Capítulo 15

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Algo cruzó por la cabeza de Daehyun que le hizo frenar sus movimientos. No estaba bien lo que estaban haciendo, algo le decía que Youngjae estaba muy ebrio y que por eso se había dejado llevar, ese mismo algo le decía que se estaba aprovechando del estado del menor y que debía ponerle fin a aquel toqueteo intenso. Con las manos en las caderas del castaño, lo alejó un poco de él, para tomar aire, pero también para parar aquello. Youngjae tenía los labios hinchados por el beso y respiraba pausadamente, como si el contacto hubiera succionado hasta lo más profundo de su alma. Frunció el ceño cuando el mayor se detuvo y lo miró a los ojos.

—Jae —habló Daehyun observándolo detenidamente. Estaba seguro de que la iba a cagar y que iba a perder la oportunidad, así que decidió guardar en su memoria aquellas mejillas sonrosadas, los ojos pequeños, la nariz afilada y los bellos y pequeños labios del menor—. Creo que deberíamos parar. Estás borracho y-

—No lo estoy.

Youngjae lo miró indignado y se bajó de encima de él, abrazándose. ¿Por qué insistía en que estaba pasado de copas, es que acaso olía mucho a alcohol o qué? ¿Tenía cara de que le iba a vomitar encima? O tal vez... Daehyun no estaba interesado en él y por eso no quería seguir con aquello. Aquel pensamiento hizo que su corazón se encogiera un poco.

—Jae...

—Está bien, lo siento —se peinó el cabello hacia atrás y evitó mirarlo, se sentía como una gran molestia.

El castaño dio unos torpes pasos hacia su habitación y luego se detuvo. Iba a ser muy tonto dejar al mayor allí en su casa antes de que se fuera. Tomó aire y dio media vuelta, aún sin levantar la vista.

—¿Te preparo algo de comer?

Daehyun se mordió el labio inferior. ¿Estaba siendo un idiota? Él estaba consciente de que el castaño no estaba tan ebrio, pero es que tenía miedo. Constantemente sus relaciones terminaban mal y siempre era él el único herido, no quería que se repitiera de nuevo, y más porque Youngjae le parecía diferente y no estaba en sus planes acabar en nada con él. El castaño suspiró y Daehyun decidió que debía dejar de ser estúpido. Por Dios, él quería besarlo, quería abrazarlo, sentir su piel bajo esa prenda que ya empezaba a ser un estorbo para su campo de visión. Le había prometido a su hermana ir lento, y a Himchan le había prometido que aguardaría hasta que confirmara que habían sentimientos por ambas partes, pero en aquel momento su cerebro le pedía que no esperara más.

Youngjae apretó las manos en puños mirando al suelo al no obtener respuesta del mayor. Se sentía bastante incómodo y rechazado, también un poco avergonzado. En aquel momento no dejaba de preguntarse qué estaba pensando Daehyun de él. ¿Que era un fácil, un desesperado? ¿Que se comportaba como un ofrecido? Tragó con fuerza y deseó desaparecer. Escuchó un leve susurro que le hizo salir de sus pensamientos y, al levantar la vista, vio que el pelidorado se acercaba a él, mirada fija en su persona y semblante serio. Sin saber por qué, retrocedió unos cuantos pasos hasta que su espalda tocó la pared. Daehyun se paró frente a él, mirándolo de una manera que al menor le hizo estremecer.

Se sostuvieron la mirada por un instante que a ambos les pareció eterno. Youngjae estaba perdido en los ojos de Daehyun, que en ese momento se veían tan oscuros pero al mismo tiempo tan preciosos, como si ante ellos hubiera un gran tesoro. El mayor se relamió los labios antes levantar las manos y tomar entre ellas las mejillas del menor. El castaño se ruborizó de inmediato, y más cuando el contrario le levantó un poco la cabeza y se inclinó hacia su rostro, sus labios próximos a los suyos.


—D-daehyun, no...

Estaba muy nervioso, no dejaba de pensar en que quizá Daehyun sentía asco de él, y si era de ese modo no quería tenerlo cerca. Tratando por última vez de alejarse, descubrió que el pelidorado no estaba dispuesto a soltarlo. Abrió la boca nuevamente para hablar pero el mayor ya había cortado la distancia y se encontraba besándole lenta y embriagadoramente. Youngjae no tardó en suspirar, algo en la forma de besar de Daehyun le hipnotizaba y le derretía por dentro, haciéndole ver vulnerable. Por reflejo levantó los brazos y rodeó al mayor por el cuello, acariciando su cabello y sonriendo de gusto al percibir lo lacio y suave que era. El beso se prolongó sin ninguno querer separarse hasta que sus pulmones les exigieron oxígeno. Sus respiraciones estaban agitadas, pero no se habían movido ni un centímetro de su posición.

[B.A.P] «fishing for love».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora