Capitulo 19

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Mire ese pequeño anillo en su mano y pensé en lo que me había dicho mi padre esta mañana. Nuestra relación siempre ha sido lo que yo siempre he soñado, desde la conocí siempre tuve presente que ella era una chica extraordinaria, de esas que no consigues fácilmente, siempre lo pensé, desde que éramos muy pequeño recuerdo que solía mirarla como si fuera algo majestuoso y es que para mí lo era, para mi ella lo era todo, siempre lo fue.


-Hola –escucho un susurro, se estaba despertando-


Me acerque a ella con mis muletas colocándome de pie en su cama.


-Hola –le sonreí-, ¿Cómo te sientes?

-Aún tengo mucho dolor de cabeza

-Tu doctor me dijo que tienes un traumatismo cráneo-encefálico

-¿Por qué lo dice?

-Has sufrido mareos, tienes mucho dolor de cabeza, tienes fatiga y no estás muy concentrada que digamos

-¿Crees que deban operarme?

-Los médicos dicen que si

-No Christian, te pregunto a ti

-No soy médico Nathalia

-Lo sé, pero tú sabes mucho, confió en ti

-¿Confías en mí? –pregunte y ella me quedo mirando por unos segundo-

-Eres mi prometido y futuro esposo, claro que confió en ti

-¿Por qué firmaste la orden de no reanimación?


Sus hermosos ojos se concentraron en los míos, vi como poco a poco se fueron llenando de lágrimas las cuales comenzaron a caer por su rostro sin detenerse.


-No quiero quedar coma Christian

-Tu traumatismo en moderado, no grave –explique-

-Pero ahora en la cirugía, el neurocirujano me dijo que es posible que si en la operación mi celebro comience a hincharse por un derrame pueda quedar en coma

-Las personas despiertan de los comas Nathalia

-No quiero despertar y encontrarme con que mis padres ya murieron, no quiero despertar años después, ver a mi esposo lleno de canas, con su rostro lleno de cansancio y sufrimiento por esperar que su esposa despierte de un maldito coma

-No es solo lo que tú quieras Nathalia

-Es mi vida Christian, no quiero eso para mi vida

-El día en que aceptaste ponerte el maldito anillo que te di paso a ser nuestra vida, no solo tu vida Nathalia

-Tenemos veintiún años Christian, no es tan importante

-Disculpa, ¿Qué no es importante? –Pregunte molesto-, ¿nuestro compromiso?

-No lo tomes a mal Christian

-Tomarlo a mal Nathalia, perdón disculpa es que al parecer los dos no tenemos el mismo concepto de lo que es una maldito compromiso

-Christian no estás pensando bien

-Tú eres la que no estás pensando bien, crees que puedes firmar un documento donde prácticamente dice que te dejen morir sin importarte todas las personas que te amamos

-No quiero que te quedes esperando que despierte si caigo en coma

-¡No caerás en coma!

-Eso no lo sabes Christian, todo puede suceder

-Lo sé, sé que todo puede suceder, pero al menos pensé que me amabas lo suficiente para tenerme en cuenta al firmarlo

-Te tuve en cuenta amor

-No, no lo hiciste Nathalia, es como si me estuvieses dejando, me estas dejando otra vez

-No es mi intención

-Pues es lo que estás haciendo –mi voz se quebró, di un suspiro para no entrar en llanto- me estas dejando una vez más Nathalia, me estas dejando solo de nuevo

-Amor...


Ella tomo mi mano y me jalo para que me acostara a su lado, apoyo mi cabeza en su pecho tratando de abrazarla toda, tratando de tenerla lo más cerca posible, ella comenzó a sobar mi cabello en unas suaves caricias.


-Lo siento –dije arrastrando mis palabras-

-¿Por qué?

-Por llevarte a ese viaje, por no darme cuenta que no tenías el cinturón puesto, soy un idiota

-No tienes culpa de nada bebe y no eres un idiota

-Sí, si lo soy, sabía que velocidad iba el auto, sabía las probabilidades que había de tener un accidente, sabía la densidad que tiene el hielo en las carreteras, sabía que la fricción con el hielo podía ocasionar un accidente

-Me dices que sabias las probabilidades, ¿cierto?

-Si

-Pues me imagino que sabes que habían probabilidades de que no hubiera un accidente

-Sí, pero también de que hubiera, y ocurrió, ocurrió un accidente mi amor

-Si mi amor, pero no podías saber si nos ocurría a nosotros –ella tomo mi mentón y lo subió con delicadeza para que la viera a los ojos-, no podías saber mi amor, no podías prevenirlo

-No me dejes Nathalia, por favor no lo hagas

-Te amo Christian –me dijo sonriendo-

-Yo también te amo mi amor


Subí un poco para poder besarla, para poder probar esos dulces y suaves labios, esos besos que siempre me tranquilizaban, ella siempre me tranquilizaba.

Sentimos a alguien carraspear su garganta en la habitación haciéndonos separar.


-Disculpen, debo preparar la señorita Landi para su operación –dijo la enfermera-

-Señora de Christian Bieber –le corrigió ella, la mire y tenía una sonrisa en su rostro, me levante dándole espacio a la enfermera-

-Prométeme que vamos a casarnos

-Christian...

-Prométeme que vivirás para casarnos Nathalia, prométemelo

-Te lo prometo mi amor –asentí limpiándome las lágrimas de mi rostro-

-Te amo –le dije-

-Yo te amo más –le di un pequeño beso- yo te amo mucho más mi amor


Su sonrisa fue lo último que vi para que luego la enfermera se la llevara a cirugía. 

Christian BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora