Capítulo 1

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Entro por la puerta del patio de mi casa, mis padres han salido de luna de miel por aniversario, y lo más probable es que no vuelvan dentro de dos meses. 

-¿Dobby?.-exclamo en voz alta.

Mi mascota de raza Pomerania baja corriendo las escaleras, y sus pequeñas patas corren hacia mi y saltan hacia mi.

-Oh que gran saludo.-hablo con mi perro.

Le acaricio y luego de eso, me sigue a mi habitación, tiro mi maleta al suelo con cuidado de no golpear a mi Dobby. Me tiro a mi cama, y mi perro salta, y se sienta al lado mío. Lo vuelvo a acariciar, y tiro un peluche pequeño que tengo al lado de mi cama y este baja y va corriendo hacia el.

Necesito estar solo, al menos por un momento. 

Busco un libro en mi estantería, y cojo mi libro favorito para releerlo.

-Aristóteles y Dante.-exclamo en voz alta y sonrío para el libro.

Vuelvo a echarme a mi cama, y el olor de libro guardado inunda mis fosas nasales.

***

Luego de leer unas cuantas páginas, me levanto y me dispongo a bajar las escaleras y sacar a mi perro a caminar al parque que tengo a unas calles cerca.

Cojo la correa, mi perro emocionado sale por la puerta, caminamos, y los árboles son los que nos dan sombra en este calor. Mientras más avanzo, siento como mis músculos se relajan. Inhalo y exhalo. Veo el carro de mis padres parqueado delante de mi casa, pintada completamente blanca, que únicamente resaltan las ventanas y el techo caído que es un tono más oscuro que el crema. Es la única casa blanca rodeada de varias de otros colores con más vida. 

Mi perro comienza a ladrar a chicos con sus skates, ellos se ríen al ver el tamaño de mi mascota.

-A mi novia le gustaría uno.-comienza a reírse.-¿Eres ella?

El grupo de chicos comienzan a reírse, sigo con mi paso y ellos no me dejan atrás, intento acelerar el paso disimuladamente, pero mi perro no quiere dejar de ladrar.

-¿Por qué no vienes?-comienza otro.-¿Das servicios, marica?

Respiro profundamente y continuo mi caminata dejando a los chicos atrás, y afortunadamente ellos dejan de seguirme. Luego de unos diez minutos de caminata adicional llego al parque.

Piso el césped y algo en mi se siente más relajado, le quito la correa a mi mascota y dejo que camine donde desee. 

Reviso el chat de mi celular, y nada. Ni un mensaje. No hay ni un mensaje de nadie.

Saco mis audífonos blancos que guarde en mi bolsillo trasero antes de salir, lo conecto a mi celular. Busco en Spotify la playlist que siempre escucho, y reproduzco la última canción de Grace VanderWaal: "Moonlight". Sonrío levemente al escuchar lo sutil que es la letra. Y comienzo a mover ligeramente la cabeza al escuchar el rito que esta niña da. 

Cierro los ojos y dejo que la música fluya en todo mi ser. La voz de ella me inunda. El sonido de los instrumentos dejan en mi huella. Comienzo a tararear la letra, la hermosa.

Abro los ojos y mi mascota no esta a mi lado, como debería haber estado.

-Mierda.-maldigo en voz alta.

Comienzo a preocuparme y corro por todos lados hasta encontrarlo al lado de una chica de piel aceitunada, su cabellos marrones caen en sus hombros, ella voltea y me ve, su sonrisa se intensifica al ver a mi perro acercandose hacia mi.

-¿Es tuyo?.-su voz es suave, aguda y acaricia mis sentidos auditivos como lo acaba de hacer Grace.

-Ah...Sí.-tartamudeo, ella me sonríe.

-Es lindo.

-Gracias

Se levanta y su delgado cuerpo se queda en mi presencia, es tan alta como para medir igual que yo, su grácil figura me obliga a quedarme paralizado, sus delgados dedos se acercan a los míos.

-Me llamo Sarah.-se presenta.-¿Y tú?

-Tyler.

-Estoy feliz de haberte conocido.-lanza una risita nerviosa y luego se va dejándome a mi perro y a mi igual de sorprendidos.


Be mine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora