Sky POV's
Han pasado tres semanas, y ya tengo un vientre de por lo menos cinco meses.
Esto es horrible. Los antojos, las ganas de dormir, de comer para después vomitarlo; incluso, hace un día me orine en la cama, no alcance a llegar al baño, fue muy vergonzoso para mí y más que me viera Will.
Me ha repetido muchas veces que él es el Alpha de la manada más fuerte del mundo y gracias a eso no me pasara nada, pero a quien engaña, siempre dicen eso y siempre las secuestran. La nana de Will a veces se me acerca y me habla de leyendas, de cosas que supuestamente debo hacer para mantener el equilibrio de mi ser. Esto no me gusta.
Algo bueno es que mi amiga Alix apareció y ha venido a hacerme compañía. Apareció con ropa para niño porque según todos aquí, va a ser niño. Ojalá salga niña y les calle la boca a todos.
Pepito grillo no ha aparecido en estas tres semanas. Cobarde, no me ha dado la cara.
—Mi amor. —Will me abraza por la cintura y pone sus manos en mi vientre, el bebé se mueve—. Papá llegó. —habla a mi vientre.
—¿Pasa algo? —pregunto. Will se para al frente mío.
—Hoy iremos a la ciudad a comprar las cosas para mi pequeño Alpha. —Pone su mano en mi mejilla.
Por fin podré ir a la ciudad, podré buscar el libro y saber exactamente qué tengo que hacer.
Voy a mi habitación tratando que Will no me vea para bañarme. Se ha vuelto un pervertido total, quiere estar todo el tiempo encima mío, aunque le he seguido la corriente, pues porque eso haría la protagonista, ¿Cierto?
(...)
Al llegar a la cuidad todo luce exactamente igual a excepción de algunas cosas, claro. Cuando llegamos al Centro Comercial se bajaron con nosotros como 20 hombres, según Will son Gammas, Deltas, Épsilon o yo que sé, pero a todos se les hizo lo más normal del mundo. Ni el Papa u Obama tiene tantos escoltas.
Caminamos hasta una tienda de zapatos y al lado hay una librería, momento de actuar.
—Will, cariño. —Nunca pensé en decir algo así.
—Dime, Mi Luna. —Él me mira con dulzura. Si tan sólo alguien en la vida real me mirara así.
—Quiero pulpo apanado con caramelo de... cerezas y una Coca-Cola con sabor a menta. —Creo que debí pedir algo más convincente, fui una idiota.
—Okay, ya vuelvo, no te muevas. —Él besa mi mejilla y camina hasta perderse.
Camino a la librería y entro. Mis ojos se abren al ver tantos libros, casi no se puede caminar, literalmente. Por dentro tiene un aspecto de casa vieja jamás limpiada, donde vive el típico viejito loco que huele a de todo menos a bueno.
Al llegar al recibidor me encuentro con una muchacha de por lo menos unos 20 años organizando algunos libros. Tiene un vestido azul, camisa blanca, dos trenzas, medias blancas y unos zapatos rojos; se me hace conocida pero no sé de dónde.
—Buenos días, ¿en que la puedo ayudar dulce y embarazada señorita? —Ella me sonríe, y un perro café casi negro de raza Cairn terrier aparece sobre el recibidor—. Toto, ya te he dicho que no puedes subirte. —La muchacha baja al perro y me mira.
—Eh... bueno, es que vengo buscando un libro.
—¿Cuál libro? —Ella me mira expectante.
—El libro se llama: "Eres mía de mi propiedad, Mía de nadie más y solo Mía, porque yo soy El Alpha y de nadie más." —Me siento estúpida al decir ese título.
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Otra historia de hombres lobos
WerewolfLo miro con una combinación de odio y sorpresa ante lo que me ha dicho. -¿Simplemente no pudiste avisarme o pedirme permiso?- Él quita su diminuto sombrero y rasca su cabeza. -Pero si eso querías con todo tu ser-. Alza sus manos. -Sí, pero cuando te...