Dormiré Cuando Esté Muerto

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Protegiéndome de Él mientras hago lo que tengo.
Caminé a la mesa de castigo. Extendí la mano hacia la tijera, pero la otra mano me detuvo.

- eS Un jUegO dE DoS.
- ¡Suéltame, hijo de perra!
- nO loGrarÁs MatArme nI AsÍ.
- Estoy seguro de lo que hago.

Me libré de mi mano rápidamente, la golpeé y la dejé sobre la mesa, tomé rápidamente las tijeras...
Dentro de mi, parecía que mi cabeza iba a explotar, tenía un dolor horrible...

Hasta que la lluvia de ataques cesó.
Bajé la guardia.

- mAlA iDeA.

Me pateó el rostro y caí al suelo.

Mientras tanto, la mano que controlaba había tomado ya las tijeras, pero no estaba en movimiento, y la otra mano se acercaba a ella...

- ¡No!, ¡NO!

Me concentré de nuevo, a pesar del dolor...
Hice un movimiento rápido, y logré enterrar la tijera en el brazo izquierdo, que yo no controlaba.

- ¡AAAAHHH!
- ¡BaAAaAHhH!

Los dos caímos al suelo por el dolor.
Tomé la varilla afilada y aproveché que bajó la guardia esa cosa, y la enterré en mi pecho.

- ¡AAAAAAAAAAAHHHHH!

Los gritos de esa "criatura" eran indescriptibles, se veía como se deshacía, y eran horribles...

Con todo el dolor de mi alma, saqué las tijeras de mi brazo izquierdo, ya a punto de caerse, y lo abrí...

- ¡yA No mÁs!, ¡pOr FaVor!
- T... Tú no tu... Tuviste piedad antes... te toca sufrir....

Enterré las tijeras en mi pecho también.

Ya el dolor era insoportable, me sangraban los oídos aún dentro de mi cabeza, fuera de ella, perdía mucha sangre...

Tomé el martillo...
Me atravesé aún más la varilla y las tijeras.

Nos retorcíamos en el suelo del dolor, y esa bestia no paraba de gritar, y yo no dejaba de sangrar...

- Por el honor de todo el mundo... Yo, Cristopher Rob, ¡Te doy la bienvenida al infierno!

Comencé a golpear mi cabeza con el martillo.
Golpe tras golpe...
"Mira mamá, ¿No estás orgullosa de tener un hijo como yo?"
Gota tras gota...
"Seremos felices pronto..."
Sonrisa tras sonrisa...

- Pronto, solo habrá felicidad y esperanza...

Sonreí y di mi último golpe.

Mi cráneo estaba totalmente destruido.
Vi como esa cosa desaparecía, derritiéndose, arrastrándose por el dolor, gritando muy horriblemente.

Una lágrima brotó de mis ojos.

Dentro del cuarto de tortura o castigo, di mi último aliento, en una pelea contra mi mismo.
Pasé a formar parte de los 56 muertos, trabajadores, guardas y "reos".

Seremos felices de ahora en adelante.



































Ya lo verás, mamá, podremos dormir por fin en paz.

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