El Comienzo

634 23 1
                                    

El comienzo.

Hoy era el día. ____(tn) Kent, partiría a Suiza para estudiar su tan ansiada carrera como actriz. No es que aquí, en Nueva York no hubiera buenas escuelas, pero conociendo el gusto de la chica sabía que pediría lo mejor. Y en verdad se lo merecía. 

Su padre era el cirujano plástico más solicitado en esta gran ciudad y era muy codiciado por las solteras y divorciadas del distrito. Puede decirse que desde que la madre de ____(tn) murió, las mujeres le han llovido al doctor Kent, no solo por ser considerado “lindo” como dicen muchas, sino también por su fortuna y mi madre lo sabía. Y esa era la razón por la que yo conseguía tanta información, por mi linda mamá, dueña de todos los chismes de la sociedad en la que vivíamos. A veces me asombraba el hecho de que sabia cosas realmente intimas y más aun que las contara sin pudor alguno, pero bueno, así es mi madre, no puedo culparla de tener una boca tan grande. 

Revisaba con cuidado mi correo, esperando noticias de Carl y Yale. Así es, yo también me preparaba para dar un paso grande a mi futura carrera de pediatría. Y bueno, la escuela no estaba tan lejos de casa y eso en parte me agradaba. No quería dejar a Melinda sola con mis padres ya que conociéndola, se volvería loca. La verdad es que ella no tenía una gran relación con ellos.

New Haven—donde se encontraba Yale— sería el paraíso en sí, ya que gozaría de un departamento solo para mí. Amaba encontrar independencia por primera vez en mi vida. Pero aun así, la idea de que ____(tn), se fuera de aquí me hacía sentir el estomago revuelto. 

Seguía reprendiéndome en la mente, diciéndome que ella ni siquiera sabía de mi existencia o si sabía, solo que nunca hemos hablado, excepto esa vez en preescolar donde se me cayó un lápiz y ella me lo dio, con una sonrisa. Nunca olvidare la manera amable en la que me vio. Fue linda conmigo a pesar de que me decían “Niall pantalones—rotos” aunque esa es una historia diferente. 

Llevaba sus típicas coletas adornadas con moños en combinación sus múltiples vestidos. Hice una mueca al estar recordando cosas que habían pasado hace más de 10 años. Era obvio que aquella chica se había olvidado de todo eso y yo parecía un idiota recordando esas tonterías. Sin embargo era difícil de olvidarla sabiendo que ella era mi vecina y que mi madre y su madre solían ser muy buenas amigas, creo que hasta fueron a la Universidad juntas. 

Manhattan solía ser pequeño a veces. Cuando supe que mi primo Connor estaba pretendiendo a ____(tn) supe eso. Manhattan era tan jodidamente pequeño. Pero claro estaba que mi primo ni ella tenían la culpa de que yo me estuviera atormentando con estos pensamientos. Es decir, sabía desde siempre que esa chica nunca me miraría. No era su tipo. Connor si lo era. Fuerte, jugador de americano, bronceado. Todo lo que una chica puede desear, según Seventeen, o bueno una de esas revistas que mi hermana adora comprar. 

Recuerdo como si fuera ayer cuando vi a mi primo, esperando en la puerta del pent—house de ____(tn) con flores y un traje, ¿Cuándo fue que empezó a usar eso? Siempre usaba pantalones cortos y camisas de tirantes, según él para mostrar musculo. SIEMPRE. 

Y entonces ella le abrió, vistiendo un hermoso vestido de flores y con una sonrisa en aquellos carnosos labios. Tomo las flores y las olio. En mi ardía algo que después descubriría se llamaban celos ya que gracias a mi enamoramiento por esa chica, nunca había estado con otra persona y no sabía el significado de esa palabra tan mortífera, tenía solo 15 por el amor de Dios. 

“Deja de espiarla, idiota” habían sido las palabras exactas de mi hermana, pegándome con un libro en la cabeza. Si, ella sabía de lo que sentía acerca de esa capitana de porristas y le hice jurar que no diría nada. Ese acuerdo con “te daré todo el chocolate que quieras” a los 8 años había valido la pena. Bueno aunque ahora habían cambiado por “Llévame de compras a tal parte”. 

Saque mi Iphone para llamar a Carl, del cual no había recibido noticia alguna y no estaba conectado en Facebook. Vaya eso era raro, demasiado raro en el. Pero me mandaba al buzón. ¿Qué diantres estaba haciendo? 

Entonces tal vez tendría que ir a visitarlo a su casa, para ver si se dignaba a contactarse conmigo. Carl había sido mi primer y único amigo después de que regrese de aquella espantosa academia militar. En si desde el primer día supimos que nos volveríamos grandes amigos al estar ambos en primera fila de la cafetería esperando la tarta de los miércoles. Carl era italiano y me agradaba el acento tan extranjero que tenia, y más que hacía que las chicas se nos acercaran, claro. Miraban mas a Carl, pero yo gane una que otra novia gracias al que ya consideraba mi hermano. Juntos iríamos a Yale y sabia que esta sería una prueba para nuestra amistad pero en verdad sabia que la podíamos superar.

El sabia de mi eterno enamoramiento por ____(tn) por lo que nunca se acerco a ella y a ninguna de sus amigas, era por eso y porque ellas tenían a sus deportistas musculosos, los que evitábamos a toda costa. 

Bueno excepto Ali —como casi todos en el mundo la llamaban, pero en si yo prefería mas ____(tn)— que tenia a mi primo Connor. Aunque conociendo a ese chico, la había estado engañando desde la tercera cita, cuando supe que se había acostado con una chica mayor de 17, ¿Cómo era que se llamaba? Quién sabe. Pero no podía reclamarle al chico. Yo no conocía a ____(tn) y luego el sospecharía. Así que lo deje pasar, y lo he estado dejando pasar desde ese tiempo. Para ser exactos por 3 años. De hecho. Han pasado 3 malditos años juntos. No sabía muy bien que pasaba entre ellos, pero para ser sinceros, ____(tn) no lo merecía. Si supiera lo que le hacía cada vez que se iba con sus amigas. 

Mande como 10 jodidos mensajes en el buzón de Carl y me desespere. Vaya idiota. Deje el celular en la mesa de aquella computadora de escritorio para ir en busca de mi mejor amigo.

—Mamá, voy a salir, no tardo. —ahora estaba en la entrada de mi casa, 

—Está bien hijo, pero regresa antes para despedirnos de Ali —comento y trate de ahogar una risa. “Gracias madre, ahora no volveré hasta la cena para no tener que verla cuando deje este lugar y me duela menos el hecho de que ya no la volveré a ver” 

—Claro. —fue lo único que conseguí decir y salí de la casa dando un portazo dirigiéndome al elevador.

¿Cómo sería la vida sin ____(tn) Kent en mis pensamientos? No lo sabía, pero pensaba y Carl también lo hacía, que un cambio en mi sería mucho mejor ahora que estaría alejado de esa chica succiona mentes. 

Solo faltaban unas horas, pero no. No podía verla irse sin siquiera haberle hablado alguna vez. No lo soportaría y la culpa me comería. 

Oprimí el botón del elevador para poder bajar y buscar a mi mejor amigo. ¿No sabía que lo necesitaba en mis momentos dramáticos? Pero bueno, esto era como cuando te golpeabas y te salía una herida, después te ponían el desinfectante y cuando creías que era el peor dolor del mundo, dejaba de arder y te sentías mejor. Esperaba que así fuera mi reacción.

Me adentre al elevador, el cual gracias al cielo no tenía a ninguna persona y suspire, oprimiendo que bajara al primer piso. La puerta se iba a cerrar cuando observe como una mano la detenía.

No podía ser cierto.

____(tn) Kent se había adentrado al elevador, el mismo en el que yo estaba. No sabía cómo reaccionar así que le devolví la hermosa sonrisa que me había dado, solo que un poco más torpe. El silencio reino y mientras ella observaba a la nada, pude apreciarla mejor. Tal vez así terminaría nuestra historia. Con una simple mirada y una sonrisa. Bueno, parecía estar de acuerdo con eso. 

Hasta que todo se apago en el elevador. Esta cosa se movió, haciendo que nos tambaleáramos y de repente no se escucho nada. 

—¿Qué demonios? —dije y caí en la cuenta. Estábamos atrapados en este lugar.

Trapped |Niall Horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora