mi cama. Pocos minutos bastaron para que soltara el llanto. Lloré toda esa noche. Rogando a Dios que mi hermana llegará sana y salva a su destino. Me quedé dormida con la esperanza de que todo fuera un sueño y el día de mañana ella estuviese en su habitación durmiendo también.

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♡♡♡¡¡Hola!! ¡¡¡¡Estoyy de regreso!!!! Mil disculpas por mi ausencia \(uwu)/ pero me había desanimado un poco u.u y además de que perdí mi novela ;-; cómo sea, gracias por leer y estaré más activa lo prometo *u*
Hasta el próximo capítulo ♡♡♡
¡¡¡Chau!!!♡


Nunca es tarde para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora