Querido Matias
Creo que este es un momento justo para hablar de cuando me pediste ser tu novia. Sin duda alguna fue totalmente asombroso, aunque nada romántico a decir verdad.
Eran las 10:09 y lo recuerdo por mi hora usual de dormir, la cual es a las 10:00 PM. Mi madre ya estaba gritando como si hubiese asesinado a alguien, ya que estaba retardada por nueve minutos y me estaba despidiendo de ti, al menos lo intentaba.
Pero me pediste que me quedara un poco más y como era de esperarse acepté. Prefería hablar un poco más y aguantarme la cara de fastidio de mi madre luego, entonces pasó y citó lo que dijiste. "Sé que esto no sonará para nada romántico, pero estoy bajo presión así que ¿Quieres ser mi novia?"
Tengo que decir que para mi fue condenadamente adorable, tanto como siempre fuiste a mis ojos y dije que sí. Dije que sí y hasta ahora creo que hice bien, sin importar que tan mal terminamos, sin importar hasta qué punto hemos llegado.
Y ese día, al bajar de la planta de arriba con mis cuadernos no era la misma, simplemente no pude dejar de sonreír y casi no pude dormir de la felicidad. Porque tú me hacías feliz, tan tonto y cursi como suene lo sigues haciendo, al menos los recuerdos que tengo de ti lo hacen.
Dije que sí porque te quería, dije que sí porque pensé que nada podría salir mal. Pero, me equivoqué como tantas veces y ahora mismo estos recuerdos no me sientan tan bien como lo hacían antes, ahora desearía poder borrarlos para no extrañarlos.
Me preguntó si hice lo correcto al decirte que sí