Epílogo

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Viernes 2 de mayo, 2014.

Yongguk exhaló y cruzó los brazos, observando el montón de cabezas metidas en sus platos que llenaban el restorán. Youngjae y Junhong ocupaban una de las mesas del local, solo que éstos no comían como los demás clientes, estaban demasiado ocupados hablando de calabozos, cazadores y princesas que rescatar. Los últimos días aquellos dos habían estado bastante unidos y habían empezado a crear una historia juntos, mezclando los gustos de ambos y obteniendo como resultado una serie de acción llena de misterios que resolver. Mientras Youngjae escribía en su portátil, Junhong dibujaba en una de sus bitácoras, con esa facilidad suya de crear personajes y espacios.

Aunque no era la primera vez que hacían eso. Normalmente, cuando salían los cuatro juntos —si Daehyun no tenía mucho trabajo que hacer—, sus encuentros consistían en, básicamente, él y Daehyun leyendo, Junhong bosquejando y Youngjae tipeando sin freno en su laptop, cada uno sumergido en sus propias cavilaciones y disfrutando del silencio y la compañía ajena. La tranquilidad era tanta que, en ocasiones, Yongguk llegaba a pensar que todo estaba en su correcto orden. Sonrió para sí, satisfecho con la nueva calma que reinaba en sus días últimamente.

—No sé a quién miras con más cariño —dijo la señora Park arrimándose a su hombro—, si a tu novio o a tu mejor amigo.

Yongguk miró a la mujer y entornó los ojos sin decir nada, ella se echó a reír y le apretó los bíceps amistosamente.

—Me gusta que sonrías, te ves más bonito.

El moreno asintió y fue golpeado en la espalda por el señor Park, quien le avisó con una sonrisa que fuera a recoger los platos de las mesas que acababan de desocupar. Youngjae levantó la vista de la pantalla de su computador al escuchar la estruendosa carcajada de los dueños del restorán y sonrió al ver el fastidio en la cara de su mejor amigo, quien había empezado a ser molestado y burlado por el matrimonio Park. Estiró el cuello y se recostó en el espaldar de la silla, un suspiro salió desde su estómago.

—¿Terminaste? —Junhong se aproximó al aparato y exhaló con admiración—. Luce bien, Jae.

Junhong había convencido a Youngjae de crear una página web para la nueva historia en la que habían empezado a trabajar, con la esperanza de mostrar al mundo el gran talento que tenía éste y dar a conocer las impresionantes ilustraciones del menor. Llevaban terminados cuatro capítulos y Junhong ya tenía listos a los personajes principales.

—Creo que a Uppie le encantará el personaje de Hellen —comentó el rubio, su acompañante rio bajito.

—Estaba por decir lo mismo sobre Guk.

Se rieron suavemente y el menor volvió a entretenerse con su cuaderno de dibujos. Youngjae lo observó con aprecio y levantó la vista cuando notó que alguien se quedaba parado a un lado de su mesa. El tipo era enorme, vestía una apretada camisilla gris y exponía unos brazos llenos de musculatura y un tatuaje que antes no estaba ahí, su cabello bronce siempre controlado. El castaño no pudo evitar abrir la boca de la impresión... y del horror.

—Vaya, vaya, pero si es Yoo Youngjae —habló el muchacho, con una sonrisa socarrona.

Junhong apartó los ojos de sus bocetos al oír la voz y vio al chico bien parecido que se dirigía a su amigo, el cual no parecía muy contento de verlo.

—Saeng, cuánto tiempo...

—Bastante —convino Saeng, y sus ojos viajaron de Youngjae al chico rubio con piel de porcelana que lo acompañaba—. ¿Nueva cita?

Junhong se sonrojó por el tono grave y casi seductor que utilizaba el recién llegado, Youngjae resopló y llevó una de sus manos a la del menor, entrelazando sus dedos.

[B.A.P] «fishing for love».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora