- ¿Por qué me haces esto Karol? - me dijo entre besos.
Me cargó subiéndome al mesón de la cocina donde hace unos minutos estábamos hablando plácidamente, busqué los botones de su camisa quitándosela por completo para luego pasar mis manos por su cuello acercándolo más a mí. Sus manos viajaban de mi cintura hasta mi trasero apretando un poco. Mis besos bajaron por su cuello haciéndolo soltar uno que otro suspiro mientras mis manos se deshacían de sus pantalones dejándolo solo en unos lindos boxers blancos de Calvin Klein. Cuando sentimos que tocaban la puerta.
- ¿Esperas a alguien?
- Es tu apartamento Ruggero. - le sonreí. - ¿Tú esperas a alguien?
- No, dejemos que toquen. - me dijo para seguir besándome, pero seguían tocando la maldita puerta y ahora su celular comenzaba a sonar. - ¡Maldición! - dijo frustrado mientras se separaba de mí para tomar su celular.
- ¿Quién es?
- Cande. - dijo torciendo un poco la boca. Pasó su mano por su cabello, se acercó a mí sobando mi pierna derecha con delicados roces y contestó. - Hola.
- ..........
- Sí, pero estoy ocupado.
- ..........
- Sí, es importante. - dijo mientras me miraba haciendo que se me encoja el corazón.
- ..........
- Pero...
- ..........
- Pensé que estabas enojada conmigo, ¡te dejé para que pensaras un poco Candelaria, no porque te quería dejar en sí!
- ..........
- No estoy con nadie, solo estoy con Karol. - bufó.
- ..........
-Pero ¡¿por qué no me crees?!
- ..........
- Ya. ¡Está bien! Ya salgo. - dijo y colgó. Me miró. - Lo siento... yo...
- Tranquilo Rugge, no me tienes que dar explicaciones. - le sonreí triste bajándome del mesón. - Me voy a cambiar y estaré en el cuarto de huéspedes. - caminé viendo como se colocaba el pantalón que hace unos minutos yo le quité.
- Karol - me llamó.
- ¿Qué? - me voltee hacia él colocándome la camisa de nuevo.
- ¿Crees que regresar con ella me va a hacer bien? - me preguntó. Aunque no me gustaba su relación, debo de reconocer que Ruggero cuando estaba con Candelaria se le veía feliz y eso me encantaba.
- ¿La quieres? - asintió. - Ahí está tu respuesta. - le traté de sonreír para luego caminar alejándome de él.
- Espera... - me llamó. - No entiendo. - me dijo sonriendo.
- Ruggero, si la quieres pues lucha por ella.
- Pero tú misma me has dicho que nuestra relación no es sana.
- Sí, pero a veces tenemos que sufrir para conseguir la felicidad. - él me miró colocándose la camisa. - Quizás yo esté equivocada y sí tengan que estar juntos.
- No quiero seguir peleando Karol.
- Entonces lucha por que tu relación sea buena Ruggero... sin engaños, sin infidelidades.
- No le he sido infiel.
- Me refería a mí. - él me miró y luego bajó la mirada.
- No puedo hacerlo.
- ¿No puedes hacer qué? - lo miré sin entender.
- No puedo dejar de acostarme contigo. - se me acercó. - Sé que en cierta forma te obligo, te trato mal, no te dejo decidir, te castigo... pero también en cierta forma me vuelto adicto a ti. - me quedé callada, estaba en shock. - Y sé que Cande no se merece esto pero...
- No Ruggero, no hay peros. - lo interrumpí. - Yo me siento mal cuando tú te acuestas conmigo estando con Candelaria. Yo como mujer me pongo en su lugar y sé que está mal, ella no se lo merece Ruggero, yo no soy nadie contra ella, aprovecha que tienes a una mujer que te ama como ella lo hace contigo, cuídala, protégela, sele fiel en todos los sentidos de la palabra. - me dolía cada palabra que le decía, estaba arrojando a Ruggero en bandeja de plata a Candelaria... pero sé que estaba haciendo lo correcto. - ¡Por Dios Ruggero, es Candelaria Molfese!
- ¿Y eso qué?
- Es famosa, es modelo, actriz, es linda, es justo la mujer que tú te mereces. - me miró a los ojos. - Me has dicho que la quieres ¿no?
- Sí.
- Que hasta le ibas a pedir matrimonio.
- También.
- Pues mira, uno no piensa pedirle matrimonio a alguien solo porque sí. - miré sus ojos, había algo en su mirada que no podía descifrar. - Te voy a decir esto como amiga y no como tu asistente personal.
- Tú no eres mi amiga. - me dijo con una pizca de gracia en sus palabras.
- ¿Entonces?
- Después te digo. - suspiré.
- Está bien, pero esta vez supongamos que soy tu amiga. - él asintió sonriendo. - Si ella te hace feliz y la quieres, lucha por ella y no la dejes ir. - me miró a los ojos para luego comenzar a caminar hacia la puerta
Caminé hacia la habitación pensando que esta conversación estuvo algo rara o bueno, Ruggero estaba raro, su mirada lo decía... pero ¿qué era?
Quizás las cosas sucedan por algo... quizás ya es hora de que deje mi obsesión por Ruggero y busque a alguien que me haga completamente feliz, así como Candelaria lo hace con él.
Pasó una hora y veo que mi puerta se abre, me levanté un poco para ver quién era y para mi sorpresa me dí con Candelaria.
