Prólogo

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El tono oscuro de Christian Grey siempre me ha preocupado, nunca comprenderé que piensa Ana, tal vez el dinero. O tal vez que sea imaginariamente perfecto. Aunque sus prácticas, también me hacen pensar, y pensar demasiado. ¿A Anastasia le habrá gustado que le hayan golpeado?. 

-Hey.-me golpea la parte trasera de la cabeza, vuelvo al mundo real, el cuarto rojo del dolor de Grey se desvanece de mi mente.-Deberías comer, y dejar esa cosa.

-Esa cosa.-respiro.-es un libro.

Kat, y su sonrisa blanca, me despierta y me doy cuenta que sigo aquí. En el instituto, en la hora de almuerzo, antes de comenzar las clases de matemática avanzada que si sigo con el mismo ritmo, nunca aprobaré. 

Veo la bandeja llena de comida completamente asquerosa y hago una mueca, la fruta puedo soportarla, pero la carne, que parece cartón, y el arroz que van sirviendo toda la semana, simplemente no. Simplemente no debería seguir siendo legal. 

-Y esta cosa.-señala la comida.-Debes comer.

-¿La quieres?

-Yo ya comí la mía.

Pongo los ojos en blanco, guardo mi libro en mi maletín, y levanto el tenedor hasta la mirada de Kat.

-Siéntate.-le señalo la silla vacía que está a mi izquierda.

-Brad vendrá en cualquier momento.-Brad.

Brad, Brad, el chico más guapo de todo el instituto, el chico más atlético también, y según Kat, el chico que tiene el miembro más grande de todo el instituto. El chico cliché que toda chica desea, hasta para algunos chicos. Por suerte no es mi tipo. Por suerte sus amigos, que son como mini clones de él, tampoco son mi tipo. Por suerte no hay nadie de mi tipo. Ni una chica, ni un chico. Que ahora en pleno siglo XXI puede gustarte hasta a un perro, pero ni los perros son mi tipo. Estoy seriamente pensando en quitarme los órganos sexuales y ser soltero toda la vida.

-Muerde.-Kat me dice cuando el tenedor esta pasando mis labios.- En vez de comer, deberías pegarte la comida en el cuerpo.

-Tal vez tú también deberías hacerlo.

-Tyler, recuerda soy porrista.-su tono orgulloso y de chica mimada vuelve.-Y una chica como yo, debe demostrar a las demás que es ser bonita.

-¿Y ese atuendo te ayuda?.-salgo en defensa de todas las personas que no han podido llegar a tener un cuerpo tan "perfecto" como el de Katherine Willford.

-Te quiero decir que este atuendo.-hace un gesto señalando lo que lleva puesto.-Comprado en Forever 21, es uno de los más votados en mi Instagram Story.

-Tal vez te sigan ciegos.-le bromeo, y ella me golpea en la cabeza. 

En realidad, su atuendo no esta tan mal, el jean ceñido le marca la figura, la camiseta básica blanco con la camisa roja de cuadros negros, sigue siendo un clásico. Y las nuevas Adidas, todo queda perfecto. todo le queda bien. Y ella lo sabe.

-Tal vez por eso, Tyler Richwood.-alza la voz.-Eres el único que se sienta solo en el instituto.

Veo a mi alrededor, y no lo niego, tal vez no sea el más popular, pero estoy bien. Las mesas llenas de chicos de diferentes grupos, los de teatro, los atléticos, los guapos, los youtubers, los nerds, los de intercambio, los frikis, y luego estoy yo. El que no pertenece a ni un grupo, el que esta bien solo.

-Puedo ser un buen lobo solitario.

-Tú no tienes arreglo.-me sonríe, Brad llega con sus amigos, coge a Kat de la cadera y la pega hacia ella, el cabello rubio de él, sobresale del moreno de mi compañera, los hoyuelos de Brad se forman cuando le da un ligero beso en las comisuras de los carnosos labios de ella.

El amigo de Brad, Zach, un chico del mismo tono pálido que el mío y unos grandes ojos azules, posa su codo en mi hombro. Le mando un mensaje de incomodidad con un gesto a Kat, que ella percibe instantáneamente. 

-Brad, cariño.-ella le acaricia el hombro, es muy alto para ser natural.-¿Me acompañas a recoger unas cosas de mi casillero?.

-Claro, nena.-le responde él y se la lleva y afortunadamente sus amigos los siguen.

Mi amiga de piel morena desaparece por la puerta, aveces creo que ella tiene razón y es la chica más guapa de todo el instituto.

La campana toca, dejo mi comida en la mesa sin importar que este prohibido, cojo mi mochila y camino hacia los casilleros para coger mis libros. El largo pasillo pintado de blanco hace resaltar a los casilleros rojos y al piso del mismo color. Las puertas también blancas, parecen desaparecer entre las paredes. Encuentro mi casillero y lo abro. Veo mis libros de emergencia, que así me gusta llamarlos, unos stickers pegados, y al fondo encuentro mis libros. Cojo el de matemáticas, el más pesado. Me veo en el pequeño espejo que tengo pegado a la puerta del casillero, que me vi obligado a poner a consecuencia de la alta tasa de acoso en los baños. Uno no quiere ser tomado mientras orina, o mientras simplemente se acomoda el cabello, que es lo que estoy haciendo en estos momentos. Le finjo una sonrisa al chico de ojos cafés que veo en el espejo. Mi cabello desaliñado, intento hacer lo que puedo con él. Acomodo el pin que llevo puesto en el lado derecho de mi casaca, mi estilo no es tan perfecto como el de Kat. Pero con unas converse, unos jeans Levi's pegados, un polo básico negro, y la casaca militar, estoy mejor que otros días. 

Todos los adolescentes de mi edad se mueven rápidamente por el pasillo, sin importar chocarse con otros.

Llego al aula y por suerte el profesor aún no llega, me siento delante de Mack, y detrás de Sophie Miller. Mack me recibe con una sonrisa.

-¿Qué tal, hermano?.-me saluda, detrás de sus lentes veo sus ojos del mismo tono que los míos, su piel bronceada me da envidia.

-Bien.-respondo y le doy fin a la conversación.

Be mine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora