Tomo mi mano y me invito a seguirla.
Había hecho el ridículo, eso era cierto, pero al ver su cara no demostraba ninguna emoción, estaba completamente relajada lo cual me hizo tranquilizar a mí también.
-¿Qué buscas? –Pregunte mientras caminábamos por los pasillos de mi casa-
-Tu habitación –dijo y la detuve a lo cual ella me miro mal-
-Es esta –le sonreí-
Ella tomo el pomo de la puerta y la abrió, entramos y mientras yo fui directo a mi cama sentarme, ella se quedó recorriendo cada espacio en mi habitación, miraba cada portarretrato, cada adorno, cada objeto en aquel lugar.
La última vez que ella estuvo en mi habitación mi cuarto estaba lleno poster de mis caricaturas favoritas, miles de video juegos y miles de pilas de libros, recuerdo que ella siempre pensó que me habitación era algo rara por eso, pero aun asi pasábamos horas jugando videos juegos y leyendo libros; ella me decía que era muy raro que un niño mezclara esas dos cosas tan bien, que pudiera jugar y pasar los mundos de los videos juegos de principio a fin de manera tan fácil y a la vez explicarle la teoría de Pitágoras con la misma facilidad.
Muchas personas me hacían sentir algo raro por mi inteligencia y forma de ver las cosas, y aunque era consiente en que podían tener razón aun asi me sentí fuera de lugar la mayoría de mis años en la escuela, un lugar donde se supone que ser inteligente debe ser bueno, esas personas no me hacían sentirlo asi, pero ella, ella... era como si todo eso lo ignorara y me tratara como un chico normal, un chico más de su escuela, ella siempre me hizo sentir cómodo y aun lo hace.
-Nunca quise creer la teoría en que las mujeres eran más chismosa –comente riéndome-, pero al ver cómo has recorrido mi habitación, me la estoy pensando
-No es chismosear, es ser buena observadora –dijo riendo mientras se dirigía hacia a mí, se sentó a mi lado soltando un suspiro-, tu habitación ha cambio mucho
-La última vez que entraste en mi habitación era un niño y hoy estoy cumpliendo veintiuno
-No Christian, tu habitación ha cambiado mucho –la mire algo extraño-
-¿A qué te refieres?
-No sé, antes tu habitación aunque era algo rara –dijo riendo un poco- me gustaba, trasmitía tanta alegría y tanta paz, amaba estar en ese lugar
-Las personas cambiamos Nathalia
-Lo se Christian, pero siempre he creído que aunque todos cambiamos nuestra esencia sigue siendo la misma
-¿Esencia?
-Sí, lo que nos hace felices, eso que nos hacer ser como somos
-Últimamente estas muy hippie –ella se rio un poco ante mis palabras y acomodo su cabeza en mi hombro soltando un pequeño suspiro-
-Quiero ser tu novia Christian –dijo y aunque pensé que algo dentro de mí se iba a alegrar, no lo hizo, pero creo que eso no ocurrió porque sus palabras al salir de su boca no sonaron de una buena manera-
-¿Segura?
-Si
-¿Entonces por qué lo dices de esa manera?
-Hay una frase que dice "Donde fuiste tan feliz siempre vas a regresar, aunque confundas el dolor con la felicidad."
-¿A qué te refieres?
-Quiero ser tu novia Christian –se acomodó un poco mirándome a los ojos-, en serio muero por ser tu novia
-¿Pero?
-Pero qué tal si estamos haciendo esto solo porque pensamos que nos debemos algo
-¿Deber?, ¿Qué nos deberíamos Nathalia?
-Esa relación frustrada que no pudimos finalizar cuando éramos niños
-Tienes un punto y créeme te hubiese dicho que tenías razón, que lo dejáramos asi mejor
-¿Pero? –pregunto esta vez ella sonriendo-
-Pero siempre te he visto en mi futuro Nathalia, siempre te vi en el –tome su mano mientras la apretaba un poco-, recuerdo que no quería verte, ¡Dios te juro que no quería verte!, desde ese día no quería ver o hacer algo que me recordar a ti, siempre trate de evitarlo, pero el día en que te vi en la universidad comprendí que no lo hacía por rencor, lo hacía por evitarme sentir ese amor que te tenia
-Hay algo que no te he dicho –entrelazo los dedos de nuestras manos algo nerviosa-
-¿Qué?
-Yo también estaba enamorada de ti cuando ocurrió el problema cuando éramos niños –la mire algo confundido-, no existió ninguna apuesta Christian
-Pero...
-Sabes que mi papá trabaja con el gobierno –dijo interrumpiéndome-, en esa época se estaban haciendo ciertas alianza con un país, mi papá dio cierta información que no debió dar –ella hizo una ligera pausa-, una vez llego cierto paquete a la casa, no me preguntes que es porque ni yo misma lo sé, era una niña pero pude ver el temor en los ojos de mi mamá, ella corrió conmigo y nos encerramos en el sótano hasta que llego papá, pasaron unos días muy tensos en mi casa Christian hasta que mi papá dijo que teníamos que mudarnos, su jefe lo había metido en protección a testigos –una pequeña lagrima se derramo por su mejilla-, mi mamá me hizo prometerle que no le diría a nadie todo lo que estaba pasando, que ese día seria mi último día en la escuela y tenía que despedirme de todos
-Éramos mejores amigos, ¿Por qué no me dijiste?
-No quería que nada te pasara Christian, sabía que no ibas aceptar que me fuera asi como asi, pero tenía que hacerlo, mi mamá me dijo que jamás regresaríamos
-¿Asi que decidiste lastimarme e irte?
-Quería que me olvidaras, que me odiaras, sabía que si me iba en buenas condiciones siempre ibas a estar esperándome, no quería que vivieras asi –ella bajo la cabeza mientras su lagrimas aún seguían corriendo-
-Nathalia –la llame mientras limpiaba sus lágrimas, subí un poco su mentón para que me mirara a los ojos- de nada te sirvió lo que hiciste
-¿A qué te refieres?
-Toda mi vida me la pase esperándote –ella me sonrió mientras su llanto no cesaba –
-Lo sé, por eso me prometí a mi misma que te volvería a ver
-¿Quieres ser mi novia? –Pregunte sonriendo mientras limpiaba las últimas lágrimas que caían por sus ojos-
-Si Christian, si –su sonrisa se hizo presente-
Y asi nada más, dentro de mi hubo una paz.
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Christian Bieber
Teen FictionChristian te llevara en una historia llena de luchas contra los sentimientos emocionales, pero a veces... a aveces tan solo una sola persona puede hacer que dejes de luchar. 2 Libro de la saga MR BIEBER. CopyRight© 2017 Emily Salazar Todos los derec...