¿Podemos Amarnos Con Libertad? (ConWolf)

06- Al borde de perderte.

Si, bien. Conrart le había dicho que iba a esperarlo, que le iba a dar el tiempo suficiente para pensar, que lo amaba y que por estar con él lo esperaría todo lo que fuese. Pero el castaño comenzaba a desesperarse al no tener respuesta del rubio. Y aquella desesperación iba de la mano con el sentimiento de sentirse engañado, un pequeño pensamiento de haber sido utilizado y el deseo de rendirse.

Ya habían pasado cuatro meses (1 mes en tiempo humano) y Wolfram no le decía nada.

Ambos seguían besándose. Dormían juntos. Se trataban como una pareja melosa al estar solos y demás cosas. Pero nunca le decía nada respecto al tema. Respecto a poder estar juntos de forma pública, y realmente a Conrart comenzaba a desesperar le totalmente.

¿Por qué tomaba tanto tiempo? ¿Por qué al menos no le decía mínimo una sola cosa? ¿Por qué carajos se comportaba como si nada? El solo quería poder estar con Wolfram en público, poder besar lo sin importar quien estuviese en frente o quien pudiese verlo. Sin importarle estar en cualquier lugar. Lo único que quería era poder amar al menor con libertad.

Wolfram por su parte, no sabia que hacer.

Por más que pensaba y pensaba, la solución jamás llegaba a todas sus dudas, sus incógnitas, sus miedos, sus inseguridades. Jamás podía encontrar la solución para poder resolver siquiera la mínima de sus preguntas ...¿Acaso su amor por Conrart no era suficiente? ¿Acaso el no tener respuestas era una señal de que no debía estar con Conrart?

Él sabia que no estaba siendo nada injusto. Ni con sigo mismo ni mucho menos con la persona que amaba. Pero tampoco podía sentirse tranquilo, no sin tener una respuesta clara. Tampoco sin poder amar a Conrart como quería, y es que el estaba en la misma situación que el castaño. 

Él también quería amar al mayor con total libertad. Besar lo frente a quien fuera. Besar lo donde sea. Amarlo con total libertad en cualquier lugar. Pero eran sus mismos demonios interiores la razón por la cual no podía hacer nada de lo que quería. Y le dolía.

Realmente le hacía daño no poder estar totalmente en equilibrio con sus sentimientos, con sus pensamientos, con toda su persona, con su alma, con su ser, con su esencia y espíritu. 

Suspirando decidió buscar a su hermano mayor, sabiendo que estaría en alguno de los jardines del castillo. Y decidiéndose irse por el jardín personal de su madre, se encamino hacia allí.

Al llegar, descubrió que  Conrart estaba sentado en una de las bancas, y con una sonrisa en labios quiso acercarse a él. Pero una cabellera algo larga y pelirroja lo hizo detenerse y mirar la escena atónito. ¿Qué ...qué estaba haciendo ese maldito pelirrojo espía?

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El castaño se encontraba admirando las flores de su madre, reparando en no pensar todavía en aquello que tanto le hacia daño, cuando escuchó unos pasos totalmente silenciosos a su espalda, los cuales, que de no ser porque él era un soldado muy bien entrenado, no los habría escuchado en lo más mínimo. Dándose media vuelta y aun sentado, se volvió a ver a Yozak, quien había llegado recién junto al castaño al verlo tan solitario.

- Comandante -le dijo sonriendo e hizo leve reverencia.

Lo cual hizo reír a Conrad de manera  instantánea. Agradeciendo interiormente el que su mejor amigo estuviese allí -sobre todo ahora que más lo necesitaba-, lo observó con dulzura y diversión.

- Yozak, te he dicho que no hagas eso. Y no me llames comandante. Para ti siempre seré "Conrart" -le recordó, y palmeo el espacio vacío del banco a su lado, indicándole al pelirrojo sentarse a su lado.