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Llevé a las niñas a casa y le pedí a Lehia que las arreglara mientras yo intento que Justin me conteste al menos una llamada.

Pero no.

Bien. Me gustaría pensar que llegará temprano y que al no vernos ni a las niñas ni a mi, al menos llame.

Nisiquiera sé que inventaré en esa cena. Al menos las niñas comen comida humana pero yo no. No puedo. No puedo tragar comida,  olvidé como hacerlo. Supongo que es igual que tragar líquido pero algo me impide hacerlo.

De pronto escuché la puerta de entrada abrirse bruscamente y cerrarse de un portazo. Me asomé a ver que pasaba y Justin cruzó de largo y subió a donde supongo que es nuestra habitación. No me dijo ni una palabra,  ni siquiera volteó a verme.

Lo seguí un tanto insegura. Mis piernas eran de gelatina a medida daba cada pasó. No estoy segura de si ir o no. Nunca lo había visto así,  y la verdad es que no se ve nada bien. Pero..supongo que es mi deber, como amiga, esposa y persona, preguntarle qué tiene.

-Cariño....-empujé un poco la puerta que estaba entreabierta y entré insegura.-¿Justin?-no lo veía por ningún lado. Asumí que no estaba aquí pero justo cuando iba a salir de la habitación la puerta del baño se abrió dejándome ver a un Justin bastante molesto y sin camiseta.

-Hola.-dijo en un tono apenas entendible.

-¿Qu-qué pasó? -me senté en el borde de la cama mientras el empezaba a caminar de un lado a otro por toda la habitación. -Justin basta! Harás un agujero en el suelo.- me puse de pié y tomé los costados de su cara para que me mirara.-amor.. ¿Qué tienes?

-Mi padre. -soltó en un suspiro.-Me vuelve loco, me hace la vida de cuadritos, hoy se pasó el dia llamándome,  no contesté y se le ocurrió la maravillosa idea de ir a hacerme una visita sorpresa en el estudio. Empezó a darme las charlas de ser un buen padre, y a reprocharme que mi mamá a estado enferma y como si eso fuera poco me hecho la culpa hasta del calentamiento global. Y lo peor es...que tuvo el descaro de invitarme a cenar.-arrojó la camiseta que tenía en sus manos al suelo.

-Te entiendo pero..No puede ser tan malo.-traté de sonar comprensiva.

-¿Qué? - apartó mis manos bruscamente de su rostro.-¿Lo dices en serio? ¿No puede ser tan malo?¿No puede ser tan malo que tu padre te golpeara sin razón cada vez que llegaba borracho? ¿No puede ser tan malo ver como un borracho que se supone que es tu padre le pega a tu madre hasta no poder más? En más de una ocasión fue a la cárcel Sam. En más de una ocasión mi madre estuvo días en el hospital después de ser golpeada por "su esposo". Sentirte impotente por querer hacer más y no poder. En una conferencia de prensa dijo que mis hermanos y yo no éramos de su sangre,  que eramos adoptados. Y eso no es ni la mitad de lo que hacía. ¿ Aún te atreves a decirme "No puede ser tan malo?- se sentó en el suelo, recargado de una pared y yo solo permanecía estática en mi lugar, sin saber que hacer o decir.

Estaba sufriendo, lo veía en sus ojos cristalinos, veía el rencor, el temor, la tristeza, frustración y decepción que estos recuerdos le causaban.
Es obvio que no lo obligaría a hablar con su padre, al menos no hoy.

Salí de la habitación y me dirigí a la de las niñas. Le dije a Lehia que no saldríamos y volví con Justin.

Aún seguía en el mismo sitio donde lo había dejado.

-Cariño...-me acerqué y me senté frente a él. -lo...yo... deberás lo siento. No..

-¿Sabes cual es mi 2do temor más grande?- me interrumpió y negué ante su pregunta. -Ser como él.-estaba empezando a alterarse otra vez.

-Amor..

- No quiero ser así..

-Cariño.

-Sam.. ¿Y si soy así? ¿Y si soy mal padre? ¿Y si te fallo? No quiero perderte, no quiero perderlas. No lo soportaría.

Llanto del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora