••Weak••-|kim seokjin

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En menos de 20 segundos nos damos cuenta de que es casi imposible limpiar todo el desastare correctamente en menos de 10 minutos.

Nos decidimos por tomar una bolsa de basura grande y rellenarla con todos los envoltorios y basura que encontremos por el suelo y alrededores, y mientras Jungkook hace eso, yo me dedico a amontonar platos y ollas en el lavavajillas de la cocina , pero el pasa recogiendo unos paquetes de ramen y me tropiezo, tirando así 2 platos de cerámica de una repisa de mi mamá, los dos nos miramos con pánico absoluto en nuestros rostros. La cara de Jungkook es casi un poema de lo aterrorizado que se ve, el sabe perfectamente que cada objeto de este lugar es excesivamente costoso, hasta la más minúscula mota de polvo aquí tiene un precio valuado en millones.

-Tranquilo, tal vez no eran importantes- le trató de apaciguar mientras recojo los trozos con cuidado de no cortarme y los depositó en la basura, el me ayuda no del todo convencido. Una pequeña ilustración en uno de los pedazos de cerámica es captada por el rabillo de mi ojo y mis manos sudan en respuesta.
Las siglas K.B en un tono negro y con pequeños remolinos y espirales de dorado adornan un trozo de uno de los platos. Un molesto calor en mi pecho hace que mis manos tomen más fuertemente el trozo y lo examine con mirada cauta. Trato de conectar los cables en mi cabeza para ver si puedo así recordar de por qué tengo la certeza de que es algo importante.
Y tengo ese tipo de presentimiento,como de cuando sientes que olvidas algo importante y luego tratas de recordarlo y solo encuentras un vacío negro y obscuro y solamente logras confundirte más a ti misma tratando de rebuscar dentro de ti por cada recóndito de tu memoria.

Decido restarle importancia, más que todo para no aterrar más aún a Jungkook que está a punto de desmayarse aquí en la cocina. Levantamos los trozos que quedan y los soltamos en la bolsa delicadamente ya que tal vez pueda arreglarlos después, nos ponemos de pie y sacudimos nuestras ropas, nos miramos y sonreímos.

-Bueno, por lo menos ya terminamos de limpiar- Estira los brazos y se revienta los dedos de las manos, asiento pausadamente dándole la razón. Pero como si alguien allá arriba estuviera riéndose de nosotros la puerta cruje sacándonos a mi a Jungkook los pocos colores en nuestra cara que quedan, nos paralizamos por unos 2 segundos y cuando reaccionó yo, ya que el todavía sigue sin saber qué hacer, tomo la bolsa mientras corro hacia el armario debajo la escalera y casi derrapando la escondo allí.

Jungkook se coloca a mi costado al parecer ya consciente y nos quedamos como estatuas, con los brazos rectos en torno a nuestro cuerpo y sonrisas grandes como de maniacos que no ocultan nada.

La puerta es abierta y la mujer que veo frente a mis ojos casi hace que me desmayé de la misma impresión.

¿Que hace ella aquí?

Su cabello negro obscuro cae en cascada hasta poco después de sus hombros, liso y brilloso, como lo tienen las famosas de los comerciales de la tele, el conjunto color beige que trae está tan liso que creo que lo plancho unas mil veces antes de salir, tiene puestos esos malditos zapatos negros que siempre trae consigo y sus labios están pintados de su característico rojo sangre, que en contraste con su hermosa y tersa piel, tan blanca y perfecta como siempre, queda como una mismísima pintura hecha por algún pintor famoso, de esos que tanto a ella tanto le gusta hablar.

-Hermana- es lo único que logró articular mientras ella me da una sonrisa completa mostrando sus perfectos dientes blancos que hacen sentir envidia a todos los dentistas.

El rostro de Jungkook no tiene ni una pizca de color, su boca está semi abierta, y hasta podría jurar que veo un hilillo de baba escurriéndose por ella, y no lo culpo.En efecto es difícil deducir que la famosa, hermosa y talentosa Bae Suzy sea mi hermana, es que ¿quien es su sano juicio diría que compartimos el mismo A.D.N?. Hasta yo tengo mis dudas a veces, y si realmente lo hacemos, exijo mi reembolso, creo que no fueron del todo justos con mi parte.